(Publicado en El Mundo de León ayer, jueves 30).
Ahora se lleva que la universidad parezca una empresa y que las empresas metan baza en la universidad. Hasta la ministra del ramo tiene una empresa relacionada con la investigación y, lógicamente, quiere fomentar las colaboraciones. En muchas universidades las tarjetas de profesor o estudiante llevan publicidad, generalmente de un banco o caja. Señorito, déme algo, lo que buenamente pueda, y le anuncio lo suyo.
Otro caso. La de Universia es una página web en la que estudiantes y profesores pueden hallar información muy útil. También es una muestra de la amalgama de lo público y lo privado a la que está yendo a parar la gestión de las universidades en tiempos de progresismo estrábico. Este portal común de las universidades españolas lo financia un banco. Mecenazgo lo llaman. Olé esa generosidad. Es como si los rectores hubieran conseguido una beca para hacer más visibles las instituciones que gobiernan. Con el Banco de Santander en Universia y el BBVA en la liga de fútbol, queda la sociedad española felizmente sometida al abrazo del oso bancario, la alta cultura y el ocio masivo marcando el mismo paso. Naturalmente, entendemos que en las universidades los bancos reinan pero no gobiernan, pura filantropía.
De todos modos, parece que los que financian también tienen que financiarse. Así, uno entra en la página de Universia y encuentra publicidad abundante. Averiguamos que “con Universia y Apple” ser estudiante tiene muchas ventajas y que los hoteles más chulos se consiguen en el portal Booking y las mejores escapadas se organizan con Expedia. También tiene Universia tienda propia, en la que se puede adquirir desde una cámara fotográfica hasta un monitor de última generación o un móvil bien aparente. Pase, el mercado es el mercado. Más discutible parece que en la sección de “Sitios recomendados” nos remitan a la web de una agencia de viajes.
Pero que nadie se mosquee. En la misma página podemos contemplar un vídeo en el que un rector nos cuenta que Universia “fue un milagro y un regalo” y “un soporte afectivo para las universidades”. Inteligencia emocional, sin duda. Añade el mismo rector que es muy importante que alguien haya confiado en que “el sistema universitario es rentable socialmente”. Otro valora el hecho de que la banca se haya interesado por la universidad y un tercero ensalza el que las compañías privadas hagan lo que no han hecho ni las propias universidades ni las instituciones públicas. Están todos muy contentos. No es para menos.
Por cierto, también nos enteramos de que en mayo pasado se celebró en Valencia una junta general de accionistas de Universia. ¿Será que la universidad sí es negocio?
Otro caso. La de Universia es una página web en la que estudiantes y profesores pueden hallar información muy útil. También es una muestra de la amalgama de lo público y lo privado a la que está yendo a parar la gestión de las universidades en tiempos de progresismo estrábico. Este portal común de las universidades españolas lo financia un banco. Mecenazgo lo llaman. Olé esa generosidad. Es como si los rectores hubieran conseguido una beca para hacer más visibles las instituciones que gobiernan. Con el Banco de Santander en Universia y el BBVA en la liga de fútbol, queda la sociedad española felizmente sometida al abrazo del oso bancario, la alta cultura y el ocio masivo marcando el mismo paso. Naturalmente, entendemos que en las universidades los bancos reinan pero no gobiernan, pura filantropía.
De todos modos, parece que los que financian también tienen que financiarse. Así, uno entra en la página de Universia y encuentra publicidad abundante. Averiguamos que “con Universia y Apple” ser estudiante tiene muchas ventajas y que los hoteles más chulos se consiguen en el portal Booking y las mejores escapadas se organizan con Expedia. También tiene Universia tienda propia, en la que se puede adquirir desde una cámara fotográfica hasta un monitor de última generación o un móvil bien aparente. Pase, el mercado es el mercado. Más discutible parece que en la sección de “Sitios recomendados” nos remitan a la web de una agencia de viajes.
Pero que nadie se mosquee. En la misma página podemos contemplar un vídeo en el que un rector nos cuenta que Universia “fue un milagro y un regalo” y “un soporte afectivo para las universidades”. Inteligencia emocional, sin duda. Añade el mismo rector que es muy importante que alguien haya confiado en que “el sistema universitario es rentable socialmente”. Otro valora el hecho de que la banca se haya interesado por la universidad y un tercero ensalza el que las compañías privadas hagan lo que no han hecho ni las propias universidades ni las instituciones públicas. Están todos muy contentos. No es para menos.
Por cierto, también nos enteramos de que en mayo pasado se celebró en Valencia una junta general de accionistas de Universia. ¿Será que la universidad sí es negocio?