26 abril, 2007

Descríspate, cabrón.

Mientras me duchaba esta mañana escuchaba una emisora de radio que no era la COPE, no. Pero debí de entender unas cuantas cosas mal, somnoliento como andaba todavía y sin la escafandra que conviene ponerse cuando salen noticias de nuestros políticos. El caso es que me pareció oír lo siguiente: que ayer hubo sesión de control parlamentario del Gobierno, que Acebes preguntó algo y la de La Vega le respondió que en España vivíamos en un Estado de Derecho a su pesar, de él. Y que luego Zaplana le dijo algo a Rubalcaba y éste, ni corto ni perezoso, lo llamó miserable; así, con todas las letras.
Claro, claro, claro, me faltan datos esenciales, que tampoco encuentro ahora mismo en los periódicos. Por ejemplo, qué fue lo que dijeron a los dos pacíficos miembros del Gobierno los muy retrógrados tunantes del PP. Pero me juego un dedo a que les salieron con cosas tales como mentarles a la madre a ambos, o ciscarse en la modista de Tere o decirle a Rubalcaba que como va ETA a negociar con un Gobierno que tiene de ministro de la policía a quien también formó parte del Gobierno de los GAL. Porque estos del PP son así, todo el día insultando, todo el día diciendo palabrotas, mordiéndose las uñas y tirándose pedos. No como Tere, pongamos por caso, que es un primor de dulzura y suavidad, pacifista nata –y fresa-.
Y si esta vez Tere y Rubi se pasaron, y por mucho que fueran merecidos sus improperios ante los desatinos de los otros, que se preparen, que menudo chorreo les va a caer. Porque Zapatero no soporta ese clima de crispación, se desvive por el consenso, ansía la paz con todos de un modo que a mí me emociona, hija.
¿Por qué este país nuestro admira tanto a mentirosos, trapaceros y falsarios? Deberíamos un día de estos hablar del tema en serio.

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