El conflicto lleva meses incubándose. Hace un par de años, Cataluña reformó también su Estatuto y sentó en él que los aires que por su territorio transiten o en él se generen por cualquier efecto natural o artificial pertenecen nada más que a los catalanes. Curiosamente, dicha norma figura en el capítulo del Estatuto rotulado como “Derechos lingüísticos y competencias de que la lengua catalana”. La Exposición de Motivos, en su página 588, aclara esta aparente peculiaridad sistemática, al señalar que, puesto que las palabras se las lleva el viento, deben los vientos catalanes ser controlados por los poderes públicos de esta Comunidad, “únicos legitimados para administrar ese vehículo aéreo por el que se transmiten los sonidos de la noble y siempre dulce lengua de nuestros próceres y próceras”.
El enfrentamiento, por el momento dialéctico, surgió a raíz de la creciente contaminación de Barcelona por causa de las treinta desaladoras instaladas en sus costas. Una primera medida del Gobierno de la Generalitat, consistente en repartir escafandras pintadas con los colores nacionales, no tuvo en la población la respuesta esperada, pues muchos ciudadanos consideraron que tal adminículo dificultaba grandemente el típico beso “a torniquet” entre las parejas autóctonas. De ahí que el Consejero de Medio Ambiente, Albert Perales i Oviedo, presentara el proyecto de enviar al Moncayo aragonés unas cubas con capacidad para transportar a Cataluña hasta cien metros cubiquets de aire fresco. Pero el Gobierno de Aragón sembró de tachuelas los accesos a sus puertos y montañas, alegando el artículo correspondiente de su Estatuto (923), a tenor del cual, es propiedad irrenunciable de los aragoneses cada accidente orográfico de la Comunidad, así como sus vías de acceso y cada gesta montañera que allí acontezca. Como medida de presión sobre la Comunidad vecina, el Presidente catalán, honorable Pep García i Cazorla, llamó a los catalanes a acudir cada fin de semana a la frontera con Aragón y proceder allí con las mayores aspiraciones.
Ante la inquietud que en el conjunto del Estado, antaño España, se generó por estos hechos amenazadores para el tradicional consenso interterritorial, el Presidente Zapatero convocó una reunión de Presidentes de Comunidades Autónomas, de la que salió un importante documento cuya principal conclusión, adoptada por asentimiento, es que cada Comunidad debe aspirar nada más que de lo suyo y que se creará un fondo interterritorial de bombonas de oxígeno para las situaciones de emergencia. A la salida de tal reunión, el Presidente Zapatero declaró, satisfecho, que había vuelto a quedar bien patente la sólida unión entre las naciones que componen el Estado: “Estamos tan estrechamente unidos que ni el aire circula entre nosotros”.
El muro que pretende levantar el Gobierno de Aragón ha sido fuertemente contestado por varios grupos ecologistas, preocupados por las dificultades que las golondrinas hallarán a la hora de superarlo en su anual migración. “Tendrán el aire, pero no habrá pájaro que ponga allí un huevo”, ha declarado a la Cadena Ser el portavoz de Ecologistas Autonómicos, Xuan Elvin Gaviota. La réplica aragonesa no se ha hecho esperar y la Consejera de Medio Ambiente de esa Comunidad, doña Jennifer Mosquera, ha explicado que están en estudio sofisticados sistemas que permitan el paso de las golondrinas por unos ventanucos hechos a tal propósito en el muro. “Pasa el pájaro, sin que se escape el aire”, ha declarado al cierre del Congreso Internacional sobre Globalización y Libertad de los Pueblos, celebrado en Teruel el pasado fin de semana.
Al tiempo, en el debate ha terciado la Comunidad Valenciana, con el anuncio de que también construirá un muro, pegado al aragonés, pero por la parte valenciana de la raya fronteriza, para evitar que pase el viento de levante, que tradicionalmente llega a Aragón desde el Mediterráneo y que también se conoce como bochorno. “No nos fiamos de los ventanucos de marras y además sabemos que los aragoneses han encargado a una empresa ucraniana varias centrales aspiradoras”, ha dicho, en improvisada rueda de prensa, el Director General de Corrientes Neumáticas de la Generalitat, don Aquilino Cierzo Bembibre.
Las espadas están en alto. La Presidenta de la Comisión Europea, Carla Bruni, se ha ofrecido a mediar y sus buenos oficios han sido de inmediato aceptados por Rodríguez Zapatero, quien ha manifestado que “la recibiremos con los brazos abiertos, porque la cuestión es espinosa".
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