28 octubre, 2009

Universidades sin futuro. Por Luis Rull

Un buen amigo personal, amigo también de este blog, publica hoy en el suplemento Campus de El Mundo una tribuna que conviene leer despacio. Lo enlazo aquí y, además, lo copio. Se titula "Universidades sin futuro" y el autor es Luis Rull, catedrático de Física Teórica en la Universidad de Sevilla. Dice así:
Recientemente, el Times Higher Education presentó su ránking de las mejores universidades del mundo. La mayoría de las españolas ni están ni se las espera. Las razones que pueden explicar esta tragedia provienen de la pésima utilización que se ha hecho del precepto constitucional que establece la autonomía universitaria.
En primer lugar, el proceso de selección de los cargos académicos es, en sí mismo, ineficaz. La elección de rector, por ejemplo, conlleva una carga clientelar que impide de hecho implicar a la comunidad universitaria en tareas de investigación y docencia que permitan a las universidades acercarse a los niveles de excelencia de las mejores del mundo. Esta exigencia requeriría un esfuerzo que la mayoría de los docentes y discentes no están acostumbrados a hacer.
Asimismo, se ha llegado en los últimos años a un nivel de endogamia que puede denominarse de absoluto. No hay prácticamente ninguna incorporación de profesorado a las universidades que no sea de promoción interna. Los procedimientos utilizados por la Aneca para la acreditación del profesorado están conduciendo a que la mayoría de los profesores que entran en un cargo académico de profesor titular lo abandone como catedrático.
Además, es descorazonador observar cómo se acredita para catedráticos a profesores titulares con muy escasa actividad investigadora pero con suficientes años en cargos académicos frente a colegas, incluso del mismo departamento, con un currículum investigador y docente muy superior, y que no consiguen la mencionada acreditación por haber dedicado su esfuerzo a tareas académicas auténticamente universitarias en vez de a cargos académicos, muchos de ellos innecesarios.
Mención aparte merece la maldita asimetría que supone la existencia de la estructura autonómica española ya que, dependiendo de la comunidad en la que se trabaja, los profesores son promovidos inmediatamente o pueden estar esperando años a que se dote una plaza a la que concursar. Por otro lado, con la excusa de la implantación del denominado Plan Bolonia, se está produciendo una logsenización de la enseñanza superior que está conduciendo a una reducción del nivel de conocimientos. Se está perdiendo una oportunidad histórica para equiparar (o al menos presentar esta equiparación como objetivo) a las universidades españolas con las europeas que están entre las mejores del mundo. La sociedad debe saber que se la está engañando con la educación de sus hijos. Son demasiados los millones de euros que provienen de nuestros impuestos y que cada año se emplean sin control por unas autoridades académicas que no rinden cuentas a la sociedad. Se puede argumentar que el consejo social es el instrumento que tiene la sociedad para esta tarea, pero además de dar premios a políticos y similares, su utilidad es prácticamente nula.
No es tarea fácil invertir algo que empezó hace ya demasiados años. Hacer una nueva Ley de Universidades no serviría de nada. Ya se vio en la época de Pilar del Castillo. Los rectores organizaron una revuelta nacional contra la política del Ministerio para no perder privilegios, y con la pagable ayuda del entonces líder de la oposición. En la demagogia e irresponsabilidad política que ha caracterizado a los gobiernos del señor Rodríguez Zapatero, hemos visto nombrar ministras a propuesta de la Conferencia de Rectores, llegando a hacerlo de forma transparente con su presidente y rector de la Autónoma de Madrid, ahora ministro.
Cualquier intento de cambio en la dirección de premiar el mérito, la capacidad y el esfuerzo va a encontrarse con la frontal oposición de las «mayorías» en la universidad. Por ejemplo, en la incorporación de profesores: ¿como se le va a exigir a un candidato lo que hasta hace muy poco no se valoraba positivamente? Hay, por lo tanto, pocas salidas y menos posibilidades de realizar propuestas. Lo único que se puede intentar es utilizar los resquicios que permiten la financiación de los grupos de investigación para al menos conseguir que las pocas islas de excelencia no desaparezcan en el tsunami de mediocridad e indolencia que está destruyendo la enseñanza superior en España.

5 comentarios:

IuRiSPRuDeNT dijo...

La autonomía universitaria. En fin esperese que esta palabra da para mucho.

El estado de las autonomías, que pasa no viene a cuento pero cada loco con su tema. Cada vez que pienso en Europa por activa o por pasiva, y como soy un desertor del arado con quizás una posible vuellta atrás y la argumentación no es lo mío, llego a la conclusión de que esta distribución territorial del Estado nos coloca a la cabeza de los más tontos de Europa.

Si hay alguno que haya llegado a esa conclusión en orden a implementar los recursos que nos llegan de europa por favor que dessarolle un poco aunque sea en plan irónico.

PD: Lo siento señor catedrático pero he comenzado a leer su artículo y al llegar a la palabra autonomía me he obcecado y no he podido más.

Gabriel Doménech Pascual dijo...

Pero todo es susceptible de empeorar, hasta extremos realmente asombrosos. Vean, vean, si no:

http://www.lapaginadefinitiva.com/aboix/?p=226

Mercedes dijo...

Muy bien está tu artículo, querido Luis. La pena es, como bien recuerda Gabriel, que seguiremos descendiendo hacia terrenos más mediocres y pobres. Pero ¿hemos de extrañarnos? Si se ha admitido que se “acrediten” profesores sin pronunciar palabra alguna ante un tribunal de verdaderos especialistas ¿por qué nos sorprende que los “evaluadores no especialistas” contesten con otro silencio? Salud.

Anónimo dijo...

La Universidad española hace por lo menos 30 años que no tiene futuro ni remedio, por ejemplo desde las "ideonidades", LRUs y demás artimañanas resumidas en el "sale mi plaza". ¿A qué vienen ahora estos lamentos?. Claro como ya tenéis vuestra plaza y sueldín fijo, pues a pontificar.
El demnominador común de esas Universidades EXCELENTES, es que el que no sirve, o sea que no trae dinero para su causa y proyectos, pues a la rue. Y a buscar otra Uni que te contrate.
Por ahí hay que empezar, lo demás juegos florales de gente que no tiene mucho que hacer,a parte de enredar y que viven a costa del presupuesto.
Buenos días.

Luis F. Rull dijo...

Sr. Anónimo, lleva Vd. razón!.
Normas claras y precisas, adecuadas a cada Área de Conocimiento.
Autoridades académicas que dependan de quien pone el dinero.

P.S. Eso de que quién no consiga proyectos a la rue, me ha llegado al corazón. Pero más racional podría ser que el sueldo de cada uno dependiera de los proyectos que se consiguen.