17 noviembre, 2008

Aparéate y corre

En los asuntos de sexo y cama no hay manera de mantenerse al día, van las cosas a toda leche y a nada que te descuidas ya te quedaste más desfasado que el sexto mandamiento. Ahora resulta que el último gemido es la cita a ciegas en garaje o servicios de unos grandes almacenes para echar un polvete emocionante y salir corriéndo(se). Según leí ayer en un diario que lo contaba entre G-20 y G-20, a ese rito menesteroso y acelerado lo llaman cruising. Dicen que se da más entre homosexuales, como corresponde al verbo que acabo de utilizar, pero que también los héteros están que se salen y entre ellos se llama dogging, o cancaneo, en castellano académico.
El asunto funciona tal que así: usted va a una de las dos mil y pijo (perdón, quise decir y pico) páginas que en internet tratan del tema y lo organizan, busca dónde es la próxima concentración amatoria de su villa o ciudad y acude presuroso y en primer tiempo de saludo. Allí mira a ver quién le hace una seña, o la hace usted. No he llegado a enterarme de cómo será la seña esa, pero imagino que no muy distinta de la del tres en la brisca. Y en cuanto los informales contrayentes se reconozcan con idénticas intenciones, a refocilar tocan. Nada del previo estudias o trabajas o de juegos preliminares a base de copas carísimas y de fingirse corredor de bolsa llena. Al grano.
Tiene que ser emocionante, aunque más por lo casuístico que por lo gimnástico. En efecto, dicen las crónicas que el lecho amoroso suele improvisarse en un garaje, un parque o un descampado. Vade retro, con este lumbago. En cambio, pensar en quién te puede caer en semejante suerte de varas sí tiene su aquel. ¿Qué tal si te das de bruces y de todo con esa esposa del colega que se pasa la vida diciéndole a su víctima que no salga de vinos con guarros divorciados como tú? ¿Y esa compañera de saya larga y gesto contrito y distante? Ah, amigo, sorpresas te da la vida, ay Dios. Y no digamos si descubres mismamente a tu parienta con la mano en el pomo del excusado y el gesto de busco hombre rápido, que tengo hora en la pelu. Por supuesto, en aras de la paridad de género podríamos buscar paralelos ejemplos de señoras que descubren que su Manolo no estaba esa tarde en el fútbol y que se lo topan en la rampa del parking designado con la camiseta de la Gimnástica de Tarragona en la mano y el preservativo entre los dientes. Arrieros somos.
Creo francamente que el ejemplo debería cundir y que tendríamos que extender práctica tan expeditiva a otros campos. Por ejemplo, estaría bien que las evaluaciones de la ANECA y de las demás agencias de medición del curriculum académico se hicieran con esa agilidad y con una objetividad tan intachable. Se organiza una quedada en los soportales de una universidad o ministerio y, ante el guiño convenido, cada aspirante a la gloria universitaria se cruza con su juez y le enseña lo mejor de sus publicaciones mientras el otro gime de puro éxtasis intelectual. Y sin necesidad de leerse los trabajos, igual que ahora.
¿Y qué me dicen de unos buenos encuentros político-festivos entre los candidatos de los grandes partidos y el sufrido votante? Votas al que te toque, pero con la diferencia de que le has visto las vergüenzas después de que te haya poseído como ansía, y no más tarde, cuando ya pilló escaño y no hay quien practique la marcha atrás en la urna. O sea, como en los mítines, pero a calzón quitado y sin decirse cosas, sin mentir ni nada, a pelo.
Vivimos tiempos de promiscuidad. Con este espíritu de científico social que uno se gasta, me meto en google a buscar información y aparece una página sobre este asunto en la web de un grupo antimilitarista. Querrán cambiar el presenten armas de toda la vida. Seguro que ya son legión. Lo bonito es que en el mismo portal hay, por ejemplo, una “Historia breve de la teología de la liberación” y la convocatoria para un concierto de Ramoncín y la Pantoja. Emocionante todo, oigan. Y pacífico.
Bien está ponerse al día para no entender al revés algunas cosas. Por ejemplo, en mi Facultad tengo fichada una pareja de estudiantillos que frecuentan los baños de caballeros cercanos a los despachos de los profesores. Un día iba un servidor a hacer aguas menores y se dio de bruces con el muchacho preocupado, que llevaba cara de vigilar si andaba algún docente por las inmediaciones. Ante mi imponente presencia, disimuló fatal e hizo mutis, pero resultó que por el hueco inferior de la puerta de uno de los excusados asomaban unos pies de mujer armados de tacones. Finalizada mi labor, salí y me encontré al varón otra vez en la puerta, con cara de ansiedad y consternación. Me los he vuelto a tropezar con frecuencia por las inmediaciones y ya los saludo con un abable buenos días. Yo pensaba, ingenuo, que eran novios sin posibles para motel, pero igual es que quedan por internet para cancanearse al aroma de la ciencia jurídica.

2 comentarios:

Hans dijo...

Gran verbo, cancanear :D
En cuanto a la propuesta de 'intercourses' políticos, sospecho que se limitaría a la praxis de la sodomía por parte del candidato/a. Como ahora, o sea.

Anónimo dijo...

Estaria bien que se celebraran orgias desenfrenadas, con plena libertad en las universidades.Esto seria creatividad de valores y estimulante ademas de sincero y excitante.Que diria la moral de muchos encadenados a sus dogmas jeje,pero acaso tienen ellos la verdad absoluta, que no justifique otro comportamiento.España deberia ser como la antigua Grecia, que digo el mundo entero jejeje.