(Acabo de enviar este texto para mi columna de los jueves en El Mundo de León. Como no tengo tiempo para escribir más cosas ahora, lo doy aquí por anticipado. ¡Qué primicia!).
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Eso, los palos del sombrajo, es lo que se le va a caer a más de uno que yo me sé. Permítanme que me explique. Soy funcionario, sector docencia e investigación, como algunos ya saben. Y durante los últimos meses he acudido a reuniones en las que los convocados teníamos que decidir si asumíamos nuevos trabajos y compromisos o si estábamos a gusto así, más ligeros de cargas. Un día se trataba de ver si una titulación determinada se modificaba o se suprimía; otro, si ciertos cursos se impartían o dejaban de ofertarse; otro, si algunas labores se desdoblaban o se concentraban en menos horas, etc.
He visto a compañeros queridos soltar puñetazos encima de la mesa y decir que bajo ningún concepto y aunque se acabase el mundo darían clases por la tarde, o durante más de tres o cuatro horas semanales, o... Uno, que es un Pepito Grillo con mala follá, que diría un andaluz, solía intervenir anunciando posibles consecuencias de la crisis económica en lontananza, riesgos de que gobiernos de acá o de allá decidiesen un día suprimir centros poco productivos o descartar funcionarios escasamente laboriosos. Y así. No solía hacer mucha gracia mi encendido verbo, lo sé, y a lo mejor he sido injusto en más de una ocasión. Sea como sea, las reacciones iban desde el desprecio silente hasta el llamarme cenizo. Somos funcionarios, se decía. Y eso, con tal tono, significaba: inamovibles, inatacables, invulnerables, sagrados, firmes como la catedral y resistentes como el acero. Ya. A la vista está.
A unos cuantos se les habrá atragantado el desayuno estos días con la noticia. Ya no es sólo que nos bajen el sueldo. Es que la Merkel, en Alemania, acaba de marcarles el camino a sus colegas: supresión de quince mil empleos públicos para empezar; funcionarios a la calle. No digo ni que esté bien ni que me guste la idea, simplemente no me pronuncio sobre el fondo. Sólo quiero recordarles a mis compañeros en general, a los que cobramos de las Administraciones, que va a tocar apretarse los machos y doblar el espinazo como si fuéramos eso que llaman obreros. Y que, aún así, ya veremos. Puede que sea tarde.
Disculpen, no he podido evitarlo. No me alegro, pero ando con una sonrisa helada en la boca, una mueca triste.
A unos cuantos se les habrá atragantado el desayuno estos días con la noticia. Ya no es sólo que nos bajen el sueldo. Es que la Merkel, en Alemania, acaba de marcarles el camino a sus colegas: supresión de quince mil empleos públicos para empezar; funcionarios a la calle. No digo ni que esté bien ni que me guste la idea, simplemente no me pronuncio sobre el fondo. Sólo quiero recordarles a mis compañeros en general, a los que cobramos de las Administraciones, que va a tocar apretarse los machos y doblar el espinazo como si fuéramos eso que llaman obreros. Y que, aún así, ya veremos. Puede que sea tarde.
Disculpen, no he podido evitarlo. No me alegro, pero ando con una sonrisa helada en la boca, una mueca triste.
6 comentarios:
Estoy muy de acuerdo sobre el hecho de que las medidas de austeridad van a afectar, y cada vez más, a los funcionarios, que no constituyen una casta intocable. Y encuentro muchos funcionarios que son de la misma opinión.
También tengo una cierta debilidad por Angelota, como creo ya haber manifestado - simplemente porque la considero la lideresa más a la izquierda del panorama europeo, y con eso lo digo todo.
Pero permítaseme plantear una cuestión sobre comprobación de fuentes: las que encuentro en una búsqueda veloz dicen que [...] Zusätzlich fallen bis bis 2014 zwischen 10 000 und 15 000 Stellen in der Bundesverwaltung weg. [...]
A primera vista, todas dicen más o menos lo mismo
- entre 10 y 15000 unidades en la administración federal
- señalan un plazo 2010-2014
- no hablan de despidos, sino de reducción de puestos.
Lógicamente se puede entender que esta reducción se realice órganicamente, es decir, controlando las convocatorias de empleo público de manera que la diferencia entre entradas (contratación, oposiciones) y salidas (bajas voluntarias, jubilaciones, muertes, etc.) aporte esa reducción.
Parece confirmarlo indirectamente la siguiente referencia: [...] Bis einschließlich 2014 sollen beim Bund bis zu 15 000 Stellen dauerhaft abgebaut werden. Der Bund beschäftigt rund 315 000 Beamte, darunter 183 000 Zeit- und Berufssoldaten. Dazu kommen rund 149 000 Angestellte. [...]
En efecto, echando unos números a vuela pluma, vemos que la reducción es fuerte -entre el 7% y el 10% del funcionariado federal civil; algo menos del 5% del empleo federal total-, pero aún así puede ser perfectamente gestionada con ese instrumento. En la hipótesis extrema de que se actúe sólo sobre el funcionariado de carrera (respetando a contratados y a militares) equivaldría a cubrir, durante cuatro años, sólo un 22% de las vacantes de funcionarios (hipótesis de carrera media = 30 años). Se estarían, eso sí, cubriendo el 63% de las vacantes totales de empleo público federal (siempre si suponemos que el empleo público contratado y militar se mantenga intacto).
Ahora bien, la columna tal como está redactada ("funcionarios, a la calle"), da la idea de una supresión drástica de empleo público, realizada de golpe y porrazo, y mediante despidos. Valdría la pena matizar, ¿no?
Salud,
Y la mayor cantidad de heces, concentrada:
- cuantitativamente, en la ADMINISTRACIÓN AUTONÓMICA. La multiplicación de puestos sin sentido (algunos, redundantes; otros, directamente sin funciones reales) sólo sirve a la mayor gloria de PSOEPPPNVCIUCC.
- cualitativamente, en esa estructura criminal que damos en llamar en España ADMINISTRACIÓN LOCAL.
Club Bilderberg. Su última reunión fue aquí en España,concretamente en Sitges.
Amén, ATMC. ¡Viva la administración central, y viva la administración de carrera! Que lo demás, con honrosas excepciones, mete miedo ...
Salud,
Sr. profesor, ha caído usted en la trampa del titular manipulado al gusto de ese sector poblacional que lo lee babeando y con los colmillos bien largos y bien fuera de la boca, en su caso me imagino que le pueden las ganas de ver algunos colegas con menos soberbia y las canillas temblando. Haga una lectura sosegada de lo que se dice y vera la noticia de otra manera. Como bien dice un amigo, se trata de una reducción del número de funcionarios, no del despido de los mismos, y eso se hace vía reducción de la tasa de reposición, lo que en este lado de la frontera ya se ha aplicado y no sólo este año, (2009 - 30% de tasa de reposición,2010 - 10% de tasa de reposición, años anteriores tasas del 80%). En esto, y por una sola vez, ya le llevamos ventaja a los alemanes.
¿Cómo entonces es que hay los mismos funcionarios? Por las libres designaciones, interinidades y demás nombramientos que no se rigen por esa tasa sino por las "necesidades del servicio" (del "servicio" que le hacen después a quienes los han metido, entiéndase), y que se llevan a cabo en las CCAA y sobre todo en entes locales, que hacen lo que les da la gana en esta materia. Hoy día es donde esta el grueso de la función pública (duplicada) y todos los tejemanejes.
Ahora, la prensa nacional y los lectores que fagocitan funcionarios cual bacterias ya han hecho, unos la trampa, otros la preceptiva interpretación autocomplaciente y ya claman ¡Para cuándo en España! En parte de España ya se ha hecho (admin central), en otra parte, quiero pensar que se está empezando a hacer ahora, aunque siempre para el estrato currito que se tiene que sacar su plaza sin conocer a nadie, los de siempre seguirán como siempre.
La desinformación es un arma de destrucción masiva, en este caso apunta contra la función pública y viendo lo visto, con un resultado excelente.
¡Un saludo!
Se acabaron los delirios de grandeza. Toca poner los pies en el suelo. Ya me imagino el profe de instituto idolatrado por sus alumnos. Ese profesor que invita todos los días a reflexionar y comentar la realidad, ahora le toca explicar que nadie mira desde fuera. Todos estamos dentro.Y unos pocos toman las decisiones que dirigen nuestro destino colectivo. Pero tampoco esos pocos tienen las riendas. Solo el capital, siempre el capital...
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