Me
entretuve un rato esta mañana leyendo la página que El Mundo dedica a las cuitas de los amigos de la Casa Real a
propósito de la infanta Cristina y de sus desventuras matrimoniales. ¿Desventuras
matrimoniales? ¿Cuáles? Pues que ahora sabemos todos lo que antes se supone que
solo conocían ella y los de la familia: que su marido es amigo de lo ajeno o
gustaba de ganarse la vida con más atajos que trabajos. Se hacen cábalas sobre
por qué no se separó a tiempo del inefable Iñaqui y si no será tarde ya para
salvar su culo de ella y su lugar en el orden sucesorio. Son unos ejercicios de
hipocresía verdaderamente sobrecogedores, casi irreales.
O
sea, tú eres la esposa de un pícaro que se da a estafas y triquiñuelas y a
variadas corrupciones para enriquecerse y tú lo sabes, ya que a ver, si no, de
dónde saca para comprarse y compraros palacetes y para permitirse la gran
vidorra, incluso a veces con tu firma en algún papelín, pero cuando a él lo
trincan con las manos en la masa, tú te haces la loca y por Dios, por Dios,
nunca pude sospechar que me había casado con un haragán de primera. ¿Qué
golfería es esta?
Lo
que se sabe en el arrabal no se ignora en la Casa Real. Ese podría ser un buen
lema para empezar a entendernos y dejarnos de poner mohines. Búsquese el barrio
más decadente, el portal más empobrecido, la familia más atosigada por los
hados y los golpes de la vida e imaginemos que de pronto el cuñado de este o el yerno
de la otra o el marido de una misma empieza a conducir un Ferrari nuevecito del
paquete, que va comprando mansiones y dejando en los bares propinas que emboban
a los camareros y que durante el cocido de los domingos cuenta que es que le ha
salido un puesto muy bueno en la mercería de la esquina o que le han hecho un
anticipo por la novela autobiográfica que piensa escribir. No cuela, ni de
broma. Oscilarán las opiniones entre que se ha dado a la venta de droga dura o
al tráfico de blancas o que ha atracado un banco o asesinado a un par de viejas
millonarias y algo francesas. Pero que sea un honesto trabajador enriquecido
con los sudores de su frente no se lo cree ni uno, ni el más tonto de la
familia o el más ingenuo del vecindario.
Así
que en la Zarzuela y sus aledaños tampoco pudo pensarlo nadie. Y cuando se dice
nadie, es nadie. Por cierto, no sé para dónde diantre miraban los sucesivos
presidentes del Gobierno de la nación ni para qué nos valen aquí los servicios
secretos del Estado. Será para guardarle los secretos al Estado, no digo que no, visto lo visto. ¿O es que a todo el mundo, desde el gran suegro hasta el
subsecretario más infame del ministerio más ruinoso, consideraba que qué menos
y que cómo no iba el prenda a montárselo por la cara y a emular al Dioni en
versión ducal y olímpica, aseada e insular?
Nadie
se escandaliza, que se sepa, cuando se está forrando el yernísimo al que no se
le conocía otro oficio desde que dejó el balonmano, y que no nos digan que no
se comentaría en los corrillos de la jet cómo iba de despacho autonómico en
despacho municipal solicitando mordidas y entregas a fondo perdido o vendiendo
papeletas para el sorteo de un chancho, a trescientos mil euros el boleto y,
encima, el cerdo era de peluche y ni ibérico siquiera. No, el susto aparece con
los indicios de que jueces que van por libre y periodistas aún no vendidos y
alguna sección policial especializada y que se toma independencia empiezan a
hacerse preguntas y a atar cabos y cuando, de propina, está a punto de ser
procesado algún político de los que daban y recibían y vaya usted a saber qué
papeles saldrán ahí y si no habremos dejado restos, pelos y huellas. En suma, que no llegó la preocupación cuando se enteraron
ellos, realezas de la Zarzuela y simplezas de la Moncloa, sino cuando se dieron
cuenta de que íbamos a enterarnos nosotros.
Y
entonces que por qué su señora, Cristina, no lo dejó a tiempo para librarse de
las salpicaduras y para poder fingirse for ever inocente y medio virgen y todo.
Que quede por tonta de remate o por maruja inimputable no importa, por lo que
se ve. Ella no reparó en que entraba dinero a espuertas y en que por el
trabajo de su chico no podía ser porque su chico propiamente no trabajaba ni
están así los salarios de los currantes, pero cuando le contaron que era del
puro trinque, se le tenía que haber pasado el amor y debió volver a casa de
papá, donde se sabe de siempre que no hay negocios turbios y que cada duro es
transparente y se declara. Eso tenía que haber hecho, al parecer, según los muy
honrados consejeros y quienes velan por el lustre de nuestra monarquía. Porque
ya no es problema que de yerno estafara si se convierte en ex y deja de ir por
casa a tomarse el chupito de ouzo con la suegra. Las responsabilidades de la
familia pasan tan raudas como la gloria de los hijos políticos, visto y no visto.
Que
sí, que el amor es ciego y que nadie está libre de obcecarse una noche con lo
menos recomendable de la villa, que hay épocas en que te obnubila el sexo o se
te nubla el seso, le puede pasar a cualquiera. Pero ajo y agua. Que apechugue
la Cristina y que siga con su Iñaqui y que se pasen las noches en blanco
pensando si pondrán una panadería ahora o si será mejor un bar de tapas y que
vaya lío los cuatro hijos en el instituto con la plebe. Pero a nosotros que no
nos la metan doblada y haciéndose la ajena o la ofendida; o la
divorciada. A estas alturas. Uno con una y para siempre, hasta que la muerte los separe. O la cárcel.
2 comentarios:
Como ciudadano estoy perdido. Algo no encaja. No puede ser. Me niego a creer que algo comienza a funcionar...
El juez x actuando... la fiscalios lialo todo actuando en tal caso... España al revés.
No puede ser. Algo gordo se está gestando. Me pierdo. Me confundo. No puedo permitirme el lujo de ser ingenuo por enésima vez...
No puedo asimilar que existan profesionales de libro, ingenuos. Estos rayos de sol esporádicos me ciegan. Esto es muy fuerte.
Uff que todo vuelva a la normalidad..
Le piden 1 año y 3 meses de cárcel.
http://canarias-semanal.org/not/807/_por_que_te_callas_ahora__le_pregunta_un_coronel_del_ejercito_al_rey
Un cordial saludo.
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