El azar nos envía un ejemplo a propósito de lo que hace un par de días comentábamos aquí. Hacer un blog sin mostrar la identidad del que escribe y aprovechar ese anonimato para soltar cualquier ocurrencia sobre personas cercanas no parece precisamente un ejemplo de gallardía. Si, para colmo, en el blog no se permite colgar comentarios, tenemos el retrato completo del bloguero enmascarado y poco noble.
Resulta que la Universidad de León anda en periodo preelectoral y con el personal excitado. En tal coyuntura en ese blog, que se llama El nido del cuco, se dice lo que a su autor desconocido y bastante flipado se le pone en la punta del birrete, vaya usted a saber con qué fuentes de información o con qué peculiar inspiración. Tengo para mí que se toma algún brebaje alucinógeno.
A un servidor y a algún amigo más nos sabe un poco mal ese nombe, pues hace años formamos un pequeño grupo de opinión que se llamba "El Cuco" y no nos apetece gran cosa que se nos confunda. Nosotros íbamos a cara descubierta.
Lo último que en ese nido ha engordado son unas patrañas bien raras sobre la Facultad de Derecho y su Decano, Miguel Díaz, amigo muy querido. Él ha enviado a todos los miembros de la Facultad un mensaje para aclarar las cosas, mensaje que copio a continuación:
"Querido(s) amigo(s) de "El nido del cuco":
En primer lugar, quiero dar la bienvenida a vuestra iniciativa de abrir un espacio de información y crítica a acontecimientos que afectan a la Universidad de León (en concreto, en vuestro caso, a las próximas elecciones a Rector), pues siempre he defendido que ambas cosas son fundamentales en el clima de libertad de expresión que debería regir en la Universidad. Bien es verdad que me habría gustado más que el blog no fuera anónimo, sino que viniera firmado (con nombres y apellidos, más allá del genérico "El nido del cuco", que por cierto evoca otro foro de crítica universitaria en el que intervine hace años), y además diera la posibilidad, como muchos blogs, de hacer comentarios a las distintas entradas o posts, lo que, además de enriquecer la información y el debate, permitiría expresar matizaciones y discrepancias o coincidencias a los afectados por los distintos comentarios. O, por lo menos, que ofrecierais una dirección de correo electrónico a la que dirigir comentarios.
Sigo con interés vuestros escritos, pero aquí quiero hacer referencia sólo a uno que me atañe personalmente y, por extensión, afecta a la Facultad de Derecho, de la que, aunque sólo sea por unos días más, soy aún Decano. Se trata, claro está, del cometario titulado "Luchas intestinas en derecho", cuyo mensaje coincide por cierto parcialmente con el contenido hace algunas semanas en otro blog anónimo (El rugido, creo recordar que se llama). En lo que a mí afecta, os agradezco el respeto personal y hasta afecto ("querido Miguel ...") que se trasluce de vuestras palabras. Y vamos a los dos temas fundamentales.
Respecto de mi posible presentación como candidato a Rector en las próximas elecciones, es verdad que mi nombre ha sonado (en boca de otros, no en la mía) y que bastantes compañeros, dentro y fuera de la Facultad de Derecho, llevan mucho tiempo animándome a dar el paso. Pero mi respuesta ha sido siempre la misma: no tengo intención de presentarme, por razones personales y profesionales, absolutamente independientes del cálculo de probabilidades de salir elegido (que, dada mi decisión de principio, ni siquiera me he parado seriamente a calcular). Y no sólo eso: cuando personas que se perfilan como candidatos a Rector en las próximas elecciones me han invitado a colaborar con su proyecto (agradezco que hayan pensado en mí), he dicho siempre lo mismo: no quiero estar en la próxima política universitaria ni en primer ni en segundo ni en tercer plano (¡no quiero cargos en ningún Rectorado, vaya!), sino sólo en la medida que se corresponde con mi condición de Catedrático de Derecho Penal y, como tal, miembro de la Universidad de León. Por lo tanto, cualquier otra especulación está de más. Incluida la de que mi apoyo a alguno de los candidatos a Rector esté mediatizada por la búsqueda de una buena posición de partida en el futuro.
Pero más me preocupan las razones relacionadas con la propia Facultad de Derecho que se apuntan como motivo de que desista a presentarme a Rector (y supongo que implícitamente se dan como causa de mi no presentación a la reelección como Decano): "... a Conlledo le han surgido una serie de discrepancias internas, en su propia facultad. Miguel se ha mostrado como un alma libre y eso en una facultad como la de Derecho, no esta bien visto (querido Miguel las tradiciones en el sector conservador son sagradas. Lección 1). Así pues, los grandes profesores universitarios de esta legislativa facultad han decidido buscar un sustituto para D. Miguel, este no es otro que D. Tomás Quintana López, Catedrático de Derecho Administrativo. Parece que Conlledo, no se va a rendir e intentará luchar contra las adversidades.Una vez que D. Miguel ha perdido el apoyo de muchos poderes fácticos ...". Pues bien, queridos amigos: agradezco lo de "alma libre" (que efectivamente procuro ser) y la simpatía que hacia mí parecen trasmitir vuestras palabras, pero, por suerte o por desgracia, ni me han surgido discrepancias internas ni "los grandes profesores" (¿quiénes?) de la Facultad me han buscado sustituto. Afortunadamente durante mi mandato como Decano he tenido bastante trabajo, pero ningún verdadero problema con absolutamente ninguno de los miembros de mi Facultad, sino más bien todo lo contrario: libertad, apoyo y generalmente aplauso a mis iniciativas (sin que ello excluya, naturalmente, errores por mi parte). Es más, muchos de los miembros de la Facultad (entre otros, ¿por qué no decirlo?, mi presuntamente designado sustituto) me han animado a que continúe como Decano (algunos, como he dicho, a que me presente a Rector). La decisión de no presentarme a la reelección como Decano ni a la elección como Rector es absolutamente personal, libre y exenta de presiones. Lo digo bien claro, porque, entre otras cosas, como "alma libre", que por tal me tengo, si hubiera habido presiones o intentos de exclusión a mi persona, probablemente ello me habría hecho cambiar de opinión y, no aceptándolas, me habría presentado al menos a la reelección como Decano. Cualquier otra interpretación es pura fabulación. Por eso ni tengo frente a qué rendirme ni adversidades (en este terreno) contra las que luchar. No hay, al menos en el sentido que apuntáis, luchas intestinas en Derecho.
Aclarado lo anterior, lo que más me preocupa es algo que trasciende a mi persona. La idea que vosotros admitís y que se ha oído otras veces y que sé que ha sido fomentada desde fuera y en ocasiones, aunque sólo por alguna persona muy concreta, desde dentro de la Facultad de Derecho, de que en esta Facultad hay unos (resumiendo: santones) profesores determinados, que son poderes fácticos, de talante muy conservador, que se oponen a toda iniciativa innovadora, y que imponen su ley y su opinión a todos los demás miembros de la Facultad, incluido su Decano, por supuesto, al parecer, designado por ellos (aunque formalmente electo por quienes corresponde). Pues bien: esto es un mito también. La Facultad de Derecho tendrá sus peculiaridades y en unas cosas será mejor y en otras peor que otros centros de la Universidad, pero puedo asegurar que en ella reina un ambiente tranquilo (¡es verdad, quizá a veces demasiado!), sin imposiciones de nadie, y con bastantes acuerdos generales sobre las cosas importantes, lo cual me aprece un mérito, como lo es que la inmensa mayoría de sus miembros se dedica sobre todo a trabajar en sus tareas docentes e investigadoras (bastante reconocidas por instituciones ajenas a la ULE, por cierto). Por eso a veces no estamos enterados de los últimos rumores, por eso a veces puede parecer que vivimos al margen de ciertos asuntos aparentemente (por el interés general que suscitan) trascendentes, pero que a menudo no trascienden de la conversación en la barra de bar. Que se respeten ciertas tradiciones tampoco quiere decir que se dé la espalda a lo nuevo. Creo haber demostrado un hacer innovador, sin renunciar por ello a tradiciones universitarias que creo deben mantenerse y en mi Facultad se mantienen (como, entre otras, la de procurar el consenso sobre temas importantes).
Creo, queridos amigos, que ya me he alargado en exceso. Pero, por si acaso, diré que, efectivamente, sólo se ha presentado un candidato a Decano de Derecho en las próximas elecciones, el Prof. Tomás Quintana. Estoy convencido de que será nuestro próximo Decano, pero no lo ha designado nadie y nadie ha impedido a otros candidatos (ni, por supuesto, a mí mismo) presentarse, y, desde luego, tendrá que pasar por la decisión de quienes tienen derecho a votar en las elecciones a Decano el próximo día 7 de marzo (ése es el único refrendo que vale).
Ojalá mis palabras sirvan para deshacer mitos respecto de mi Facultad y para aclarar las circunstancias de mis decisiones en relación con las próximas elecciones a Decano de Derecho y a Rector de la ULE. Si no es así, que no se diga que no lo he intentado, hablando claro y en público. En todo caso, gracias por vuestra atención y mucha suerte con vuestro proyecto. Afectuosamente. Miguel Díaz y García Conlledo."
En primer lugar, quiero dar la bienvenida a vuestra iniciativa de abrir un espacio de información y crítica a acontecimientos que afectan a la Universidad de León (en concreto, en vuestro caso, a las próximas elecciones a Rector), pues siempre he defendido que ambas cosas son fundamentales en el clima de libertad de expresión que debería regir en la Universidad. Bien es verdad que me habría gustado más que el blog no fuera anónimo, sino que viniera firmado (con nombres y apellidos, más allá del genérico "El nido del cuco", que por cierto evoca otro foro de crítica universitaria en el que intervine hace años), y además diera la posibilidad, como muchos blogs, de hacer comentarios a las distintas entradas o posts, lo que, además de enriquecer la información y el debate, permitiría expresar matizaciones y discrepancias o coincidencias a los afectados por los distintos comentarios. O, por lo menos, que ofrecierais una dirección de correo electrónico a la que dirigir comentarios.
Sigo con interés vuestros escritos, pero aquí quiero hacer referencia sólo a uno que me atañe personalmente y, por extensión, afecta a la Facultad de Derecho, de la que, aunque sólo sea por unos días más, soy aún Decano. Se trata, claro está, del cometario titulado "Luchas intestinas en derecho", cuyo mensaje coincide por cierto parcialmente con el contenido hace algunas semanas en otro blog anónimo (El rugido, creo recordar que se llama). En lo que a mí afecta, os agradezco el respeto personal y hasta afecto ("querido Miguel ...") que se trasluce de vuestras palabras. Y vamos a los dos temas fundamentales.
Respecto de mi posible presentación como candidato a Rector en las próximas elecciones, es verdad que mi nombre ha sonado (en boca de otros, no en la mía) y que bastantes compañeros, dentro y fuera de la Facultad de Derecho, llevan mucho tiempo animándome a dar el paso. Pero mi respuesta ha sido siempre la misma: no tengo intención de presentarme, por razones personales y profesionales, absolutamente independientes del cálculo de probabilidades de salir elegido (que, dada mi decisión de principio, ni siquiera me he parado seriamente a calcular). Y no sólo eso: cuando personas que se perfilan como candidatos a Rector en las próximas elecciones me han invitado a colaborar con su proyecto (agradezco que hayan pensado en mí), he dicho siempre lo mismo: no quiero estar en la próxima política universitaria ni en primer ni en segundo ni en tercer plano (¡no quiero cargos en ningún Rectorado, vaya!), sino sólo en la medida que se corresponde con mi condición de Catedrático de Derecho Penal y, como tal, miembro de la Universidad de León. Por lo tanto, cualquier otra especulación está de más. Incluida la de que mi apoyo a alguno de los candidatos a Rector esté mediatizada por la búsqueda de una buena posición de partida en el futuro.
Pero más me preocupan las razones relacionadas con la propia Facultad de Derecho que se apuntan como motivo de que desista a presentarme a Rector (y supongo que implícitamente se dan como causa de mi no presentación a la reelección como Decano): "... a Conlledo le han surgido una serie de discrepancias internas, en su propia facultad. Miguel se ha mostrado como un alma libre y eso en una facultad como la de Derecho, no esta bien visto (querido Miguel las tradiciones en el sector conservador son sagradas. Lección 1). Así pues, los grandes profesores universitarios de esta legislativa facultad han decidido buscar un sustituto para D. Miguel, este no es otro que D. Tomás Quintana López, Catedrático de Derecho Administrativo. Parece que Conlledo, no se va a rendir e intentará luchar contra las adversidades.Una vez que D. Miguel ha perdido el apoyo de muchos poderes fácticos ...". Pues bien, queridos amigos: agradezco lo de "alma libre" (que efectivamente procuro ser) y la simpatía que hacia mí parecen trasmitir vuestras palabras, pero, por suerte o por desgracia, ni me han surgido discrepancias internas ni "los grandes profesores" (¿quiénes?) de la Facultad me han buscado sustituto. Afortunadamente durante mi mandato como Decano he tenido bastante trabajo, pero ningún verdadero problema con absolutamente ninguno de los miembros de mi Facultad, sino más bien todo lo contrario: libertad, apoyo y generalmente aplauso a mis iniciativas (sin que ello excluya, naturalmente, errores por mi parte). Es más, muchos de los miembros de la Facultad (entre otros, ¿por qué no decirlo?, mi presuntamente designado sustituto) me han animado a que continúe como Decano (algunos, como he dicho, a que me presente a Rector). La decisión de no presentarme a la reelección como Decano ni a la elección como Rector es absolutamente personal, libre y exenta de presiones. Lo digo bien claro, porque, entre otras cosas, como "alma libre", que por tal me tengo, si hubiera habido presiones o intentos de exclusión a mi persona, probablemente ello me habría hecho cambiar de opinión y, no aceptándolas, me habría presentado al menos a la reelección como Decano. Cualquier otra interpretación es pura fabulación. Por eso ni tengo frente a qué rendirme ni adversidades (en este terreno) contra las que luchar. No hay, al menos en el sentido que apuntáis, luchas intestinas en Derecho.
Aclarado lo anterior, lo que más me preocupa es algo que trasciende a mi persona. La idea que vosotros admitís y que se ha oído otras veces y que sé que ha sido fomentada desde fuera y en ocasiones, aunque sólo por alguna persona muy concreta, desde dentro de la Facultad de Derecho, de que en esta Facultad hay unos (resumiendo: santones) profesores determinados, que son poderes fácticos, de talante muy conservador, que se oponen a toda iniciativa innovadora, y que imponen su ley y su opinión a todos los demás miembros de la Facultad, incluido su Decano, por supuesto, al parecer, designado por ellos (aunque formalmente electo por quienes corresponde). Pues bien: esto es un mito también. La Facultad de Derecho tendrá sus peculiaridades y en unas cosas será mejor y en otras peor que otros centros de la Universidad, pero puedo asegurar que en ella reina un ambiente tranquilo (¡es verdad, quizá a veces demasiado!), sin imposiciones de nadie, y con bastantes acuerdos generales sobre las cosas importantes, lo cual me aprece un mérito, como lo es que la inmensa mayoría de sus miembros se dedica sobre todo a trabajar en sus tareas docentes e investigadoras (bastante reconocidas por instituciones ajenas a la ULE, por cierto). Por eso a veces no estamos enterados de los últimos rumores, por eso a veces puede parecer que vivimos al margen de ciertos asuntos aparentemente (por el interés general que suscitan) trascendentes, pero que a menudo no trascienden de la conversación en la barra de bar. Que se respeten ciertas tradiciones tampoco quiere decir que se dé la espalda a lo nuevo. Creo haber demostrado un hacer innovador, sin renunciar por ello a tradiciones universitarias que creo deben mantenerse y en mi Facultad se mantienen (como, entre otras, la de procurar el consenso sobre temas importantes).
Creo, queridos amigos, que ya me he alargado en exceso. Pero, por si acaso, diré que, efectivamente, sólo se ha presentado un candidato a Decano de Derecho en las próximas elecciones, el Prof. Tomás Quintana. Estoy convencido de que será nuestro próximo Decano, pero no lo ha designado nadie y nadie ha impedido a otros candidatos (ni, por supuesto, a mí mismo) presentarse, y, desde luego, tendrá que pasar por la decisión de quienes tienen derecho a votar en las elecciones a Decano el próximo día 7 de marzo (ése es el único refrendo que vale).
Ojalá mis palabras sirvan para deshacer mitos respecto de mi Facultad y para aclarar las circunstancias de mis decisiones en relación con las próximas elecciones a Decano de Derecho y a Rector de la ULE. Si no es así, que no se diga que no lo he intentado, hablando claro y en público. En todo caso, gracias por vuestra atención y mucha suerte con vuestro proyecto. Afectuosamente. Miguel Díaz y García Conlledo."
2 comentarios:
Profe, escriba algo sobre "Rodolfo chikilicuatre y su baile del chiki", ese gran fenómeno que es posible que represente a España en Eurovisión, jajaja
Estimado profesor:
Gracias por hacer público este mensaje del ya ex-Decano de Derecho, innecesario por obvio - no podría esperarse otra cosa de D. Miguel - pero muy aclaratorio de la situación que vivimos en nuestra Universidad.
Comparto su sentimiento acerca de la indebida apropiación del nombre de El Nido del Cuco para ese blog anónimo (que poca imaginación) al que, de forma incomprensible, el Sr. Rector tuvo a bien elevar a "oficial" en el último Claustro ¡Con la cantidad de temas realmente importantes para nuestra Universidad que deberían haberse tratado...!
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