27 junio, 2008

Universidad para chiquitines

Un amigo me envía el programa de una asignatura que ya el curso que viene se va a impartir en la carrera de Derecho y en otras, en una universidad postinera de la capital. Se llama “Técnicas de expresión oral y escrita”. Este es el programa (perdón, cronograma):
Cómo organizar los contenidos I
La página en blanco: ¿por dónde empezar?
Ya sé de qué quiero hablar: ¿cómo organizo ahora el contenido?
Cómo organizar los contenidos II.
Introducción y conclusión: dos partes fundamentales de la exposición.
El buen uso del lenguaje I. La frase bien construida.
El buen uso del lenguaje II. Consejos para utilizar el vocabulario correctamente.
Norma y uso de la lengua: lo que se puede y lo que no se debe decir.
La estructura del texto escrito: el párrafo.
Coherencia y cohesión I.
Coherencia y cohesión II.
Escritura creativa I.
Escritura creativa II.
La revisión del texto.
El trabajo en grupo ante una presentación oral pública. Requisitos previos. Distribución de tareas y papeles. La organización del discurso. La estructura de las intervenciones.
Aspectos formales de la presentación. La importancia de la gestualidad en la exposición I.
Aspectos formales de la presentación. La importancia de la gestialidad en la exposición II.
El díalogo.
La entrevista.
La improvisación de situaciones.
Hasta ahí la nueva joya de la pedagogía universitaria que nos va a poner en convergencia con la Europa a la boloñesa.
No me voy a tomar el trabajo de reproducir los subepígrafes, que son de mucha risa. Repárese en que se resta tiempo a la explicación y el estudio del Derecho Penal, el Civil o el Administrativo para poder dedicarse a estas cositas.
Me ha venido el recuerdo de doña Manolita, la maestra que allá en Ruedes, mi pueblo, nos ponía cada día una redacción y nos corregía faltas y defectos expresivos. Ahora se hace en la universidad para que a los chicos y las chicas se les cure el analfabetismo funcional con el que llegan de escuelas e institutos. Supongo que el objetivo final es que todos y todas sean capaces de presentar Operación Triunfo o cualquier otro programa similar. Que tengan ese tipo de competencias y que no se expresen mediante simples gruñidos o diciendo todo el rato “esto es por ejemplo que...”.
Enternecedor.
Siempre he pensado que en la carrera de Derecho debería enseñarse retórica, pero a estudiantes que ya sepan hablar, leer y escribir.
En mi Facultad voy a proponer otra asignatura transversal y de muchas competencias. Podríamos titularla “Conoce tu cuerpecito”. Y los temas tal que así: “Las partes del cuerpo: cabeza, tronco y extremidades”, “Técnicas para andar erguido”, “Maneras de sacarse el chándal por la cabeza”, “Posturas ergonómicas para hacer caca”, “El pitirrín y sus usos I”. “El pitirrín y sus usos II”. “El pitirrín y sus usos LXIX”, etc.
¿Qué nos quedará por ver?

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Estas gilipolleces circulan como la falsa “monea”. Yo no sé qué hacer para escaparme de ellas. Mire las cosas que dice el Programa Oficial de Postgrado de Estudios Hispánicos “Avanzados” de una Universidad castellana: “Esta asignatura troncal aspira, fundamentalmente, a describir minuciosamente la norma culta de la lengua española y sus diversos usos, tanto por vía oral como mediante soporte escrito”. ¿Se matricularía usted después de leer ese estupefaciente párrafo? No hace falta glosarlo todo, porque esas cosas ya producen bascas, pero no puedo dejar de citar el apartado de “ADQUISICIÓN DE COMPETENCIAS Y HABILIDADES ESPECÍFICAS”, entre las que se encuentra una de indudable utilidad: “diferenciar opiniones con respecto a un mismo tema”.

Anónimo dijo...

¿LXIX? Copón, ¿quedan plazas para el curso ese?

Anónimo dijo...

Sí sr, ahí le duele, que gran verdad este párrafo del post : "Siempre he pensado que en la carrera de Derecho...a estudiantes que ya sepan hablar,leer y escribir". Y he de ponerme yo como ejemplo de burro, pues no se expresarme como yo quisiera, ni domino la gramática ni la ortografía y ese defecto me impide dar el cien por cien de mis posibilidades y voy viviendo de los fallos de los demás, pero tiempo al tiempo.

Antón Lagunilla dijo...

Tengo la impresión, no sé si equivocada, de que asignaturas tales solo se pretenden introducir en los programas de las facultades humanísticas (derecho, psicología, letras, ...), pero no en las facultades técnicas o científicas (teleco, medicina, física, ...), lo que debería provocar alguna reflexión. Tal parece que las materias que se imparten en las primeras no se consideran propiamente científicas, sino pseudo científicas, y que por tanto se presume la falta de una adecuada preparación previa de los que se matriculan en ellas, lo que no sucedería, sin embargo, en las segundas, dedicadas a las ciencias "duras". Lo que vendría corroborado por la distinta "nota de corte" que se exige, por lo general, para ingresar en unas facultades o en otras.
Pero, ya digo, es solo una impresión personal, pues apenas tengo contacto con el actual mundo universitario.
Saludos

Eduardo Aldunate Lizana dijo...

Al parecer, el fenómeno es universal. Justamente conversabamos del tema, hoy, cuatro profesores de derecho en un boliche del seguno piso del mercado, en Valparaíso (Chile). Entre otras, creo que la pregunta es ¿en qué momento la Universidad dejó de serlo y pasó a ser ampliación (que no reiteración de lo más básico) de la educación primaria y secundaria? ¿Cuándo empezamos a comulgar con unas políticas públicas que expresamente nos piden que enseñemos a nuestros alumnos a leer y a escribir? Que claramente lo de la expresión oral habrá de quedar para post grado, digo...

Mel ha desaparecido dijo...

Su texto contiene una errata de esas que sientan cátedra, abren surco, o, si la viera, envidiaría Homero. Me refiero a esta joya: gestialidad. Su importancia en el diálogo, irrefutable. Pensemos en ese flexión de un brazo, usando al otro de freno y de percutor, el formidable corte de mangas. La pluralidad de significados atinentes a la erección de dedos diversos mientras se recogen uno o varios... en fin, una materia lamentablemente relegada a unas horillas de cursillo cuando daría para el desparrame de generaciones y generaciones.

Anónimo dijo...

sí, pero...

¿cuántos profesores están encantados con el analfabetismo funcional de los que ingresan en la universidad para tomar el poder diez o quince años después de salir de ella?

¿cuántos profesores están encantados de tener delante cerebros ya irremediablemente embrutecidos, idiotas desarmados a los que no se deja tiempo para pensar, desdichados que necesitan un título para seguir obedeciendo hasta que puedan ser, ellos mismos, obedecidos?

¿cuántos profesores que, sencillamente, odian la docencia están encantados de tener frente a sí eteeeernos adolescentes a los que ya ni se les ocurre "comprometer" su calificación pesando, menos aún haciendo preguntas, léase obligando al profesor a trabajar?

no todos, evidentemente, pero sí muchos

Anónimo dijo...

Anónimo dijo... "¿cuántos profesores están encantados con el analfabetismo funcional de los que ingresan (...)?"

Pues en mi ignorancia, yo diría que poquitos. Dar clase a acémilas da mucho más curre que dar clase a un buen grupo.

Eso sí: esos poquitos son los que llenan con gusto los patéticos cursos de pedagogos.

Anónimo dijo...

estimado antetodomuchacalma,

creo que en la universidad es mucho más curre para el profesor dar clase a gente que lee, que se interesa, etc.,

los que llegan con el selectivo aprobado -y, frecuentemente con el cerebro empobrecido- no son incompetentes básicos, simplemente son mucho más fáciles de manejar para el tipo de profesor al que yo me refería (le aseguro que hay bastantes, aunque no son todos)

el post identifica bien un síntoma de un fenómeno preocupante, con respecto al cual usted parece ser más optimista que yo

un saludo

Anónimo dijo...

Ya quisiera yo poder contestarle a Mafalda lo que ella esperaba de su padre, a saber, que éstos son todavía mis tiempos... universitarios. Pero no es que esté ya "medio ñac", es que Bolonia me ha dejado "ñac completa". Me parece que quienes estamos pagando más el pato aquí, alumnos aparte, somos aquellos a los que una vez nos gustó muchísimo enseñar, tal y como un académico reivindicó (y tiene tariles que tuviera que hacerlo)hace poco: algo a alguien, que el verbo en cuestión es transitivo.
Y lo peor es lo rica que me queda a mí la salsa boloñesa para los espaguettis, caray, que ya es "mala llet"...

Anónimo dijo...

Estimado Anónimo:

No, si estamos de acuerdo en el pesimismo. Lo que digo es que en mi modesta experiencia, mover una clase de semovientes es mucho más difícil que mover una clase de alfabetizados.

Eso sí: siempre que uno quiera mover la clase, claro.

Anónimo dijo...

Nada más que a efectos de identificación: mío es sólo el "post" de Mafalda, ninguno de los otros anónimos. Y sí, quizá más horas de trabajo requieran los alumnos interesados y trabajadores, pero como son mucho más gratificantes, se llevan infinitamente mejor que la pesada losa diaria de explicar a percheros, armarios, pupitres, y los alumnos que están allí... digo yo que para decorar.

Anónimo dijo...

Hace años en primero de Derecho, con toda solemnidad, inuaguro su curso D. Luis Sanchez Agesta diciendo: Asi sepan Vdes. mas Derecho que Castelar, como pongan Vdes. la mas minima falta de ortografia tendran suspensa la asignatura.
¿Que tiempos verdad?
Melusina

Anónimo dijo...

estimado antetodomuchacalma,

está claro que no estamos de acuerdo,

un saludo cordial