16 marzo, 2008

Poema dominguero

La mano abre el libro.
Navegaciones.
Tientan los ojos
los pliegues húmedos.
Unos dedos prudentes
se deslizan,
repasan
la mancha oscura,
se paran en los márgenes.
Poseer con los ojos
no basta. Al cerrarlos
quedan posos
como líquenes.
Fundidas, confundidas,
duermen las ansias
tras la consumación.
Ya somos otro.
Pasión hermafrodita

1 comentario:

Rafael Arenas García dijo...

Domingo de inspiración por lo que veo. Enhorabuena por el blog. Me alegra volver a disfrutar con tu ironía.