(Este texto saldrá en mi columnilla de mañana, jueves, en El Mundo de León)
Vivo en una urbanización que pertenece al ayuntamiento de Villaquilambre y cae cerca de Navatejera. En mi calle suele haber líos con la dirección y el código postal. El día cinco de mayo solicité la documentación para el voto por correo. Llegó a mi domicilio el día 12, en envío certificado. Yo no estaba en casa y el cartero explicó que no podía dejarle ese sobre a nadie, que tenía que recibirlo yo personalmente. Así que entregó el aviso de llegada a mi nombre y se fue como había venido. Allí figuraba, estampillado, que debía recoger mi sobre en la oficina de correos que hay en el edificio de Espacio Europa, en avenida del País Leonés, y que el horario, de lunes a sábados, va de las diez de la mañana a las diez de la noche.
Allá me fui el sábado pasado, día catorce. Llegué a ese puesto de correos alrededor de la una y pico y me puse contento porque había poca cola. Pero quiso la mala suerte que ese día y a esa hora no hubiera más que una única empleada atendiendo al público; y que el que iba delante de mí también pretendiera recoger sus papeles para el voto por correo. No aparecía. La mujer revolvía una y otra vez estantes y cajones, pero ni rastro. Me tocó el turno. La empleada vino rápido con la respuesta: que el cartero se olvidó de dónde me había anotado que debía yo recoger el envío y que, ante la duda, lo había mandado a la oficina central de la ciudad y tengo que ir a buscarlo allí, pero que estarán a punto de cerrar y que me dé prisa. Llama incluso para confirmar y le responden de la principal que debo apresurarme. Fui todo lo rápido que pude, pues me acompañaba mi hija de tres años, y… no llegué a tiempo.
Consecuencia: me han dejado sin mi derecho al voto en las municipales y autonómicas. La oficina donde quedaron encerradas mis papeletas no abría ya hasta el lunes, pero este lunes yo he tenido que tomar el avión a las siete de la mañana, para enlazar con un viaje de trabajo a Latinoamérica. Mi avión de vuelta aterriza en Madrid a las dos de la tarde del día de las elecciones y el vuelo a León llega a las diez de la noche. Materialmente ya me es imposible votar. Correos me lo ha impedido. Y voy a reclamar a la vuelta, ya lo creo que sí. Me las van a pagar como está mandado.
6 comentarios:
No es bueno dejar las cosas para última hora, ni apurar tanto los plazos, sobre todo después de las indicaciones sobre el domicilio habitual.
Enfin, ya nos dira en que para la cosa
V... vo... vo¿qué?
Salud,
profesor nos puede comentar algo del movimiento este de incorfosmistas de la Puerta del Sol y tal. Gracias
Por lo menos tienes buen horario de Correos, donde yo vivo sólo abre por las mañanas así que no puedo votar porque me es imposible dejar el trabajo para recoger el certificado.
Bueno, al fin y al cabo, votar es un acto puramente simbólico hoy en día...¿ No ?
P.d. Yo también reclamaría si estuviera en su lugar.
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