Estas entradas siempre las tengo que encabezar con la confesión de que de economía sé tan poco como cualquier economista del montón o de algún gabinete público; o casi. Pero cada día amanezco esperando el veredicto económico y preguntándome si será hoy el fatal desenlace o nos quedará todavía un ratito de vino y rosas. Ahora mismo he visto que, a estas horas de la mañana, la puñetera prima de riesgo está en 452 puntos. La rentabilidad anda ya por el seis y pico. Si el Estado no sigue endeudándose, al precio que sea, un día cercano ya no tendrá para pagar mi nómina ni la de los bomberos o los policías. Y si la deuda continúa por ese camino, el endeudamiento se autoestrangulará y poco faltará para que aquellas nóminas no puedan abonarse igualmente. No se arregla con analgésicos ni con antiinflamatorios, es evidente que la situación es de cirugía o muerte. Cirugía tremendamente invasiva, en órganos vitales y probablemente sin anestesia. Todo lo más, con un trago de Fundador. Sea como sea, que mi nómina no va a seguir donde estaba lo saben hasta los negros (que se decía antes, cuando no éramos políticamente correctos ni pelín gilipollas), aunque la mayor parte de mis colegas y conocidos del funcionariado lo sigan ignorando con denodado empeño. Y si nada más es la nómina la que adelgaza, me doy con un canto en los dientes. Por otro lado, qué ocasión tan buena se aproxima para poner de patitas en la calle a unos (cientos de) miles de zánganos impúdicos.
Estos Estados tenían trampa, hay que fastidiarse. Con lo felices que nos hacían y el gustito que nos daban. Y en épocas electorales aun nos acariciaban un poquito más, que si toma cuatrocientos euros, que si te voy a quitar hasta las puntillas de ese impuesto íntimo, corazón. Pero era un amor como el de esos superbígamos que se montan un matrimonio en cada estación de servicio. Tarde o temprano, el pastel tenía que descubrirse y los culos habían de quedar en su natural estado, al aire. Ya casi estamos ahí.
Primero se empeñaban los Estados porque sus ingresos no alcanzaban del todo y había que completar unos servicios públicos muy guapos, tipo otra televisión pública o un nuevo museo de arte por el morro. Y así. Luego, ya empeñados y con el vicio alentado, hacía falta la deuda para pagar la deuda anterior, aquello de tapar un agujero con otro. Más tarde ya hay que pillar préstamos como sea a fin de pagar los intereses de la deuda, lo cual, puestos a hablar de agujeros, es como querer perforar el aire con un berbiquí y colgar un cuadro en ese hueco. Ahora estamos en el punto en que ya ni para los intereses de la deuda de ayer da la deuda que hoy se emite.
Y, a todo esto, nosotros cogidos por salva sea la parte, pues en cuestión de pufos también tenemos lo nuestro. Si nos quedamos sin parné, ni compramos cosas ni pagamos deudas, y entonces los comercios cierran y los bancos quiebran (o hacen como que), además de que el Estado no ingresa por impuestos.
Era una gigantesca pirámide sobre arenas movedizas, en un lodazal profundo. Parece que nadie lo vio venir, o, si alguno se mosqueó, lo habrán enterrado en los cimientos. Además, de faraones pusimos a unos tipos simpáticos y cachondos que estaban más que nada preocupados por la paz, las focas y los transgénicos, amén de por el lenguaje sexista y los libros de historia para niños. Ahora en unas partes cambian a los faraones por ingenieros y en otras nos llenamos de esperanza porque viene un primo de Nefertiti. Lo llevamos claro.
Caerán primero los derechos sociales, sin distinción entre los que merecen el nombre y los que eran pienso para estómagos agradecidos. Después nuestros dineros, los de quien los tenga o aun vaya a conseguir alguno, dejarán de valer lo que valían. A la postre, nos tendremos que poner a trabajar como nuestros abuelos y no viviremos mucho mejor que ellos, en el mejor de los casos. Entretanto, los habrá que culpen de todo a la libertad y exijan líderes providenciales con mano muy dura.
A ver cómo se lo contamos a nuestros hijos. Las fotos de cuando hace poco será mejor quemarlas. Por pudor. Las relaciones sociales en general, el trato con los vecinos, compañeros y conocidos va a empeorar, volverán los delitos que no recordábamos y se apuñalarán conductores en los semáforos. El pasado sábado, a las doce y media de la noche, estábamos en casa en la sobremesa de una sencilla cena con unos pocos familiares. Había niños jugando y conversación normal. Sonaron dos timbrazos enérgicos y salí, sobresaltado, a ver qué pasaba. Ante la puerta estaba el vecino de al lado, que en diez años no había tenido nunca un mal gesto ni una sola palabra molesta. Iba hecho un basilisco y me decía, con el gesto más hosco, que con tanto jaleo su familia no podía dormir. No había jaleo, de verdad, y era medianoche de sábado. Mis parientes se indignaron un poco, pero a mí me parece que hay que empezar a comprender y echar paciencia. El humor de la gente ya no va a ser igual, cada cual arrastrará su drama y sus angustias, ahora toca bajar el tono y entender. Quién sabe qué problemas estarán acorralando a mi buen vecino, qué ansiedad es en verdad la que lo tiene insomne. Esto no ha hecho más que empezar, aunque todavía queda mucha gente que no se entera o no abre los ojos. El cielo empieza a caer sobre nuestras cabezas. Ya no es el maná, es otra cosa, puro pedrisco. Y lo que nos queda.
5 comentarios:
Aunque la encuentro pelín apocalíptica, la descripción del escenario por venir me parece de lo más acertada.
Y me quedo con una frase: 'es tiempo de entender', o algo así, ¿verdad?.
España quizá no haya llegado aún a los extremos de populismo y demagogia barata de, por ejemplo, Argentina, pero creo que en parte se debe a que la UE no nos ha dejado. En cualquier caso, convendría dejar de buscar chivos expiatorios y de echar la culpa a los mercados, a los poderes facticos y a los políticos (los cuales, por cierto, no llegaron en una nave espacial sino que son un reflejo del pueblo que ha votado por ellos). En España se ha despilfarrado hasta más no poder en cosas superfluas (que no tienen nada que ver con la sanidad y la educación), con el beneplácito de buena parte de la población. El número de funcionarios no corresponde a las necesidades reales del Estado, además de que su rendimiento importa poco o nada, como el Profesor García Amado ha indicado varias veces. Animo a todos los que estén absolutamente desesperados a que aprovechen la libre circulación de personas en la UE y emigren al norte. Resulta un poco cobarde, pero hay que ganarse las lentejas.
No creo que hagan falta líderes providenciales, pero sí un gobierno fuerte que no dependa de partidos que responden a intereses periféricos, de legitimidad dudosa, y de incapacidad probada para atender a los intereses generales. Por eso creo que es imprescindible una mayoría absoluta del PP. Esperemos que no confundan esa mayoría, si la obtienen, en un apoyo a delirios cesaristas, com sucedió en el 2000. Por lo demás, aclaro que mi primera opción, la que considero la mejor, es UPyD. Y que el PP es la segunda, esto es, lo segundo mejor o lo menos malo dentro de lo posible, Por esta razón, y dado que la mayoría absoluta del PP parece asegurada, votaré UPyD.
a no ser que quiebre el estado, a ti no te va a tocar directamente. No sea que se vaya todo a la mierda..te dejen de pagar..el estado de bienestar adelgazará, obviamente..sí..y lo mismo alguien que le vaya mal se cruze en tu camino y te apuñale porque le echaron de su casa, no tiene dinero..ahora me acuerdo...de mi profe de estructura que decía yo voy por la calle así trajeado y tal (iba trajeado, cuando no es obligario, imagínate; de éstos...; pero no era malaje..tenía su parte comprensiva; aunque exigente un rato) voy y lo mismo me cruzo con un tipo y le da rabia y me ataca o no sé como era..pero eso decía..y sí..si empeoran las cosas pues habrá necesariamente más locos como el que salio en las noticias que pegaba en los timbres y apuñaló a gente...otro loco en mitad de la calle a todo el que pasaba...Los problemas económicos y la salud mental no se llevan bien..O el que le da coraje y la emprende con los que no sufren tanto la crisis..pues claro..luego en tu casa lo mismo ponen siete llaves pero a la calle has de salir..ohohoo..pero crees que definitivamente esto se va a la mierda???
pero vamos..esperemos que no llegue la sangre al río..y en unos añitos salgamos de esta crisis..digo yo...sino pues yo que sé..nos quedamos en los pueblos cultivando lechugas..y los títulos univesitarios los enmarcamos y los enseñamos a las visitas..mira..que monos..de cuando pensábamos que estudiar nos iba a valer para algo...
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