En pompa, ¡ar!

Me han gustado mucho las declaraciones del señor ministro de Economía, quien, para justificar que se suban los impuestos que no se iban a subir por nada del mundo, lo juro por Santa Teresita del Niño Jesús, ha soltado esta frase brillante con brillantina: “Si no hubiéramos aprobado medidas nos las habrían impuesto otros”. Soberano argumento. Fundador, incluso.

Qué razón tiene Don Luis y cuánta sabiduría rezuma su concisa explicación. Ay, cuántos delitos y qué cantidades de violencia social nos ahorraríamos si todo el mundo fuera así de clarividente y de sumiso cuando toca. ¿Qué a usted lo van a atracar? Quieto parao, amigo delincuente, ni la navaja me saque, que ya le entrego yo la cartera de mil amores y el rosario de mi madre, de propina y aunque no me lo pidiera, porque para cuatro días que estamos en este mundo, lo bueno es convivir y entenderse. ¿Que un violador potencial se acerca enardecido y con los ojos inyectados en sangre? Ya me doy yo, corazón, no te preocupes, mejor consentir que no que vayas a meterte en líos. ¿Qué el marido violento vocea porque se ha enfriado la sopa y no están sus zapatillas donde deben? Arrójese la santa al suelo, pídale perdón y bésele los pies. Adelantarse al forzamiento, sonreír y conformarse, asumir con alegría las penas de este mundo y nuestro lugar en el orden de la Creación. Claro que sí.

Yo, ciudadano común del todo, me siento mejor de esta manera, sabedor de que las medidas fiscales que nos iban a imponer las hemos tomado nosotros y que por no pecar más, nos amputamos las partes antes de que nos las cercene algún amigo. Con esa autonomía con la que los mártires se sacrifican por su Dios nada más que porque ellos quieren, con la prestancia con la que ante la horca perdona el condenado a sus verdugos. Con grandeza, amplitud de miras y apremio de tiempo.

Puestos a solazarnos, qué me dicen también del primor con que todo dios lleva las cuentas. Sí, son cuentas de esas de bolas chinas y ya saben cómo y por dónde va el asunto. El flamante gobierno que inaugura la Nueva Era sube los impuestos que por nada del mundo iba a subir y lo explica porque el anterior calculó el déficit a la baja. Bueno, corríjase. Pero ahora va don Guindos y nos cuenta que él cree que será el ocho, pero que a lo mejor es más y que ya veremos. “La cifra definitiva se conocerá en los próximos meses”. O sea: en los próximos meses, leñazo al IVA porque donde dije ocho, digo Diego.

Este ministro Brother ha nombrado Secretaria de Estado de Investigación a una señora que dicen que es una gran científica y empresaria y no lo dudo –ni siquiera dudo de la mezcla y el torrefacto-, pero que cuando las elecciones de 2008 participó en la PAZ (Plataforma de Apoyo a Zapatero) y, en acto público, fue la encargada de leer aquel manifiesto de intelectuales apoyantes de Zapatero que se titulaba “Defender la Alegría”. Que manda cojones con la alegría y sus defensores. Defender la alegría, decían los muy cursis. Y ahora aquí tienen a la portavoz, en el gobierno del PP e igual de alegre y dispuesta a defender la alegría nuestra y a que sonriamos mientras nos meten las cuentas.