23 abril, 2010

¿Presunción de indecencia?

(Publicado ayer, jueves, en El Mundo de León)
Estamos atrapados. Por un lado, los que nos queremos sinceramente defensores del Estado de Derecho y de todas y cada una de sus garantías hemos de mantenernos firmes. Pero, por otro, la realidad circundante pesa como una losa: corrupción, corrupción y más corrupción. Todos sabemos de sobra que lo que llega a los juzgados y sale en los periódicos es sólo la punta del iceberg, una porción mínima de la podredumbre del país. Y, aun así, es muchísimo, quita el ánimo, da asco.
Visito a un pariente en su urbanización, en algún lugar de la provincia. Me señala una serie de casas y me dice que la una es del alcalde, la otra de la mujer del alcalde, la siguiente de algún hijo del alcalde… ¿Le tocó la lotería a ese regidor municipal? No consta. Allí hubo recalificaciones y esas cosas. Tengo un amigo fiscal en una ciudad española y aprovecho para preguntarle: “Oye, ¿vosotros no podéis hacer nada?” “Lo tenemos complicado -me responde-, no bastan los cuchicheos, el runrún, la certeza de la gente, hace falta arrancar de alguna denuncia sólida, de indicios firmes”. “¿O sea?” “O sea, que o canta con papeles alguien desde dentro del partido o de la institución correspondiente o no hay nada que hacer”. Los ciudadanos estamos condenados a la impotencia, a comernos la rabia con patatas, a aguantarnos los cabreos. Mira, ahí va otro, a ese cargo público también lo conozco y sé que el sueldo oficial no le da propiamente para ese coche y esa mansión. ¿Entonces? Entonces nada, ajo y agua.
Los partidos se tapan entre sí. No se pisan la manguera. Solidaridad mafiosa. Está en trámite una reforma legal para hacer penalmente responsables a las personas jurídicas, pero PSOE, PP y sus mariachis se han puesto de acuerdo para aplicar una excepción a los partidos políticos. Si los partidos pagaran por las indecencias de sus cargos, otro gallo cantaría.
A los políticos habría que achucharlos un poco más. Deberían los fiscales poder investigarlos porque sí y sin parar. Cada cosa que compren, hasta un simple paquete de gominolas, que se presuma sucia si no demuestran de dónde salió el dinero y que es lícito. Aunque sólo sea para que se note que también existen políticos decentes. Son pocos, pero haberlos, haylos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo Toño, tal como se ha puesto el patio, político y honestidad, que deberían ser sinónimos, cada vez para más gente resultan ser antónimos. Y claro, luego viene la tentación de que como la democracia es corrupta, o al menos sus representantes, conviene erigir un estado sin fisuras, es decir, la dictadura de siempre...

Y es que al final, uno se ve tentado a regresar a sus orígenes anarquistas. Será cosa de la edad.

Un abrazo desde el otro lado del océano (para todos vosotros, por supuesto)

Manolo

Er Tato dijo...

Llevo unos días echándole un vistazo a tu blog y, por desgracia, estamos de acuerdo en bastantes cuestiones. Incluso en ésta, que me ha recordado algo que escribí en su día en mi blog. Enhorabuena por el tuyo.

Saludos

roland freisler dijo...

Joder, ultimamente reserva lo mejor de su pluma para su columna en El Mundo.

roland freisler dijo...

Joder, ultimamente reserva lo mejor de su genio para su columna de El Mundo.

Jacobo Dopico dijo...

... y lo de excluir del régimen de responsabilidad penal a los partidos políticos es sólo una parte.

¿Sabes que también han excluido del régimen de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas a las EMPRESAS PÚBLICAS? Esa es una vía maravillosa, muy explotada en alguna que otra isla española.

La cosa es así: si se asigna una función pública a una empresa pública... ¡tachán! Untar a los que gestionan la cosa pública ya no es cohecho (porque no son funcionarios); las corruptelas que realizan no son prevaricación (porque no son funcionarios)...

En el planeta están EXPLORADÍSIMAS las vías de control de la corrupción, y las conocemos de toda la vida.
- Grado MÁXIMO de control: intervención previa.
- Medidas de cautela: rotación del personal en los puestos de contratación, justificación de los pagos, control por FUNCIONARIOS EXTERNOS de los procesos de adjudicación (four eyes).
- Implicación de DOS administraciones en los procesos de recalificación del suelo (no como ahora, que la Comunidad Autónoma está de voluntaria invitada de piedra.
- Fomento de la delación anónima (Whistleblowers).
- Sistemas de copia informática externa de TODO. Hay empresas privadas que viven de asegurar a otras empresas que de su casa no se va a escapar una miserable prueba si quieren pillar a alguien que esté haciendo pufos. Si quieren, claro. En los sitios donde el Estado NO QUIERE pufos (p. ej.: en la Seguridad Social), los ordenadores son una trampa. Como el funcionario entre en un expediente que no sea el suyo habitual, queda huella. Y a los dos días ya tiene al Jefe de Negociado encima de la chepa preguntándole qué narices hacía accediendo a información reservada (que tiene, además, valor de mercado).

Lo que es evidente es que, de toda la vida, la Administración Central ha sido menos corrupta que la Autonómica o, sobre todo, la local. Los controles en intervenciones en la Central son MÁS SERIOS.

Los sistemas EXISTEN. Los gestores LOS CONOCEN. Lo que pasa es que los gestores ya SÓLO ASPIRAN A DAR IMAGEN DE "LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN", no a eliminar las corruptelas. ¿Y lo hacen así porque se benefician de la corrupción? A veces será por eso. Pero incluso el mejor intencionado tropieza con una piedra ineludible: luchar contra la corrupción exigiría luchar contra agentes con mucho predicamento en el partido. De hecho, exigiría en gran medida desmontar tu Partido Político.

¿Quién quiere pasar a la historia del Partido propio como el tío que se lo cargó, denunciando a sus propios corruptos?

Anónimo dijo...

Hace tiempo se me ocurrió decir que, dados lo intereses que los políticos administran, en ciertos casos no sería mala cosa invertir la carga de la prueba. Me dijeron que yo tenía pujos totalitarios. Y no me refería al derecho penal, sino al modo de verificar la honradez del gestor de intereses ajenos. Porque los político gestionan intereses ajenos ¿no? Entonces alguien podrá pedir cuentas y tomar algunas decisión para que el mal hacer no se extienda y empeore, sin esperar a las siguientes elecciones (¡qué largo me lo fiais!)o a un procedimiento penal. Eso también, pero de momento...

Rogelio dijo...

Luego que si vaya mala leche que se gasta el pueblo, que si os habeis pasado con el corte de pelo de María Antonieta, que si patatín, que si patatán....

roland freisler dijo...

Jacobo
muy bien hoy , si señor, lúcido y tocando todos los palos.
¿Será que cuando las personas dejan de justificar las subvenciones con "rojadas" baratas despejan el cerebro?