Hacía meses que no cenaba ante la tele, lo juro. Esta noche sí. Resulta que nos pusimos mi amada y un servidor a tomarnos unas chuletillas de cordero -no es lujo excesivo, eran de Mercadona- ante La Uno, porque uno tiene vocación de hombre público. Y quiso el azar juguetón que el programa fuera un reportaje sobre casas de lujo de gente lujosa. Primero la milla de oro, en Madrid capital, y luego Marbella. Resindencias de dos mil metros cuadrados con ocho personas de servicio servicial y el marido en Rusia o en Italia, supongo que del Sur.
Por aquí, cerca de cinco millones de parados.
Una rusa escultural andaba desconsolada porque ella y su churri stroganoff habían comprado la casa por quince millones de euros y ahora, si quisieran venderla, estaría nada más que por los ocho millones. De euros. Que la crisis y que vaya putada cómo nos afecta.
Y no hay violencia apenas en el país, constato.
La tele pública los muestra y el pueblo los ve. Los ve. Porque se muestran y nos los muestra la tele publica. Tele púb(l)ica, ramera de las ondas.
A mí, que soy funcionario y todo, me vienen unas ganas incontenibles de matar. De matar. Al pueblo no le vienen, supongo. Esas ganas, digo. Todavía.
Esto tiene que cambiar. Por lo menos que se escondan.
¡Pum!
He dicho.
Por aquí, cerca de cinco millones de parados.
Una rusa escultural andaba desconsolada porque ella y su churri stroganoff habían comprado la casa por quince millones de euros y ahora, si quisieran venderla, estaría nada más que por los ocho millones. De euros. Que la crisis y que vaya putada cómo nos afecta.
Y no hay violencia apenas en el país, constato.
La tele pública los muestra y el pueblo los ve. Los ve. Porque se muestran y nos los muestra la tele publica. Tele púb(l)ica, ramera de las ondas.
A mí, que soy funcionario y todo, me vienen unas ganas incontenibles de matar. De matar. Al pueblo no le vienen, supongo. Esas ganas, digo. Todavía.
Esto tiene que cambiar. Por lo menos que se escondan.
¡Pum!
He dicho.
4 comentarios:
Vi a esa petarda de rojo un minuto mientras zapeé al final del partido del Madrid. Petarda y gilipollas.
He ojeado algunos programas similares que se emiten, no sé con qué frecuencia, en otras cadenas (...)Vulgaridad(z), mal gusto, nuevariquez,horterez,insensibilidad(z). Nunca escuché comentarios al respecto y no sé la audiencia que los tales tendrán. En cualquier caso a los "ideólogos" que los perpetran, habría que darles...un premio.
El pais semanal se vende y tiene secciones que son para vomitar, y reportajes de decoración que sólo tienen sentido para los dueños de esas casas, y de moda para los propietarios de esas casas. Y EPS lo compran los progres y sus articulistas también se tienen por tal.
Y ya sabe que la excusatio non petita... (digo por las chuletillas de mercadona)
Un saludo,
Nuestro sistema inmunitario tiene ciertas estructuras celulares que se activan antes de que el resto del organismo siquiera se entere de la existencia de un peligro cierto para su supervivencia.
En ocasiones esa activación precoz impide el desarrollo y/o manifestación de la enfermedad, de no ser así el conjunto del sistema inmunitario se pone en marcha para intentar doblegar al enemigo. Lo normal es que aquel se declare ganador, pero bien sabemos que en ocasiones no ocurre tal y oímos cosas como aquello de: "era un gran tipo", "nunca tuvo ni un mal resfriado".
Así me parece que sucede con estas cosas, algunas personas actúan como ganglios centinelas, anticipan, intuyen, observan y avisan al resto de que algo no funciona y que es preciso hacer algo, mientras ojipláticos advierten de la falta de sensibilidad y de la inacción de la sociedad.
Pero da igual, es cuestión de tiempo, al final como decía mi abuela: "el que no arregla gotera arregla la casa entera" y la fiebre la vamos a pasar, o sí, o sí, de forma que las bofetadas las vamos a ver en vivo y en directo más pronto que tarde si, según Serrat, no se ponen coto a tales desmanes, magnis itineribus.
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