14 enero, 2006

El doble rasero de una izquierda esquizofrénica

Pinchen aquí encima y echen un vistazo a esta noticia que viene en ABC. Parece fundada. Explica lo contentitos que están los nazis batasunos (perdón por la redundancia. Y que me no se enfade el amigo anónimo que siempre está por aquí proclamándose nazi mediante flagrantes contradicciones performativas) con las perspectivas halagüeñas que se les presentan gracias al talante estrábico de ZP. No me digan que esa tropa de canes callejeros que quieren crear no se parece un montón a la Sturmabteilung (SA). El siguiente paso serán las Schutzstaffel (SS).
No tengo humor para glosar por extenso la noticia, que, por lo demás, habla por sí sola de los tiempos brumosos que se avecinan en esa parte del extranjero. Además, si me extiendo en desahogos se me quema la fabada que estoy cocinando en este momento. Y lo primero es lo primero.
No, lo que quería plantear era nada más que una pregunta, que a mí me parece de cajón, pero...
Es ésta: si en vez de ser ZP fuera Aznar, o Rajoy, y si en lugar de ser Batasuna fuera un grupo ilegal de cabezas rapadas de extrema derecha que reclamasen España una-grande-y-libre y el fin del sistemá autonómico, y hubiesen matado ya por sus "ideales" a mil personas, ¿qué dirían los periódicos? ¿Cómo serían los editoriales a toda prisa de El País? ¿Qué se comentaría en las tertulias de la SER -o no ser rico a prisa-? ¿Habría manifestaciones en las calles y se llamaría asesino o cómplice de los asesinos al presidente del gobierno? ¿Cómo se sentirían los paraprogres de este País, que son legión, entre sushi y sushi?
Insisto por enésima vez. El progresista o persona que honestamente se sienta de izquierda en estos tiempos está -estamos- prácticamente condenados a la soledad y a la subsistencia cuasiclandestina. Porque la mayoría de los que se dicen simpatizantes, votantes o militantes de la izquierda traga con carros y carretas y no le hace ascos, en el fondo, ni al asesinato, ni a la extorsión ni a las más acrisoladas y acreditadas formas totalitarias, siempre que el ejecutor de turno sea "uno de los nuestros". Y "los nuestros" son los que diga el jefe que son los nuestros. Y el jefe ahora es "eso".
Llamarse socialista y seguirle el juego a ese resentido iletrado, que odia tanto a la derecha normalizada como admira babosamente a los revolucionarios del gatillo fácil (eso sí, por la espalda) o el golpe de Estado pseudorevolucionario (¿qué es Chavez? Estos días se ha hablado mucho de los militares y de sus peligros reales o virtuales. ¿Qué es el amigo Chavez sino un militar golpista que está haciendo su segundo intento, esta vez por otra vía más sutil, de acabar con todo vestigio real de democracia?) es o una expresión de demencia o una burda manifestación de indecencia.
¿O no es verdad que los batasunos son igual de mefíticos (lo pongo así para que piensen que es inglés y no lo entiendan) que los cabezas rapadas de la esvástica? Desde luego, no seré yo quien se manche las neuronas ni mancille el teclado de mi ordenador replicándole al que vea diferencias sustanciales que excusen crímenes y justifiquen los pactos y las sonrisas de Diablín.
O refundamos una izquierda decente que merezca el nombre y la herencia de gentes que honestamente lucharon por la justicia social sin hacerse asesinos ni cómplices de dictadores psicópatas, o se va todo al carajo para siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ayer mismo apunté algo similar en mi bitácora:

http://justicia.bitacoras.com/archivos/2006/01/13/cara-yo-gano-cruz-tu-pierdes

Como muestra del tifón hegeliano que devora lo real para trocarlo en racional, en fines, y de su imposibilidad de armonizarlos, valga la mezcolanza conocida como pensamiento progresista, el relativismo refinado que integra (?), entre otras, las siguientes aspiraciones:

Socialismo, la justicia a medida del Estado, aunque contradiga al humanismo.

Humanismo, la justicia a medida del ser humano universal, aunque contradiga al hedonismo.

Hedonismo, la justicia a medida del placer individual, aunque contradiga al ecologismo.

Ecologismo, la justicia a medida de la naturaleza, aunque contradiga al nacionalismo.

Nacionalismo, la justicia a medida del interés local, aunque contradiga al socialismo.

Anónimo dijo...

Hay ocasiones en que las contradicciones son inevitables y hasta hermosas, ejemplo el poema de Luis Antonio de Villena "Príncipe di Montenevoso"

Anónimo dijo...

No le tengo simpatía alguna a Batasuna, Juan Antonio, pero identificarla de plano con ETA me parece, aparte de poco sutil, hacerle el caldo gordo a la misma ETA.

Es a mi modo de ver un dogma infeliz de toda una generación política, afortunadamente pasada -y sabes que no me entusiasman sus sucesores, de los que me siento distante y a los que no he votado, y que aún así me resulta inevitable preferir a la sordidez que hubo- que en otros campos, si sirve como referencia, dijera bien poco de cierto, porque su preocupación no era la verdad sino los grandes negocios. Podría ser -lo concedo, a fuer de posibilista- una de las pocas verdades de esta generación, pero no lo creo muy probable.

Volviendo a Batasuna: tenemos que analizar mejor. No sé si este hipotético análisis lleve a la paz, pero es lo único que nos alejará de la ignorancia. No es un partido político en el sentido en el que lo es Convergència, o la misma Esquerra, por poner un ejemplo cualquiera, que ruego quien me lea que interprete en el plano puramente técnico. Es otro tipo de organización. Dentro de ella hay una enorme diversidad de personas. Hay, por supuesto, quienes han abrazado ya la violencia "chica" y están a punto de dar el salto a la "grande" (sin darse cuenta, como tantos otros, de que ya se cruza la peor de las barreras el día de la primera pedrada, o del primer bofetón). Pero también hay en ella personas que buscan otra cosa. Asimilar a todas en el primer caso es hacerle un flaco favor a nuestros intelectos, y a las pocas posibilidades de paz que haya en el horizonte. Y, por supuesto, es empujar a las "relativamente" cercanas hacia lo "absolutamente" lejano.

Lo siento si este pensamiento incompleto y embrionario -por ahora no tengo más- te indignara; no es la intención. Un saludo afectuoso,