01 febrero, 2007

Asturias, si yo pudiera...

Sí, muy grandones los asturianos y tal, pero acabamos haciendo el canelo como todos los demás. ¿Cuándo nos juntamos los blogueros cabreados y creamos la ONG “Ridículos Con Fronteras” o “Capullos Mundi”?
Andan por mi tierra asturiana hechos un lío con la lengua. No es que se les haya puesto gorda (con perdón) y que les cueste vocalizar, no. Me refiero a la orgía lingüística. Que tampoco es lo que ustedes están pensando. Que me refiero al problema idiomático, vamos.
Si tienen humor, miren esta noticia y luego hablamos. Se ha cogido un buen cabreo la Academia de la Lengua Asturiana (cuidado, traducción: Academia de la LLingua Asturiana). Y es que pasan cosas que, hija (trad.: fía), no se pueden aguantar. Repasemos.
La Consejería de Educación de Asturias ha elaborado un borrador de curriculo de la Enseñanza Primaria, según el cual la enseñanza de la lengua asturiana (saque la lengua; ahora métala y diga treinta y tres; ahora tosa) pasará de voluntaria a optativa. Con los conceptos hemos topado. Hasta ahora es voluntaria porque esas enseñanzas las reciben los (hijos de los padres) que quieren. Y los que no, pues no hacen nada y simplemente se quedan sin hablar como el trasgu manda y sin entender ni palabra del bello canto de las xanas. Según el borrador, pasaría a optativa, porque los que no reciban llingua podrán cursar otras materias que se les ofrecen como alternativas. Esto según la Academia (trad.: Academia) es “un paso atrás cualitativo para el asturiano”. Me encantan los pasos atrás cualitativos, mucho más que los cuantitativos, no vas a comparar. Un paso atrás cualitativo te lleva mucho más atrás que cinco pasos atrás cuantitativos (la cita no es de Lenin, sino de Marx -Groucho-).
Oigan, amigos, ¿no les recuerda algo ese razonamiento? Exacto, recuerda a los obispos. Los de la Academia razonan igual que los de la Conferencia Episcopal cuando se enojan porque la enseñanza de la religión tenga alternativas en el curriculum. Enésima muestra de lo de sobra sabido: esto de las naciones y las lenguas es como la religión. Algunos dirían que opio del pueblo, pero yo no lo suscribo para que no se me reboten los amigos y la familia. Lo que sí es verdad es que lo uno y lo otro comienza a base de pura fe (creer en lo que no vemos; ni oímos), luego se constituyen iglesias, con sus obispos y todo, y tiende a acabar a hostias. Por un fin superior, suprapersonal y trascendente, eso sí. En este caso, salvar las esencias de la nación asturiana, que ya ve usted qué preocupados estábamos con el problema esencial mientras nos tomábamos unas sidras con quesu de Cabrales.
Ah, pero no terminan ahí los quebraderos de cabeza. Miren por dónde, a un doctorando asturiano se le ocurrió presentar a trámite una tesis con el título y el resumen en bable, o sea, en llingua (que nadie me regañe por no saber exactamente si bable y lengua asturiana son o no lo mismo; yo soy mero bableparlante, no académico ni obispo). La Universidad no la admitió, pese a que, por mandato del Claustro, hace poco que publicó sus Estatutos en edición bilingüe, castellano y bable. Por “perres” que no quede, oh. Pues el doctorando, al que presumo ajeno a la burguesía citadina castellanoparlante y enraizado en generaciones de habladores de la lengua asturiana, recurrió a los tribunales, ya que, obviamente, el asunto merecía pleito. Y va la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias y se suelta con que tararí, que no puede ser porque la única lengua oficial es el castellano. Ya nos están discriminando, mecachis. Vendidos al imperialismo mesetario andan esos magistrados. ¿Acaso ignoran que con el bable la tesis ganaría en repercusión nacional –quiero decir en España, ojo- e internacional? Esta gente sigue anclada en el prejuicio de que la ciencia es universal; y no, la ciencia es cosa de comentar en el chigre con los amigos y tomando unos cafés con pingarates.
Claro, la objeción es obvia, pues ya hay universidades de este país (España, quiero decir) donde se defienden tesis doctorales en inglés. Verdad es que suele ser cosa de economistas, que presumen de globalizados y no son capaces de adivinar a cómo estará aquí el precio de la patata de siembra de la próxima cosecha.
La sentencia en cuestión organiza un zafarrancho de distinciones y categorías que no sería capaz de desentrañar ni un equipo de teólogos y canonistas, los más competentes en esta materia. No voy a cansar con el comentario, pero el que quiera hacerse una idea que pinche en este resumen o en este excelente comentario de un constitucionalista de la Universidad de Oviedo, Ramón Punset. Y, si prefiere darse el gustazo de leer una exposición bien crítica en lengua asturiana, que vaya aquí, a una página asturianista y prollingua llamada "AsturNews Opinión", toma castaña, plurilingüismo a tope.
¿Y a un servidor le importa algo semejante embrollo? La verdad es que no. Admito cualquier cosa, pues tengo la cabeza demasiado ocupada en menesteres extra o supralingüísticos: el Euribor y unas lecturas inglesas y alemanas sobre el concepto de imputación en el derecho de responsabilidad por daños. Y por mucho que suban los tipos de interés no me voy a buscar un sobresueldo haciéndome traductor jurado de llingua cuando llegue la cooficialdad (trad.: cooficialidá). Además, me costaría, pues el bable que toda la vida hablé en casa creo que no sirve, no es llingua, me parece que estaba contaminado. Y para hacer cursillos ya no estoy, la verdad.
Entonces ¿por qué me meto donde no me llaman? Hombre, pues para molestar y porque me sale una mala uva ya rancia. Es que en tiempos me jorobaba que los de Oviedo, que primero me llamaban aldeano por no dominar el castellano tan bien como ellos, ahora se estén convirtiendo, previo cursillo y diploma expedido por la Academia, en defensores de una lengua que no es, ahora tampoco, la de mi padre y mi madre, la de mis abuelos, la de Ruedes. Cuando tú vas, yo vengo (Chenoa dixit). Las “naciones” se están llenando de impostores a sueldo. Ahora ya es más fácil vivir de la lengua que del cuerpo entero.
Dicho todo lo cual, que les dejen escribir las tesis como quieran, hombre. Total, para lo que sirven...