1.
Riiiing, riiiiing
- Dígame
- Mamá, mamá, soy Deme.
- ¿Quién?
- Deme. Demetrio, mamá, tu hijo.
- Deme, mi niño, cómo estás.
- Mami, tengo una gran noticia
- Cuál, cuál.
- Me acaban de nombrar vicerrector de calidad, mamá, no te lo vas a creer
- ¿Qué dices de un bimotor?
- No, no, vicerrector, vicerrector. Vicerrector de calidad, mamita, ¿no es increíble?
- Ay, mi niño, qué alegría. ¿Qué quiere decir de calidad, Deme? ¿Por qué no de dineros o eso?
- Mamá, qué cosas preguntas. De calidad es lo máximo, ¿no te das cuenta? De ca-li-dad. Creo que quiere decir que me nombran el vicerrector mejor, el de más cualidades, el vicerrector más total, mami, el numberguán.
- Ya lo decía tu padre, que en gloria esté: este niño ha nacido de pie. La primera vez que se lo oí fue cuando te tiraste por la ventana porque decías que podías volar como las mariposas y tuviste la bendita suerte de caer sobre el toldo de la zapatería. Menudo susto, me acuerdo de que…
- Mamá, mamá, no te enrolles, que voy fatal de tiempo. Precisamente el rector nos ha convocado dentro de una horita a todos los de su equipo para asignarnos tarea y todo eso. A ver qué me da a mí, verás qué interesante.
- Bueno, hijo, ve, anda. No te olvides de darle saludos a Marita de mi parte. ¿Qué tal está?
- Mamá, te recuerdo que nos separamos el año pasado. Si no quieres asimilarlo es cosa tuya.
- ¿Y el niño? ¿Sigue bien el niño? ¿Está contigo?
- El niño está pasando este curso en Nueva York, mami, ya te lo había contado. Tengo que irme. Te quiero mucho.
- Adiós, hijo, adiós, y enhorabuena por lo de vicealcalde.
2.
Despacho del rector. El rector, de pie. Más tarde se sienta, en silla alta. Demetrio Gorriti está sentado en un sofá.
- Gorriti, ¿qué tal me ves?
- Bien, muy bien, rector. Magnífico.
- Gracias, Gorri. ¿Te parece que me queda bien esta americana? Es nueva.
- De maravilla, te sienta de maravilla. Magnífica americana.
- ¿No crees que cuando la abrocho me tira un poco de la sisa?
- Yo diría que no. Se llevan entalladas esta temporada.
- Lo sé. Es de Hugo Boss. La casa por la ventana, Gorri, pero no se es rector todos los días.
- Que sea por muchos años, rector, por muchos años.
- Gracias, Gorri. Y tú que lo veas. Vamos a hacer grandes cosas juntos.
- Sí, sí. Estoy a tus órdenes rector
(Demetrio hace ademán de levantarse, pero el rector lo detiene posándole una mano en el hombro. El rector se sienta en su silla).
- Bueno, Demetrio, vamos a lo nuestro.
- Estoy impaciente, rector.
- Sabes que te quiero en calidad.
- Me siento sumamente honrado. Creo que no me lo merezco.
- Es posible que no, pero lo he decidido así y decidido queda.
- No te defraudaré, rector.
- Vale, vale. Bueno, por el momento vas a ocuparte de las encuestas de los estudiantes y de las auoevaluaciones del PAS y del PDI. También te pido que de aquí a tres meses prepares un programa de control calificado de calidad. Lo llamaremos CONCACA.
- Esto…. Bien, bien. Y qué más.
- ¿Qué más? ¿Te parece poco? La calidad, Gorri, la ca-li-dad. Importantísimo. Y encuestas, muchas encuestas. Todas las semanas hay que pasar a todo el personal una encuesta de calidad. Que si qué tal esto, que si qué tal lo otro. Con muchas preguntas. E informes, que todos dios haga un informe diario sobre su calidad. Diario, sí señor. De tres páginas, mínimo. Y un sistema de evaluación de la calidad de la evaluación de la calidad. Lo llamaremos programa de metecalidad.
- ¿Mete?
- Meta, quiero decir metacalidad, calidad de la calidad, ya sabes. Como meteoro.
- ¿Meta es calidad de la calidad? Um, suena bien: meta calidad, sí señor.
- Y las fuentes, calidad de las fuentes y de la calidad del control de la calidad de las fuentes. Ya me han llegado quejas de que algunas fuentes del campus tienen el agua turbia.
- ¿Fuentes? ¿Hay fuentes en el campus? No las conozco.
- Bueno, pues si no las hay, las creas tú para joder bien a los que se quejan. Fuentes de calidad. Y sostenibles. Evaluadas. Tendremos tres fuentes de calidad sostenible, por lo menos. Con encuestas y memorandos.
- ¿Encuestamos a las fuentes?
- No seas bestia, Gorri. Encuestamos al personal docente e investigador. Que cada semana cubran una aplicación informática sobre la calidad de las fuentes y que desarrollen competencias sobre el agua y los surtidores. Competencias transversales, tienen que ser transversales y con algo de género, lo que sea. Y haremos el día de la fuente universitaria. “Universidad, fuente del saber”. Ahí tienes el lema, para que no te agobies. Será el 17 de mayo, día de mi cumpleaños.
- Vale. Tomo nota.
- Pues ya está, ya tienes labor de sobra.
- Bien. Yo… No sé…
- Qué pasa, Gorri. ¿No te convence lo de las fuentes de calidad sostenible?
- Sí, sí, es una idea genial.
- Una idea sostenible, Gorri.
- Claro, sostenible.
- Una idea de calidad, de supercalidad. De lo tuyo, mira.
- Una idea de supercalidad, naturalmente, rector.
- Una idea cojonuda, como todas las mías. Pero esto entre nosotros.
- Sí, cojonuda entre nosotros.
- ¿Te queda alguna duda?
- Verás, no sé cómo decirlo. Me habías dicho que yo sería vicerrector de calidad, ¿no es cierto?
- Claro, ese es tu cargo. No te quejarás, ¿eh? De ca-li-dad. Estuve por llamarlo de calidad y sostenibilidad, pero se sobreentiende.
- De calidad, pues por eso. Que yo creía que, bueno, que era como un supervicerrectorado. El de más mandar, ya me entiendes. Tu segundo, por así decir, tu lugarteniente. Al ser de calidad…
- Qué bruto eres Gorri. No sé para qué te saco de Agrícolas. ¿Qué tiene que ver el mandar mucho? Para eso estoy yo, que, bien mirado, vengo a ser como un rector de mucha calidad.
- No, eso sí. Es que ya se lo había comentado a mi madre y está muy ilusionada.
- Nada, nada, tú a tu madre le explicas que la calidad es hoy en día lo principal. Y autoevaluaciones, muchas autoevaluaciones. Y también homoevaluaciones.
- ¿Homoevaluaciones o heteroevaluaciones?
- De las dos. Pero más que nada autoevaluaciones. E informes y memorandos. Y aplicaciones. Y cada semana un dossier de calidad y a tomar por el saco. Eso, quiero que pidas al personal docente e investigador un dossier semanal sobre su autocalidad. Y al PAS también, que esa gente es muy sensible y enseguida se molesta si no se le exigen autoevaluaciones de calidad.
- ¿Y a los otros vicerrectores?
- A los otros vicerrectores qué.
- Que si puedo obligarlos a autoevaluarse también. No sé, cada mes o así. Para que vean que yo soy el de calidad y que hay un poquito de jerarquía y esas cosas.
- Buenísima idea, Gorri. Ni jerarquía ni hostias. Pero autoevaluaciones vicerrectorales sí, mira, eso me ha gustado. Cada cinco días. Cada cinco días naturales un cuestionario de diez páginas para que cada vicerrector se autoevalúe la calidad. Que la gente se apoltrona si no se controla la calidad, eso está demostrado.
- Huy, qué bien. Ahora sí que me siento contentísimo. Tengo que llamar a mi madre esta misma tarde.
- Llámala, llámala, y dale recuerdos míos. Pero no te distraigas. Debes ponerte a la tarea hoy mismo. No olvides que se empieza en la calidad y se desemboca en la excelencia, que es a lo que vamos. Seremos campus de calidad excelente. ¿Te suena bien así o mejor campus de excelencia de calidad?
- ¿Sostenible?
- Eso, eso. Campus sostenible de calidad para la excelencia. Excelente, excelente. Soy un hacha, Gorri, ¿te das cuenta?
- Excelente, rector. Súper. Magnífico.
- Pues hala, hala. A lo tuyo y dile al vicerrector de Tiempo Verde que pase.
5 comentarios:
Muy divertido, pero me temo que ya puede ser una conversación real.
(Algo raro pasa con el blog: hay variasentradas que no aparecen en los índices, como por ejemplo la de 11 de mayo de 2011 sobre el conflicto entre el TS y el TC).
Desternillante, profesor.
Un abrazo.
Probablemente la calidad (¿quizás como la amistad?) es una de esas palabras tímidas que huyen de los ambientes donde son utilizadas con profusión.
Adquirí una cierta experiencia en el campo hace un cuarto de siglo... y llegó un momento en que me tuve que alejar del mismo. Sí, el concepto es importante - pero es algo que ha de reconocerse, más que mencionarse. Llegué a la obvia y banalísima conclusión de que lo que cuenta, en todos los campos, es trabajar bien, profesionalmente. Lo cual requiere, obviamente, una formación y una organización, pero sobre todo un amor al propio trabajo.
Mucho me temo -vamos, estoy prácticamente seguro- que la calidad haya sido utilizada como pretexto en tantos ambientes para favorecer e implantar programas que con ella no tienen nada que ver. En la industria, para justificar el vaciado profesional de muchos papeles técnicos, con la consiguiente devaluación laboral de los mismos. El 'sueño húmedo' de muchos teóricos de la calidad es contar con un "sistema" donde independientemente de los trabajadores, la fábrica excrete regularmente producto 'conforme a los estándares'. Producto para comprar y sustituir lo más rápido posible.
Aún así, nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo complejo donde todo lo tecnológico suele funcionar razonablemente bien, y quizás eso hay que reconocérselo a la calidad industrial. Pero no se ha empleado análogo esfuerzo en pensar qué es lo que realmente sirve. Ni mucho menos en pensar cuántos de esos productos, colectivamente, nos podemos permitir. La calidad o fiabilidad que llamemos, evitando que las cosas se nos rompan en las manos demasiado deprisa, ha sido de alguna manera el anestésico que ha evitado o desplazado estas discusiones.
Las contradicciones están a la vista. Nos vanagloriamos de los sistemas de calidad, nombramos Directores, Vicepresidentes de calidad, lanzamos planes estratégicos de calidad ... y al mismo tiempo buscamos y recomendamos (bajando el tono de voz, acercándonos íntimamente al aconsejado) productos "hechos artesanalmente", "en casa", "a mano"...
La generalización del concepto fuera de la industria, estirándolo hasta lo inverosímil, ha sido preocupante.
En los servicios conocemos todos el impacto. Al par que se extendían los sistemas 'certificados' de calidad, con tanto de reluciente diploma, y se llenaban la boca del 'enfoque al cliente', se han construido barreras y barreras cuyo resultado (por supuesto que buscado) es la derresponsabilización completa de la empresa: uno puede estar al teléfono horas, pulsando códigos abstrusos y escuchando un mixto de instrucciones mecanizadas y musiquillas infames, sin obtener nada, como no sea llegar a un desgraciado/a que no tiene ni competencias, ni autoridad, ni nada para resolver el problema.
Y en las administraciones ¡puf! El ejemplo de la bitácora es certero. Proliferan cuestionarios de 'satisfacción del cliente' ¡horror! dirigidos por la Unidad X a sus 'clientes internos' cuyo único resultado demostrable -espero que pronto sea investigado- es el de irritar a tales clientes internos y reducir -aún más- la opinión que tienen de la Unidad X.
Mal, muy mal están las cosas cuando en actividades humanas esenciales no percibimos al vuelo, o al máximo con alguna suave pregunta indirecta, la satisfacción de quien ha recibido sus resultados. Cuando acariciamos al gato y no ronronea...
Y mal, muy mal están las cosas cuando entonces no se corrige el tiro, sin que valga excusa alguna.
Salud,
Hay universidades que están a la vanguardia de la calidad y se han adelantado ya en lo de las fuentes, como se aprecia en el siguiente enlace. (Obsérvese la foto y la afluencia de autoridades académidas para inaugurar las obras de una fuente)
http://www.diariodejerez.es/article/jerez/924405/comienzan/las/obras/adecuacion/estanque/para/aljibe/campus.html
Exc historia, cuando la ficción que confunde con la realidad ...
Saludos desde Costa Rica
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