15 enero, 2006

Demoledor Vargas Llosa.

Este artículo de Vargas Llosa que sale hoy en El País justifica un domingo. Este hombre les tiene perfectamente tomada la medida a los idiotas de todo pelaje, tanto a derechas como a izquierdas. A los nostálgicos de rebaños y padre autoritario. A los inútiles para la libertad. Y, sobre todo, a los jetas que querrían ver el planeta convertido en un zoológico de razas, con cada una en su jaulita-país, y nosotros -ellos, los jetas- dando conferencias sobre lo bien que vive cada grupito con sus ritos y sus tradiciones, tan monos.
Además, ha visto muy bien cuál será la nueva moda de los pijoprogres, una vez que el foulard de Arafat ya no se lleva. Qué buen tipo aquel Arafat, tan ahorrador. Y cuánto hizo por la industria textil.
El último párrafo de antología. No se lo pierdan.
Copio entero aquí el artículo, aunque recomiendo verlo en El País pinchando aquí.

RAZAS, BOTAS Y NACIONALISMO
Mario Vargas Llosa

La gira por Europa de Evo Morales, presidente electo de Bolivia, que dentro de unos días asumirá la primera magistratura de su país, ha sido un gran éxito mediático.

Su atuendo y apariencia, que parecían programados por un genial asesor de imagen, no altiplánico sino neoyorquino, han hecho las delicias de la prensa y elevado el entusiasmo de la izquierda boba a extremos orgásmicos. Pronostico que el peinado estilo "fraile campanero" del nuevo mandatario boliviano, sus chompas rayadas con todos los colores del arco iris, las casacas de cuero raídas, los vaqueros arrugados y los zapatones de minero se convertirán pronto en el nuevo signo de distinción vestuaria de la progresía occidental. Excelente noticia para los criadores de auquénidos bolivianos y peruanos, y para los fabricantes de chompas de alpaca, llama o vicuña de los países andinos, que así verán incrementarse sus exportaciones.

Lo que más han destacado periodistas y políticos occidentales es que Evo Morales es el primer indígena que llega a ocupar la presidencia de la República de Bolivia, con lo cual se corrige una injusticia discriminadora y racista de cinco siglos cometida por la ínfima minoría blanca contra los millones de indios aymaras y quechuas bolivianos. Aquella afirmación es una flagrante inexactitud histórica, pues por la presidencia de Bolivia han pasado buen número de bolivianos del más humilde origen, generalmente espadones que habiendo comenzado como soldados rasos escalaron posiciones en el Ejército hasta encaramarse en el poder mediante un cuartelazo, peste endémica de la que Bolivia no consiguió librarse sino en la segunda mitad del siglo XX. Para los racistas interesados en este género de estadísticas, les recomiendo leer Los caudillos bárbaros, un espléndido ensayo sobre los dictadorzuelos que se sucedieron en la presidencia de Bolivia en el siglo XIX que escribió Alcides Arguedas, historiador y prosista de mucha garra, aunque demasiado afrancesado y pesimista para el paladar contemporáneo.

No hace muchos años parecía un axioma que el racismo era una tara peligrosa, que debía ser combatida sin contemplaciones, porque las ideas de raza pura, o de razas superiores e inferiores, habían mostrado con el nazismo las apocalípticas consecuencias que esos estereotipos ideológicos podían provocar. Pero, de un tiempo a esta parte, y gracias a personajes como el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y la familia Humala en el Perú, el racismo cobra de pronto protagonismo y respetabilidad y, fomentado y bendecido por un sector irresponsable de la izquierda, se convierte en un valor, en un factor que sirve para determinar la bondad y la maldad de las personas, es decir, su corrección o incorrección política.

Plantear el problema latinoamericano en términos raciales como hacen aquellos demagogos es una irresponsabilidad insensata. Equivale a querer reemplazar los estúpidos e interesados prejuicios de ciertos latinoamericanos que se creen blancos contra los indios, por otros, igualmente absurdos, de los indios contra los blancos. En el Perú, don Isaac Humala, padre de dos candidatos presidenciales en las elecciones del próximo abril -y uno de ellos, el teniente coronel Ollanta, con posibilidades de ser elegido-, ha explicado a la organización de la sociedad peruana, de acuerdo a la raza, que le gustaría que cualquiera de sus retoños que llegara al Gobierno pusiera en práctica: el Perú sería un país donde sólo los "cobrizos andinos" gozarían de la nacionalidad; el resto -blancos, negros, amarillos- serían sólo "ciudadanos" a los que se les reconocerían algunos derechos. Si un "blanco" latinoamericano hubiera hecho una propuesta semejante, hubiera sido crucificado, con toda razón, por la ira universal. Pero como quien la formula es un supuesto indio, ello sólo ha merecido algunas discretas ironías o una silenciosa aprobación.

Llamo a don Isaac Humala un "supuesto" indio, porque en verdad eso es lo que han dictaminado que es sus paisanos del pueblecito ayacuchano de donde la familia Humala salió para trasladarse a Lima. Una socióloga fue recientemente a husmear los antecedentes andinos de los Humala en aquel lugar, y descubrió que los campesinos los consideraban los "mistis" locales, es decir, los "blancos", porque tenían propiedades, ganados y eran, cómo no, explotadores de indios.

Tampoco el señor Evo Morales es un indio, propiamente hablando, aunque naciera en una familia indígena muy pobre y fuera de niño pastor de llamas. Basta oírlo hablar su buen castellano de erres rotundas y sibilantes eses serranas, su astuta modestia ("me asusta un poco, señores, verme rodeado de tantos periodistas, ustedes perdonen"), sus estudiadas y sabias ambigüedades ("el capitalismo europeo es bueno, pues, pero el de los Estados Unidos no lo es"), para saber que don Evo es el emblemático criollo latinoamericano, vivo como una ardilla, trepador y latero, y con una vasta experiencia de manipulador de hombres y mujeres, adquirida en su larga trayectoria de dirigente cocalero y miembro de la aristocracia sindical.

Cualquiera que no sea ciego y obtuso advierte, de entrada, en América Latina, que, más que raciales, las nociones de "indio" y "blanco" (o "negro" o "amarillo") son culturales y que están impregnadas de un contenido económico y social. Un latinoamericano se blanquea a medida que se enriquece o adquiere poder, en tanto que un pobre se cholea o indianiza a medida que desciende en la pirámide social. Lo que indica que el prejuicio racial -que, sin duda, existe, y ha causado y causa todavía tremendas injusticias- es también, y acaso sobre todo, un prejuicio social y económico de los sectores favorecidos y privilegiados contra los explotados y marginados.

América Latina es cada vez más, por fortuna, un continente mestizo, culturalmente hablando. Este mestizaje ha sido mucho más lento en los países andinos, desde luego, que, digamos, en México o en Paraguay, pero ha avanzado de todos modos al extremo de que hablar de "indios puros" o "blancos puros" es una falacia. Esa pureza racial, si es que existe, está confinada en minorías tan insignificantes que no entran siquiera en las estadísticas. (En el Perú, los únicos indios "puros" serían, según los biólogos, el puñadito de urus del Titicaca).

En todo caso, por una razón elemental de justicia y de igual-dad, los prejuicios raciales deben ser erradicados como una fuente abyecta de discriminación y de violencia. Todos, sin excepción, los de blancos contra indios y los de indios contra blancos, negros o amarillos. Es extraordinario que haya que recordarlo todavía y, sobre todo, que haya que recordárselo a esa izquierda que, arreada por gentes como el comandante Hugo Chávez, el cocalero Evo Morales o el doctor Isaac Humala, están dando derecho de ciudad a formas renovadas de racismo.

No sólo la raza se vuelve un concepto ideológico presentable en estos tiempos aberrantes; también el militarismo. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, acaba de hacer el elogio más exaltado del general Juan Velasco Alvarado, el dictador que gobernó el Perú entre 1968 y 1975, cuya política, ha dicho, continuará en el Perú su protegido, el comandante Ollanta Humala, si ganase las elecciones.

El general Velasco Alvarado derribó mediante un golpe de Estado el gobierno democrático de Fernando Belaunde Terry e instauró una dictadura militar de izquierda que expropió todos los medios de comunicación y puso los canales de televisión y los periódicos en manos de una camarilla de mercenarios reclutados en las sentinas de la izquierda. Nacionalizó las tierras y buena parte de las industrias, encarceló y deportó a opositores, y puso fin a toda forma de crítica y oposición política. Su desastrosa política económica hundió al Perú en una crisis atroz que golpeó, sobre todo, a los sectores más humildes, obreros, campesinos y marginados, y el país todavía no se recupera del todo de aquella catástrofe que el general Velasco y su mafia castrense causaron al Perú. Ése es el modelo que el comandante Chávez y su discípulo el comandante Humala quisieran -con la complicidad de los electores obnubilados- ver reinstaurado en el Perú y en América Latina.

Además de racistas y militaristas, estos nuevos caudillos bárbaros se jactan de ser nacionalistas. No podía ser de otra manera. El nacionalismo es la cultura de los incultos, una entelequia ideológica construida de manera tan obtusa y primaria como el racismo (y su correlato inevitable), que hace de la pertenencia a una abstracción colectivista -la nación- el valor supremo y la credencial privilegiada de un individuo. Si hay un continente donde el nacionalismo ha hecho estragos, es América Latina. Ésa fue la ideología en que vistieron sus atropellos y exacciones todos los caudillos que nos desangraron en guerras internas o externas, el pretexto que sirvió para dilapidar recursos en armamentos (lo que permitía las grandes corrupciones) y el obstáculo principal para la integración económica y política de los países latinoamericanos. Parece mentira que, con todo lo que hemos vivido, haya todavía una izquierda en Latinoamérica que resucite a estos monstruos -la raza, la bota y el nacionalismo- como una panacea para nuestros problemas. Es verdad que hay otra izquierda, más responsable y más moderna -la representada por un Ricardo Lagos, un Tabaré Vásquez o un Lula da Silva-, que se distingue nítidamente de la que encarnan esos anacronismos vivientes que son Hugo Chávez, Evo Morales y el clan de los Humala. Pero, por desgracia, es mucho menos influyente que la que propaga por todo el continente el presidente venezolano con su verborrea y sus petrodólares.

15 comentarios:

IuRiSPRuDeNT dijo...

Navega, navega hacia adelante
¡ O Poderoso Barco del Estado !
Hacia las Costas de la Necesidad
Pasados los Arrecifes de la Avaricia
A través de los Chubascos del Odio
Navega, navega hacia adelante, continua navegando

Soy sentimental, si sabes lo que quiero decir:
Amo el país pero no soporto el escenario.
Y no soy de izquierdas ni de derechas
sólo me estoy quedando en casa esta noche
y me estoy perdiendo en esa pequeña pantalla sin esperanza.
Pero soy obstinado como esas bolsas de basura
que el tiempo no puede pudrir
Soy chatarra pero aún sostengo en alto
este pequeño ramillete salvaje:

Anónimo dijo...

No, no andemos con argucias y triquiñuelas semánticas, no hay 2 izquierdas, como más o menos dijo Carnelutti : ¿qué cuento es ese de la verdad formal en el proceso civil y la verdad material en el proceso penal? o la verdad formal coincide con la material y entonces es sólo una veradad o no coincide y es una no verdad.
La izquierda será lo mismo , o Chávez, ZP y Lula son izquierda o si uno de ellos no es tan tirano como los otros, será otra cosa pero no de izquierdas.
¿Qué es para mí un tipo de izquierdas? : es una persona de origen humilde, como mucho originario de una mediocre burguesía que aspira a que la diferencia entre su situación social y económica y la de los más pudientes economicamente sea la menor y para ello dará su ejemplo no comprando un piso mientras los más menesterosos no lo tengan, dan do a organizaciones sindicales y sociales todos sus ingresos que excedan de lo imprescindible para comer normal y vestir normal, no marchar de vacaciones a ningún sitio mientras un semejante tenga que quedarse en casa asándose el verano entero, luchar porque no haya nadie en prisión mientras la sociedad no sea en lo económico lo más igual posible. ¿Hay alguien de izquierdas?, lo dudo, no, si dudara no sería racional, no lo dudo, no hay ninguno de izquierdas, serán otra cosa o usadores de las siglas que inventó Pablo Iglesias, pero en ESPAÑA no queda ni uno, por mucho esfuerzo que haga garciamado en inventarlos.

Anónimo dijo...

A anónimo: su definición de la izquierza es, en una palabra, mala. Por eso no encuentra usted a ninguno. Además es demagógica e infantil. No es operativa. Usted identifica la izquierda con Jesucristo. Y le exige comportamientos supererogatorios. Imagínese que yo digo que sólo es racional aquella persona que lo sabe todo sobre todos los temas y además es capaz de convencer al auditorio universal de la corrección de todas y cada una de sus opiniones. Pues no hay nadie racional. Igual que no hay nadie de izquierdas. Malas definiciones, sin más.

Anónimo dijo...

Venator, yo no he definido a la izquierda porque para mí no existe, lo que garciamado parece dar a entender es que hace falta otra izquierda y yo argumento que no es posible dos izquierdas o es una o la otra será otra cosa , pero no izquierda. Pero por si acaso garciamado quiere que surja algo diferente a ZP o a González ahí si que defino a un tipo de izquierdista genuino y posible como lo fué dn Pablo Iglesias y los primeros socialistas e incluso los primeros bolcheviques.
No creo que sea demagógico lo posible, ¿a santo de qué tiene que tener varios pisos o uno en propiedad un militante de izquierdas, mientras un semejante, uno sólo viva en una chabola?, es que no puede un nominista de izquierdas (entre 1500 y 3000 euros) vivir con 900 euros y dar el resto a los necesitados hasta que en unos años se igualen riquezas?, ¿en algún lugar pone que será demagogia el no disfrutar de vacaciones en solidaridad con los ciudadanos que no puedan acceder a ellas fuera de su domicilio? ; ni infantil poner de manifiesto que ese es el comportamiento del izquierdista, lo otro de que más solidario y más pacífico de campazas y más dignidad para todos y bla, bla, ... eso no es propio de un izquierdista, eso es propio de cualquiera.
Yo no creo que ninguna ideología se pueda comparar con Jesucristo ya que El es omnisciente y omnipotente.
Vd puede decir que es racional lo que quiera, ya está dejando patente garciamado que para Diablín ZP toda definición la crea él a su antojo, el hombre que sabe todo de todo es un sabio y si encima convence es que es un brillante orador. Racional es el que piensa por sí mismo de forma lógica en busca de lo mejor para la sociedad, pero reconozco que hoy por hoy son pocos, lo fácil es dejarse llevar por el PSOE de riqueza en riqueza en nombre de la paz.
La izquierda ha desaparecido, viva el Diablín.

Anónimo dijo...

Me ratifico: un razonamiento falaz, demagógico e infantil. Y una manipulación patética e interesada de lo que fue Pablo Iglesias, los bolcheviques y los primeros socialistas. A Jesucristo, en el que usted cree y yo no, no tengo ningún inconveniente en reconocerle todos los atributos que usted desee.
Saludos y buen día,

Anónimo dijo...

Venator, decía Cicerón que todo lo que se discute se reduce a tres cuestiones : si existe la cosa, qué es la cosa y cómo es la cosa.
Vd se ratifica en que mi "razonamiento" es ..., es que yo no he razonado, he argumentado, que no es lo mismo, un argumento es la manifestación externa de un razonamiento (el razonamiento es interno, consiste en pensar por uno mismo). Y es argumento porque doy un conjunto de razones que sostienen una conclusión.
Vd ofrece una afirmación "razonamiento falaz, demagógico ...y los primeros socialistas" que carece de sostén (premisas), por tanto, no estamos ante un argumento, es una opinión, Vd lo que debe es demostrar la verdad de esta afirmación, porque si irracionalmente considerase Vd que el entrecomillado es un argumento, sería en todo caso una falacia ad hominem.
ZP no es de izquierdas, ni nadie que sea hoy afiliado al PSOE (otra cosa son los votantes) por el argumento antes expuesto, es que no son ni zurdos, como mucho chobos.
Un saludo

Anónimo dijo...

No puidorl. El método del "usuario anónimo" me embriaga y paso a continuar humildemente su Tratado de Política. Como los medievales monjes incontinentes, amplío su tratado intentando copiar su estilo.
"¿Qué es para mí un tipo de derechas? : es una persona de origen aristocrático, como poco originario de la alta burguesía industrial, que aspira a que la diferencia entre su situación social y económica y la de los más paupérrimos (que diría Tip) sea la mayor posible, y para ello dará su ejemplo no sólo adquiriendo las mansiones con las que sus explotaditos trabajadores no upeden ni soñar, sino que además les corre a collejas cuando se los encuentra en su fábrica haciendo turnos de 16 horas. Allá donde compre, intenta gastar lo más posible y se hace traer Telepizzas de El Bullí y su papel higiénico es de Armani".
La patafísica ha muerto: ¡viva la patapolítica!

P.S. "Desde los muros contra el desorden
desde las sirenas día y noche,
desde las hogueras de los vagabundos,
desde las cenizas de los homosexuales,
la democracia está llegando a los Estados Unidos".

Anónimo dijo...

Antetodomuchacalma, no está nada mal la concepción de tipo de derechas, que se podrá estar a favor o en contra (si sigues alguna doctrina social) excepto cuando Vd se aparta de la lógica y afirma : "...con la que sus explotaditos trabajadores ... turnos de 16 h", en mi opinión te apartas de la lógica en que das por seguro que todo tipo de derechas es empresario cuando no es así ya que puede ser desde un profesional liberal a un rico y vago heredero que vote derechas y si asimila empresario a votante de derechas Polanco el de la SER es de derechas ; das por sentado que todo empresario que vote derechas es explotador de sus empleados lo que es una conclusión desmesurada pues alguno habrá que no los explote ; dice que los trabajadores no pueden soñar con tener una mansión lo que es completamente absurdo porque cualquiera puede soñar con lo que quiera : mansiones, cochazos, nominones, y olvida que a veces (pocas) los sueños se hacen realidad al no muy adinerado, por ejemplo, el año pasado la loteria de navidad "tocó" el gordo en Murcia y entre los agraciados pudimos contemplar en la prensa que un buen número eran hasta ese momento poco ricos ; hoy 16 h no las trabajan ni los chinos (cabe prueba en contra que a Vd le corresponde aportar , si conoce algún caso ya sabe que su deber es ponerlo en conocimiento de la autoridad competente) y lo de las collejas parece ser que aquí pegan ostias todos : los padres a los maestros, los hijos a los padres, los maltratadores a las mujeres, los neonazis a los inmigrantes y sin embargo, que curioso que los que de verdad las pegan no aparezcan nunca en ningún sitio mencionados ¿adivina Vd quiénes son?
EL PS ¿es una poesía? ¿es una falacia?

Anónimo dijo...

De verdad que NO PUIDORL. Estimado Anónimo: pretendí ironizar, y dándole la vuelta a su definición de "persona de izquierdas", definir en los mismos términos a alguien de derechas. Yo pensé que estaba construyendo un argumentum ad absurdum, pero Vd. sólo le ve problemas de matiz. Deberé batirme en singular duelo con cualquiera que pretenda tacharle de incoherente.
Ya que ad absurdum no llegamos, intentaré llegar de otro modo. Las posiciones políticas son opciones en relación con la gestión de los asuntos públicos. Luego están las posiciones en relación con los asuntos privados de cada cual.
Me parece de lo más coherente que haya paupérrimos de votantes de derechas y cresos votantes de izquierdas. No puedo oponerme a que haya representantes de partidos de obediencia religiosa que mantengan a queridas en pisitos cerca de las Cortes, porque es un asunto privado. A fin de cuentas, lo único que hace Vd. es sermonear sobre la incoherencia privada en relación con las opciones públicas. En resumen: se sale Vd. del discurso.
Con respecto a la inexistencia de la izquierda: enhorabuena. Me recuerda a aquella novia filósofa de Woody Allen, con la que tuvo que romper porque se empeñába en demostrarle que él no existía. Veintipico millones de votantes que no se enteran. Alrededor de tres mil asalariados en partidos políticos que tampoco. Pero Vd. sí.
Me llena de curiosidad una cosa: ¿por qué todos los que niegan la distinción entre izquierdas y derechas tienen clarísimo que no son de izquierdas? Tengo para mí que el carácter originariamente reactivo (y, por ello, dependiente de aquello a lo que se oponga) de lo que hoy llamamos conservadurismo le ha dotado de una tradicional falta de unidad... pero tranquillos, que esto se acaba. Ahora quienes están locos por "conservar" algo de lo que se está desmoronando están en la izquierda...

Anónimo dijo...

Loable Antetodomuchacalma, me disgusta profundamente y le rogaría que fuese tan amable de no emplear puidorl ni si hay que ir se va o saben aquel que diú y demás bobadas de mente televisiva, eso es el inicio de empezar a aceptar consignas del tipo : la democracia es el sistema menos malo posible (referido a la partitocracia), no intento coartar su libertad de expresión sino mantener mi cerebro oxigenado.
Dice Vd : "Las posiciones políticas ... asuntos públicos" me pregunto si sigue Vd argumentando ad absurdum.
Y sigue : "Me parece de lo más coherente ... izquierdas" joder y a mí ¿qué tiene que ver el votante con el afiliado o jerifalte autoproclamado de izquierda?, por supuesto que cada uno puede votar al político que quiera , faltaría más aunque a los del PSOE les gustaría que sólo se les votase a ellos.
Y sigue largando : " A fin de ... del discurso " , por supuesto que les sermoneo, estoy hasta los cojones de que me mientan y de que me vacilen.
Yo, mientras alguien siga llamándose de izquierdas o rojo les seguiré negando su coartada para bienvivir por lo menos que tenga una mosca cojonera (con dos cojones y cerebro)zumbándole los oidos y me da igual que corte conmigo el mundo entero.
Sigue Vd sin dar ni un solo argumento y mire que le doy carnaza. Otro pancartista más.

Anónimo dijo...

Intentar definir la posición política atendiendo a cómo se conduce alguien en los asuntos privados es una mala excusa (si no puedes con el argumento, vete contra el hombre). Lo bueno que tiene la argumentación ad hominem es que sirve para atacar en cualquier contexto, aunque no domines el tema; lo malo es que todo el mundo lo sabe (lo decía ELY del iusnaturalismo). No hay más.
o, más sencillo aún: 1. Los idearios políticos son programas de gestión de los asuntos públicos. 2. Hay personas que se inclinan por unos o por otros. 3. La motivación íntima que les lleve a ello, o cómo se conduzcan en sus asuntos privados, quedan fuera del discurso político: vale usarlos cuando uno se confiesa (por eso le digo que sermonea), pero no en el juego público: de internis non iudicat praetor.
No creo que el debate dé para mucho más que para barajar nuestras dos posiciones.
Ah: y lamento hondamente que no le guste cómo inicio los posts (jaaarl).

Anónimo dijo...

Antetodomuchacalma eres un lacayuelo de las consignas, que manera de servir a don dinero y doña paz. Esos puntos 1,2,3 y el latinajo no argumenta nada acerca de si existe o no la izquierda sino de una opinión interesada tuya en que los idearios políticos sean como tu quieras verlos con lo cuál lanzas una cortina de humo apagafuegos del poder.
Antetodomuchacalmaposeedordelaverdadpolíticaymoral
Yo no incurro en la falacia ad hominem ya que todo ataque a la persona argumentado no es falacia, hay una línea débil que separa la falacia ad hominem del argumento racional que yo nunca traspaso.
Por si le interesa que le aclare algo mi posición, estoy contra la mentira, a mí que un ricachón o nominista de pro del PSOE me diga que él quiere tener una caso con 100 habitaciones o viajar dando la vuelta al mundo o enriquecerse cada vez más , pues vale sus cojones 33, pero en el momento que me diga que es rojo o de izquierdas y que le interesa que todos sean más iguales y más libres y con más derechos, le diré, como poco : tú te drogas.
No me extraña que un cómico te tenga de repetidor emitiendo sonidos, si un cómico consigue eso, que no conseguirá ZP.
Fin del debate por mi parte, creí que mantenía dialéctica con antetodomuchacalma no con Chico de la Calzada con pancarta por cerebro.

Anónimo dijo...

"Yo no incurro en la falacia ad hominem ya que todo ataque a la persona argumentado no es falacia, hay una línea débil que separa la falacia ad hominem del argumento racional que yo nunca traspaso".

¿QUEEEEEEEEEEEEEEEE?
Es usted el nuevo rico de la argumentación, de los silogismos, de la tópica, de la retórica y de la dialéctica. Relájese, hombre, que tampoco en la lógica está dios.

Anónimo dijo...

No me puedo relajar Venator, lo siento, hay que estar en guardia contra la estulticia en plan centinela de occidente.
Ahora bien, los dioses de la argumentación, retórica y tópica son, por este orden : García Amado y Atienza, yo soy simplemente un aprendiz de poca monta y escribiendo bastante desastroso, creo que tardaré en dominar ambas cuestiones un decenio más o menos, lo único que le puedo decir que soy el número uno es en no dejarme engañar, a mí no me tanga ni mis mundo en cuestiones que afecten a mi honor.

Anónimo dijo...

Hermanos españoles (nacionalidad que presumo son), cuanto empeño intelectual para "filosofar" sobre la ignorancia.
Posición muy eurocéntrica (sean izquierdas o derechas, que por cierto no son únicas ni unánimes).
Cuánta ignorancia acumulada ¡de siglos!
Un buen manual de historia latinoamericana no les vendría nada mal (y no jodan tanto con la filosofía, y sus veleidades intelectuales de tipos superados, cuando son como esa novia de W. Allen que nombran).
Sobre la nota de Vargas Llosa: paupérrima (¿acaso no pueden leer la dimensión ética qus subyace?).
Quien escribe que él último párrafo es "antológico", le diré que más que antológico es sacado de una antología. Porque seguramente no sabe que es una literatura ampliamente trillada en América Latina. Cabe que recordemos que comenzó con la edición chilena que hiciera «El Progreso», para la obra del argentino Domingo F. Sarmiento «Civilización y Barbarie. Vida de Facundo Quiroga», en 1845; problemática que atravesara toda la literatura “civilizada” de la época, a no ser por algunos díscolos intelectuales de la talla de José Hernández, y que en Sarniento culminara con la publicación de su anteúltimo libro «Conflictos y Armonías de las Razas en América» en 1883. Es obvio que Sarmiento se extinguió biológicamente, pero no ideológicamente. Y como es de suponer, el opinador weblogista español, también ha de desconocer la obra de nuestro paisano Don Arturo Jauretche «Manual de Zonceras Argentinas», en épocas donde debemos comenzar a escribir el manual de zonceras latinoamericanas extendidas por el mundo en virtud de la web y de los ignorantes que se deslumbran ante el vituperio.
Desde Argentina, un cordial saludo.
Leandro Andrini