Se
ha desatado la carrera por las carreras y esto ya no hay quien lo pare. Entre
las maestrías universitarias más sorprendentes de los últimos tiempos están las
tituladas “Turismo insular”, “Carpintería de aluminio”, “Rejoneo”, “Bulerías
históricas” “Meditación onírica”, “Nuevas ginebras” y “Bajorrelieves egipcios”.
Pero una universidad española acaba de
dar un paso más en esta lucha por el estudiante de segundo ciclo y ofrece un
máster en extremaunción. El vicerrector de Campus y Medio ha declarado a la
prensa local que, pese a lo que el título pueda hacer sospechar, no se trata de
enseñanzas religiosas ni con un perfil confesional. “El título –ha dicho-
ofrece una perspectiva transversal y muy centrada en los derechos humanos” (No,
no es la Carlos III).
En efecto, según la memoria en su momento elaborada por el Departamento proponente, el de Filosofía y Sostenibilidad, la extremaunción puede verse como sacramento, pero también como auxilio final reconfortador y vinculado a la muerte digna y al libre desarrollo de la personalidad al final del todo. Tal como leemos en dicho documento, “una perspectiva global y abarcadora de la extremaunción como medida de consuelo uncida a la situación vital extrema que acontece cuando el riesgo de muerte es inminente, permite salir de la horma tradicional del auxilio espiritual terminal y terminante y concebir dicho apoyo como relación interpersonal abierta a las variantes culturales y de género”. Sí, literal. En tal sentido, en la guía docente de varias asignaturas se insiste en que la sociedad actual y los principios del nuevo constitucionalismo exigen que el apoyo reconfortador en los estertores de la vida pueda ser prestado por mujeres, transexuales y subsaharianos en igualdad de condiciones con la figura tradicional del sacerdote católico, y más si se tiene en cuenta que vivimos en un Estado no confesional que milita en las causas “de la justicia social inmarcesible” (sic.).
En efecto, según la memoria en su momento elaborada por el Departamento proponente, el de Filosofía y Sostenibilidad, la extremaunción puede verse como sacramento, pero también como auxilio final reconfortador y vinculado a la muerte digna y al libre desarrollo de la personalidad al final del todo. Tal como leemos en dicho documento, “una perspectiva global y abarcadora de la extremaunción como medida de consuelo uncida a la situación vital extrema que acontece cuando el riesgo de muerte es inminente, permite salir de la horma tradicional del auxilio espiritual terminal y terminante y concebir dicho apoyo como relación interpersonal abierta a las variantes culturales y de género”. Sí, literal. En tal sentido, en la guía docente de varias asignaturas se insiste en que la sociedad actual y los principios del nuevo constitucionalismo exigen que el apoyo reconfortador en los estertores de la vida pueda ser prestado por mujeres, transexuales y subsaharianos en igualdad de condiciones con la figura tradicional del sacerdote católico, y más si se tiene en cuenta que vivimos en un Estado no confesional que milita en las causas “de la justicia social inmarcesible” (sic.).
El
máster en cuestión tendrá una duración de dos cursos académicos y su parte
teórica será impartida fundamentalmente por profesorado de Derecho Eclesiástico
del Estado, Filosofía del Derecho, Derecho Constitucional y Contabilidad,
mientras que para los créditos prácticos están en estudio varios convenios con
hospitales de la Seguridad Social y el INEM. Como ha escrito recientemente el
rector de la Universidad en cuestión, en su prólogo al libro colectivo titulado
“Al fin el fin”, “tampoco podemos perder de vista a los suicidas potenciales, y
las cosas ya se sabe que están como están”. Varios suicidas inminentes y sin
plaza ya le han asegurado su voto en la cercana reelección, a cambio de poder
ahorcarse en el aula y en horas de máxima concurrencia estudiantil.
3 comentarios:
¡ Por fin la extremaunción civil, como Dios manda !.
Ná, que he gorvío.
Y veo que vuelve usted por sus fueros, don GA (o no se va nunca de ellos). Y dale con lo escatológico...
Abrazos,
ATMC
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