10 marzo, 2012

¿Qué significa decir que una generalización es injusta?

No es la primera vez que digo algo aquí sobre este tema, pero no estará de más volver a él. Precisamente hace pocos días un muy amable interlocutor decía en este lugar que era injusta una generalización mía sobre el alto grado de responsabilidad que a los padres corresponde por cierta situación de los jóvenes universitarios de hoy.

Pongámonos un poco analíticos y vayamos con las distinciones necesarias para entenderse con el menor equívoco posible.

Lo que ordinariamente llamamos generalizaciones, cuando decimos cosas tales como esa generalización es injusta o falsa o inapropiada, son proposiciones con el siguiente esquema:

Los x son y

Ejemplos de tales frases que “generalizan” serían estos:

(1) Los chinos tienen los ojos rasgados

(2) Los andaluces hablan con el ceceo

(3) Los padres actuales imponen poca disciplina a sus hijos

Lo primero que hace falta aclarar es que una generalización así (los x son y) no equivale a ninguno de estos otros dos enunciados:

- Todos los x son y

- Sólo los x son y

Quien dice “Los chinos tienen los ojos rasgados” normalmente no pretenderá que con ello se entienda ni:

- Todos los chinos tienen los ojos rasgados (no se excluye que pueda haber algún chino atípico, que no los tenga así, por ejemplo porque sea hijo de china y español)

Ni:

- Sólo los chinos tienen los ojos rasgados (no se excluye, para nada, que también puedan tener ojos rasgados los japoneses, los coreanos…).

Por tanto, propiamente no cuestionamos esa generalización de (1) si al que la enunció le replicamos que conocemos a un chino que no tiene ojos rasgados. Tampoco si al que afirma “Los padres actuales imponen poca disciplina a sus hijos” alguien le objeta que él es padre y sí impone a su hijo una fuerte disciplina.

¿Tiene sentido que al que hace una generalización como las mencionadas alguno le diga que dicha generalización es muy injusta? Sigamos distinguiendo.

Alguien puede alegar que la generalización en cuestión a él no se le aplica, pues él no encaja en la pauta que tal enunciado expresa, sino en sus excepciones. Por ejemplo, porque es un chino de ojos no rasgados o porque es un padre que disciplina bastante a sus hijos o porque es un andaluz carente de ceceo al hablar. Pero ese dato individual, aun cuando sea completamente cierto, no hace la generalización, como tal, ni injusta ni inapropiada.

Una generalización no pretende hacer justicia, sino señalar alguna propiedad que mayoritariamente posea cierto grupo de seres u objetos (los chinos, los andaluces, los padres actuales…). Pero como la generalización no excluye la excepción y no se vuelve inapropiada por el mero hecho de que haya excepciones (seres u objetos que no tengan esa propiedad), no es injusta ni con unos ni con otros ni es falsa o inapropiada por razón de tener excepciones lo que en ella se señala (porque haya chinos sin ojos rasgados, etc.).

Incidentalmente o de pasada, es interesante señalar en qué casos solemos decir que una generalización nos resulta injusta o no nos hace injusticia. Si alguien dice, “Los asturianos son unos chulillos”, yo, que soy asturiano, fácilmente replicaré que cuidado, que yo soy asturiano y no soy nada chilillo, sino un tipo muy estupendo y equilibrado. En cambio, si otro afirma que “los asturianos son una gente muy generosa”, lo probable es que yo guarde silencio y con mi silencio asienta, aunque sea yo un rácano de tomo y lomo. En otras palabras, lo habitual es que quien sostiene que una generalización es injusta no pretenda cuestionar lo verdadero o apropiado de la tesis “general” que el correspondiente enunciado esconde, sino afirmarse frente al común negativo proclamando su condición de excepción positiva: yo no soy como esos que usted dice, sean ellos en verdad así o no.

Una generalización puede ser más o menos apropiada o verdadera, según la proporción entre la regla que enuncia y las excepciones que se le puedan encontrar. Es una cuestión de grado. Por eso dicho enunciado no sufre apenas en su valor descriptivo por el hecho de que alguien diga “yo soy la excepción”. Cuanto más amplio sea el conjunto aludido con la generalización (la regla), menos relevancia tendrá la excepción particular. Por el hecho de que un chino diga, frente a (1), “yo soy chino y no tengo los ojos rasgados”, en poco sufre el valor de la afirmación “los chinos tienen los ojos rasgados”.

¿Vale todo? No. Una generalización también puede ser falsa. Lo sería la siguiente:

“Los españoles corren los cien metros lisos en menos de diez segundos”

Supongamos que hay dos españoles que corran los cien metros lisos en menos de diez segundos. ¿Seguiría pareciéndonos falso ese enunciado, en cuanto referido a los ciudadanos españoles en general? Sí. ¿Por qué? Porque está muy claro que, del conjunto de los españoles, la inmensísima mayoría no corre a esas velocidades.

Es mejor hablar de generalizaciones más o menos apropiadas que de generalizaciones verdaderas y falsas. La verdad y la falsedad sólo se pueden predicar de los casos extremos: es falsa la afirmación “los x son y” si no hay ni un x que sea y (ni un chino con ojos rasgados) y es verdadera si no hay un solo x que no sea y (ni un chino sin ojos rasgados). Pero son los casos que no importan, pues hemos visto que “los x son y” normalmente no pretende significar “no hay un x que no sea y” ni “todos los x son y”.

Si llamamos un enunciado universal al que sigue el esquema “todos los x son y”, podemos llamar enunciado general a este que conocemos y que llamamos generalización: “los x son y”, entendido como significando algo distinto de “todos los x son y”.

¿Qué hace más o menos apropiado (cuestión de escala o de grados) el uso de un enunciado general, una generalización? El número de excepciones que se le pueden presentar. Sabemos que el enunciado “Los padres actuales imponen poca disciplina a sus hijos” no pretende significar que todos los padres actuales imponen poca disciplina a sus hijos; es decir, no pretende significar que no haya un padre actual que imponga mucha disciplina a sus hijos. Lo que quiere decir es que, del conjunto de padres e hijos que se tome como referencia, un número significativo impone a sus hijos poca disciplina. ¿Qué significa “un número significativo”? Según el contexto, podrá significar una de estas dos cosas:

a) Un número mayor o notablemente mayor de la mitad de los padres de ese conjunto.

b) Una proporción mayor o notablemente mayor de padres en comparación con otro conjunto de padres (por ejemplo, los padres de antes, de hace años).

Así que la generalización “los x son y” viene a querer decir cosas tales como:

- Hay un número mayoritario o significativo de x que son y

- Si eres x, entonces es altamente probable o relativamente probable que seas también y

En consecuencia, lo apropiado de una generalización no se combate mostrando una o varias excepciones, sino haciendo ver que la frecuencia o la probabilidad de las excepciones tiene una magnitud que priva de fundamento a la generalización en cuestión.

Por cierto, frases como “las generalizaciones son odiosas” o “las generalizaciones son injustas” no son más que generalizaciones.

4 comentarios:

Betawriter dijo...

Buenísimo artículo. No sé si será una generalización apropiada o no, pero últimamente me parece que todo el mundo tiene la sensibilidad a flor de piel en auténticas chorradas y que se han anulado como individuos y sólo se identifican con la(s) tribu(s). Qué pena.

Anónimo dijo...

Esto me recuerda a la lógica de filosofía, en esa asignatura era ; no? jajaja. te montas unos líos. Pero vamos que esta entrada viene acerca de los comentarios de Husar. Yo creo que por ese comentario es que has escrito esta explicación. Esta bien, si. Yo creo que te has defendido bien.

Anónimo dijo...

twitter está sobrecargado. He intentado entrar hace un momento. Creo que es por el aniversario del 11M. Recuerdo perfectamente donde estaba. Eso se llama memoria flash.

Anónimo dijo...

Recordar donde estábamos y qué hacíamos en ese preciso momento en el que ocurrió algo que nos marcó colectivamente. Se estudia en Psicología social.memoria flash