(Publicado hoy en El Mundo de León)
Suponga que a todos los de su barrio que tengan trabajo les dicen que si consiguen aguantar dos horas trotando a buen ritmo, les suben el sueldo. ¿Cuántos cree usted que lo conseguirían? Ahora imagine que al cabo de unos años se rebaja el requisito y basta correr sesenta minutos para tener o mantener dicha mejora. ¿Cree que serían más, menos o los mismos los que lograrían esa marca? Yo estoy convencido de que serían los mismos, o casi. Quien tiene aptitud para una carrera de una hora la tiene para correr el doble si hace falta o le parece conveniente. Quien sólo quiere sofá y tele y vive vencido por la pereza o la abulia preferirá seguir como está antes que mejorar a base de esfuerzo.
Hace unos días leíamos que sólo el treinta por ciento de los estudiantes universitarios leoneses acaban su carrera en el tiempo establecido. Desde mi experiencia como profesor universitario y desde el recuerdo (lejano ya, ¡ay!) de mi época de estudiante, les puedo asegurar una cosa: en las últimas décadas el nivel promedio de exigencia en las carreras ha disminuido como mínimo a la mitad. Con lo que se estudiaba hace veinte o treinta años daría ahora para hacer varias carreras al mismo tiempo, no una sola. Y, sin embargo, ahí tenemos los resultados: mengua la exigencia y mengua tanto o más el rendimiento. ¿Por qué? Porque el capaz y tenaz va a hacer siempre lo necesario para salir airoso de los exámenes, mientras que el dado a la molicie va a disminuir su esfuerzo en proporción directa a lo que se bajen los baremos.
El fracaso escolar no lo provocan los profesores exigentes, sino los estudiantes que no quieren esforzarse o que no están acostumbrados a trabajar porque siempre se les ha tenido entre algodones y tomando la sopa boba. El verdadero fracaso escolar es la combinación de estos dos factores: que los mejores aprenden menos de lo que debieran, pues no se les exige todo lo que podrían dar de sí, y que los peores van a seguir suspendiendo aunque sólo se les solicite que escriban su nombre con las tildes bien puestas. Por eso el actual sistema de enseñanza es, de principio a fin, una estafa y una estupidez. Está hecho a la medida de sus muñidores, que son unos cuentistas redomados.
Hace unos días leíamos que sólo el treinta por ciento de los estudiantes universitarios leoneses acaban su carrera en el tiempo establecido. Desde mi experiencia como profesor universitario y desde el recuerdo (lejano ya, ¡ay!) de mi época de estudiante, les puedo asegurar una cosa: en las últimas décadas el nivel promedio de exigencia en las carreras ha disminuido como mínimo a la mitad. Con lo que se estudiaba hace veinte o treinta años daría ahora para hacer varias carreras al mismo tiempo, no una sola. Y, sin embargo, ahí tenemos los resultados: mengua la exigencia y mengua tanto o más el rendimiento. ¿Por qué? Porque el capaz y tenaz va a hacer siempre lo necesario para salir airoso de los exámenes, mientras que el dado a la molicie va a disminuir su esfuerzo en proporción directa a lo que se bajen los baremos.
El fracaso escolar no lo provocan los profesores exigentes, sino los estudiantes que no quieren esforzarse o que no están acostumbrados a trabajar porque siempre se les ha tenido entre algodones y tomando la sopa boba. El verdadero fracaso escolar es la combinación de estos dos factores: que los mejores aprenden menos de lo que debieran, pues no se les exige todo lo que podrían dar de sí, y que los peores van a seguir suspendiendo aunque sólo se les solicite que escriban su nombre con las tildes bien puestas. Por eso el actual sistema de enseñanza es, de principio a fin, una estafa y una estupidez. Está hecho a la medida de sus muñidores, que son unos cuentistas redomados.
15 comentarios:
Un día de estos, ya llegará Paco con la rebaja, y pondrá a cada uno en su sitio, que me da a mí que por suerte lo de "los últimos serán los primeros" es agua de borrajas (salvo Papá con dinero y/o puesto relevante, o superunibersidaz pribada,of course)
Un refrescante y estudiantil saludo!!!
¡Bravo! Sé que es escaso, pero como está la cosa...
Saludos
vaya, hoy esta usted ocurrente.¿qué propone como alternativa?
ese discurso siempre, los jovenes peores que las generaciones anteriores, siempre la misma cantinela. Pero lo curioso es que se puede usted remitir a las civilizaciones clasicas y era igual.
Pero como le veo ocurrente, proponga usted la alternativa. ¿educación elitista para unos pocos?
¿Qué tal una exigencia elitista y un acceso universal a la educación como alternativa, Anónimo?
Saludos
Querido anónimo:
¿educación elitista para unos pocos? ¿acaso las universidades privadas no son elitistas? y lo más importante... ¿¿en las universidades privadas:
a)se compran titulos
b)se ganan titulos
c)se compran y se ganan titulos??
saludos
Leonidas, por eso mismo. En el término medio está la razón. Sino nos perdemos y yo no estaría en este foro discutiendo con ustedes.Creánme,en los bachilleres se estudian muchas cosas inútiles. Antes más que ahora, y esas inutilidades seleccionaban y seleccionaban sin piedad.Ustedes lo saben tan bien como yo.
El articulo tiene razon. No creo que los alumnos sean mas tontos que los de hace unos años, sinceramente creo que el problema es mas profundo, muchos de ellos no estdian para formarse profesionalmente, sino como una obligacion. Doy clases en una universidad privada(donde no se venden ni regalan los titulos) y veo como cambian radicalmente los alumnos cuando empiezan a hacer practicas en 5º y ven para que sirve lo estudiado.
Todo esto ya lo decían hace cinco mil años y parece que la cosa no ha ido tan mal:
http://es.wikisource.org/wiki/Historias_sumerias_parte_I
Que hay problemas, claro, pero la cantinela de "los jovenes de hoy no trabajan, los jóvenes de hoy no quieren formarse, los jóvenes de hoy son unos vagos" no lleva a ninguna parte.
Yo soy estudiante,y a veces me siento avergonzado pensando que ciertos compañeros en unos años van a tener el mismo título que yo,asique lo de decir que no lleva a ninguna parte lo de "los jóvenes de hoy no quieren formarse" no es muy conveniente. Yo creo que el problema es más bien "los jovenes de hoy no quieren (o no queremos) formarnos ESFORZANDONOS". Y si eso está bien, pues nada, dentro de unos años más que pongan los titulos en una caseta de tiro de esas de las ferias,total... ¿para que sirve el esfuerzo?
Saludos.
Que en algunas universidades privadas se "compran" títulos es una realidad como la copa de un pino. Y el que diga lo contrario que me explique por qué un profesor de una universidad pública cuya tesis doctoral no pudo leerla en la misma por falta de calidad, con pasar el expediente académico a una privada pudo leerla y obtener la máxima calificación. O que nos ilustre cómo un estudiante que después de estar tres años en una universidad pública y no haber conseguido ni siquiera aprobar el primer curso, se va a una privada -a estudiar el mismo título- y aprueba todo sin mayores problemas.
Y otra cosa: que se sepa, los estudiantes de bachillerato con mejores notas no suelen ir a universidades privadas, sino que en su inmensa mayoría van a las públicas.
Por último, con los datos disponibles, en España los mejores equipos de investigación en cualquier ámbito científico están en universidades públicas y los integran científicos formados en universidades públicas-con notables excepciones en la administración de empresas -como ESADE- y en algún otro campo, como medicina en Navarra..y poca cosa más.
Es tan cierto que en algunas universidades privadas se compran títulos, como que otro tanto sucede en las públicas: conozco bastante bien lo que son los cursos de doctorado en cuatro universidades (en dos como discente y en otras dos como docente), y puedo asegurar que los cursos de doctorado, másteres y postgrados de las universidades públicas no son en su mayoría más que un bochornoso sacacuartos.
Perdonen que no dé mi nombre, pero creo que cualquier profesor universitario en España sabe que esto es así.
Soy el del mensaje sobre la compra de títulos en las universidades privadas y en respuesta al último Anónimo -en que define a muchos títulos de postgrados de las universidades públicas como "sacacuartos"-, quería darle toda la razón, con alguna matización.
Primero, diferenciaría entre títulos de magíster-doctorado oficiales con o sin mención de calidad. Los que tienen la mención suelen ser cursos serios, con un rigor acreditable y cuentan con un profesorado mínimamente solvente. En los que no tienen la mención, tal vez la calidad sea menor, pero no son "sacacuartos", ya que los precios los fija la universidad y los profesores no cobran "suplementos" por ello (en los de mención de calidad, tampoco).
El pozo de los "sacacuartos" se concentra en lo que en mi universidad se llaman "títulos propios", es decir, cursillos de postgrado y magísteres no oficiales: un submundo que huele a podrido y en el que numerosos profesores de segunda y tercera división hacen su agosto a costa de los incautos que se matriculan en ellos. Aunque la calidad es dispar y puede haber algunos decentes, la mayor parte de esos cursos son meros chiringuitos académicos a mayor gloria de la cuenta corriente de los que los dirigen o imparten...un auténtico fraude. Además, con frecuencia están plagados de irregularidades de todo tipo: cuentas poco claras, designación arbitraria de profesores. docentes sin la cualificación necesaria, alumnos admitidos sin haber pasado ni por un bachillerato...
Tampoco me voy a identificar. A lo largo de los años me he opuesto siempre a estos chanchullos, con un elevado coste personal, y no quiero ser atropellado "accidentalmente" en un aparcamiento de mi universidad un día de estos.
Pedrito
Cierto, pero no olvide que en algunas facultades ( como la de derecho de León) aún perduran planes de estudios que tienen asignaturas de 1958 (Incluso de tiempos pretéritos a sus tiempos de estudiante ), y que algunos profesores acuden a clase con hojas amarillentas y destrozadas por los bordes, para impartirlas de manera " magistral " ( insisto, esto pasa en la Facultad de Derecho de León )
Puede ser que nos venga al pelo, por nuestro silencio como estudiantes, pero da rabia.
Barragán: di sus nombres, carajo.
¡¡Vaya!! Ya era hora de que se enteraran de eso en la universidad. Los profesores de secundaria llevamos años denunciando eso mismo mientras los profesores de universidad (la inmensa mayoría, y no sólo ellos) se dedican a mirar para otro lado. Ahora que el proceso de infantilización toca de lleno en la universidad es cuando empiezan a aparecer criticas al sistema educativo.
Tarde, algo tarde, amigos.Vamos a necesitar varias generaciones para enmendar este desaguisado.
Saludos desde Crisis Educativa
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