28 noviembre, 2006

Guerra a las compañías aéreas y los aeropuertos.

Estoy en el aeropuerto de Bogotá. Todavía no ha ocurrido nada gordo. Simplemente que, como en todas partes, mandan llegar con tres horas de antelación para los trámites de los vuelos internacionales. Llego con cuatro horas, a mi estilo histérico-aldeano. Voy todo contento al mostrador de embarque y me dicen que tengo que pasar seguridad y que han de ponerme el correspondiente sello en la maleta. Miro, y el garito de seguridad está cerrado. Pregunto que cuando abren y me dicen que unas dos horas antes del vuelo. Cojonudo. Venga usted tres horas antes para que no le abramos hasta que falten dos horas. Vuelo con Avianca, por cierto.
Hay en el aeropuerto un propio de la Alcaldía que me esperaba, pues la Alcaldía era la que me invitaba a hablar en un congreso que organizaba, y consigue meterme en la sala VIP a esperar ese tiempo muerto, o más bien asesinado. Aprovecho las instalaciones para colgar este post y empezar con el mosqueo.

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