27 febrero, 2010

¿Será imposible Europa con una tropa así?

Echo un vistazo a algún periódico alemán y termino por echarme las manos a la cabeza. Posiblemente alguien se equivocó al soñar una Europa maravillosamente unida y compuesta por países y ciudadanos leales y bien dispuestos. Y quizá las equivocaciones continuaron, mucho más adelante, al crear el euro y abrir el club a todo tipo de gente. Es triste decirlo, pero parece inevitable la sospecha de que se han echado margaritas a los cerdos.
Acabo de leer que algunas organizaciones de consumidores de Grecia llaman al boicot de los productos alemanes y que tanto el partido comunista como la extrema derecha (¡ay!) exigen en el Parlamento que el gobierno griego solicite a Alemania indemnizaciones por la Segunda Guerra Mundial y que se devuelva el oro que se llevaron los nazis. La monda.
¿Y por qué se enfadan tanto los griegos con los alemanes? Es bien sabido. Diez años llevaba Grecia falseando las cuentas que presentaba a la UE, diez años de mentiras y disimulos, diez años poniendo en peligro la estabilidad del euro y el sentido de la Unión. Hasta que los descubrieron, y ahora resulta que para que no se vaya al traste la moneda europea hace falta darle la vuelta por completo a la situación económica del país. Y los griegos quieren que las perras las ponga Alemania y los alemanes dicen que de eso nada, que los mentirosos son los otros y que ahora se aprieten el cinturón ellos y apechuguen, entre otras cosas porque los trabajadores griegos se jubilan un rato más jóvenes que los obreros alemanes, y todo así. Y los de Grecia reaccionan como hemos dicho, ciscándose en los alemanes, llamándolos nazis, boicoteando sus productos y jurando que a ellos ni les da lecciones nadie ni los fuerza ninguno a hacerse ahorradores, discretos y decentes.
Da miedo pensar qué gritaremos nosotros cuando nos llegue el turno, que ya debe de estar cercana esa hora. A ver si aquí aceptamos que hay que arrimar el hombro, que deberemos dejar de hacernos los nuevos ricos y de fardar de sumilleres tremendos y exquisitos degustadores de delicatessen que no teníamos en el pueblo, que habrán de empezar a currar en serio muchos funcionarios, que ya no podrá jubilarse el personal de la mina o de los bancos a los cincuenta añitos y llevándose un pastón, que no se deberá permitir que cualquier rucio ignorante llegue a catedrático, etc., etc. ¿Lo asimilaremos o gritaremos que nos saque Francia del agujero y desentarraremos los trabucos si Sarkozy y compañía se niegan a financiarnos los vicios y pagarnos las deudas?
Como soy español -no se elige el país propio, sino a lo mejor me pedía Laponia-, mejor me callo. Si fuera alemán o francés, diría que por qué no volvemos a la CEE de antes, con los cuatro amiguetes serios de entonces, y que se vayan a la porra estos cantamañanas del Sur que tienen la cara más dura que el pedernal.

1 comentario:

un amigo dijo...

No sé, no sé. A mí me parece, en mi ingenuidad, que todos estos gritos nacionales en el cielo son eso, gritos en el cielo. Y que los mass merda, con cruces gamadas de una parte y dedos corazones extendidos de la otra, juegan al mismo juego de siempre. A distraernos.

La batalla de veras no es de griegos contra alemanes, creo yo. Es de banqueros contra gente sencilla, currantes y pensionistas.
En una escala de escandalosidad de 1-10, las marranadas hechas por los griegos con su contabilidad nacional me parece que puntúan con 7. La renuncia consciente de la Comisión Europea a controlarlas, coherente con su conversión en una institución cuyo orgullo declarado es no hacer nada que pueda ofender mínimamente a ningún estado miembro (Barroso dixit), puntúa para mí con un 8.

Puntúa en cambio con un 10, siempre sobre la misma escala, el simple y sencillísimo hecho de que la madre del cordero de todo esto sea que banqueros que han recibido dinero de todos nosotros a porradas están tomando más dinero prestado de la Banca Central Europea, al 1%, y comprando deuda griega al 6%, sabiendo que en cualquier caso el contribuyente va a apoquinar el 5% de beneficio, quiera o no quiera. Y con el resto de sus energías y de nuestros dineros, están especulando desatados como si fuera la víspera del entierro de su putísima madre. Y las 'autoridades' mirando al tendido. 10, digo, y me quedo corto.

Salud,