(Publicado hoy en El Mundo de León)
Soy catedrático de universidad y, por tanto, funcionario con un sueldo de los altos en la Administración. Para el recorte de emolumentos que ahora llega me queda margen y, además, estaba mentalizado. Debemos contribuir, proporcionadamente, los que tenemos el privilegio de un trabajo estable y con algunas ventajas adicionales.
Hasta ahí mi acuerdo. Porque miro alrededor y la aquiescencia se va tornando cabreo. Me piden colaboración y sacrificios, y bien está, pero.... Es como si en una familia grande uno fuera un hijo más, con muchos hermanos. Ahora aparece el padre y te dice: “Hijo, estamos hundidos y podemos quedarnos sin casa, sin dinero para comida o para la ropa y los libros de tus hermanos. Tú tienes un sueldo que no está mal y has de auxiliarnos”. Se veía venir. Uno, que quiere ser hijo bueno, echa mano a la cartera, pero a lo mejor también le suelta un discurso al progenitor para convencerlo de que comience por despedir a las tres empleadas de servicio doméstico, al mayordomo y a la manicura. Y tal vez convenga mirar atrás y repasar cómo llegó esta catástrofe. Resulta que el cabeza de familia dilapidó el patrimonio familiar en regalos a lo loco. Por ejemplo, como quería ser presidente de la comunidad de vecinos, dio a cada uno de los que viven en este inmenso rascacielos un regalo de cuatrocientos euros. Sí, también a los más ricachones. Así todo el rato, hasta que la familia se quedó como está ahora, a dos velas. El padre dice que el dinero se le fue en socorrer a los más necesitados, pero resulta que en esta familia cada vez es más grande la distancia entre los que tienen mucho y los que pasan necesidad. Es falso que este cabeza de familia reparta bien, pues, por ejemplo, ahora el regalo para tapar los pufos me lo pide a mí, no a mis parientes más forrados.
En fin, por el dinero que voy a poner para sacar a la familia del hoyo no protestaré. Para eso estamos. Pero hablaré con mis hermanos para ver qué hacemos con este padre que anda medio gagá. Visto lo visto, creo que procede incapacitarlo. Asegurémosle un digno retiro y una vejez agradable. Pero que no vuelva a meter la mano en la caja ni en nada que nos importe. Por el bien de la familia.
Hasta ahí mi acuerdo. Porque miro alrededor y la aquiescencia se va tornando cabreo. Me piden colaboración y sacrificios, y bien está, pero.... Es como si en una familia grande uno fuera un hijo más, con muchos hermanos. Ahora aparece el padre y te dice: “Hijo, estamos hundidos y podemos quedarnos sin casa, sin dinero para comida o para la ropa y los libros de tus hermanos. Tú tienes un sueldo que no está mal y has de auxiliarnos”. Se veía venir. Uno, que quiere ser hijo bueno, echa mano a la cartera, pero a lo mejor también le suelta un discurso al progenitor para convencerlo de que comience por despedir a las tres empleadas de servicio doméstico, al mayordomo y a la manicura. Y tal vez convenga mirar atrás y repasar cómo llegó esta catástrofe. Resulta que el cabeza de familia dilapidó el patrimonio familiar en regalos a lo loco. Por ejemplo, como quería ser presidente de la comunidad de vecinos, dio a cada uno de los que viven en este inmenso rascacielos un regalo de cuatrocientos euros. Sí, también a los más ricachones. Así todo el rato, hasta que la familia se quedó como está ahora, a dos velas. El padre dice que el dinero se le fue en socorrer a los más necesitados, pero resulta que en esta familia cada vez es más grande la distancia entre los que tienen mucho y los que pasan necesidad. Es falso que este cabeza de familia reparta bien, pues, por ejemplo, ahora el regalo para tapar los pufos me lo pide a mí, no a mis parientes más forrados.
En fin, por el dinero que voy a poner para sacar a la familia del hoyo no protestaré. Para eso estamos. Pero hablaré con mis hermanos para ver qué hacemos con este padre que anda medio gagá. Visto lo visto, creo que procede incapacitarlo. Asegurémosle un digno retiro y una vejez agradable. Pero que no vuelva a meter la mano en la caja ni en nada que nos importe. Por el bien de la familia.
8 comentarios:
Estoy con usted en que hay que contribuir en esta ocasión, mal que nos pese. No obstante, creo que conviene señalar a los que ahora se rasgan las vestiduras porque tenemos la osadía de protestar, que los funcionarios de esta país llevamos varios lustros contribuyendo más que nadie,a base de congelaciones salariales y subida por debajo del IPC, mientras el resto del país se revolcaba en la orgía consumista que hemos vivido fruto del dinero barato de los bancos y de la mala cabeza de muchos.
Está linda la observación. En lo esencial, me parece una buena descripción retrospectiva (¡ay la payasada de los cuatrocientos euros, una de las más deseducativas que ha visto la historia reciente!). Hace agua, a mi juicio, en lo propositivo, pues no se trata de 'inhabilitar' sólo al cabeza de familia, que es un títere - se trataría de neutralizar a los poderes fácticos que allí lo han colocado.
Puestos a inhabilitar, se trataría no sólo de curar, sino de prevenir - inhabilitando a la larga cola de imbéciles que están esperando para sustituirlo, en su propio partido y en esa cosa viscosa e indefinida que llamamos 'oposición'.
Si no, la sola inhabilitación del líder máximo tendrá un efecto sólo psicológico -un suspiro de alivio para unos cuantos- y no cambiará nada.
Salud,
Si señor, muy lúcido y completado con la observación de un amigo debería dar que pensar y mucho a los amigos del blog.
Ahora bien, dentro de ese hogar con tantos hermanos que nos dice Garciamado hay dos sensibilidades unos creen que su "vocación" es tener un sueldo fijo y otros que su vida no consiste en estar forzosamente a las órdenes de alguien.
Dentro de los "vocacionales" hay un 80% que dicen "habérselo currao", es decir, que el cabeza de familia sabe, tal vez porque a él mismo le hayan venido en busca de alguna recomendación , que están en ese puesto de trabajo, por la cara, ...
Hombre,funcionarios,sobrar lo que se dice sobrar...sobran.Para qué nos vamos a engañar.
Lo lógico sería deshacerse del excedente y no tocar el sueldo al resto.
Menos mal que son socialistos nuestros gobernantes,anda queee.
Por cierto,¿qué le parece el tema de la posible incompatibilidad de Garzón?
Un cordial saludo.
Ésto pirula un poco mal,no soy anónimo sino Carmen,jopé.
Otro saludo.
Rebajar los salarios a los funcionarios es una medida populista (el 60% de la población está muy contento), como lo es anunciar la vispera un impuesto para los más que ricos, eso sí temporal. La reducción del gasto no pasa sólo por tocar el capítulo I, existen otras partidas, seguramente más inutiles.
En una epoca de recesion, bajar salarios y subir el IVA no parece que vaya a hacer subir el PIB. Por suerte, la ministra ha reconocido que el PIB caerá más de lo previsto (aunque ahora igual es cuando sube, vete a tu saber).
La ciudadanía europea (toda ella) debería exigir al Sr. ZP responsabilidades penales. En unos meses más acaba con el euro y toda la UE.
Que ZP no eche la culpa de su ineptitud al sistema financiero. Dinamarca está en el mismo planeta y su situación es muy diferente.
Incapacitación YA!
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