16 julio, 2013

Corruptores



            Me temo que me voy a quedar sin mi costumbre de escuchar la radio por las mañanas desde que me levanto hasta que me pongo a mis labores. Se están volviendo insoportables las emisoras, con su malsano maniqueísmo. Van en la estela de los politicastros, y para sus muy contrafácticos sermones de cada día no les vale de nada la evidencia de las mentiras y los errores. Erre que erre. Las cadenas afines al PP se desdicen de todo lo que a las ondas gritan cuando los pillados in fraganti y con las manos en la masa son del PSOE. Las emisoras partidarias del PSOE piden para el otro gran partido las condenas y dimisiones que no admitían para los suyos cuando los suyos eran los cubiertos de mierda.

            Les falta a todos el elemento kantiano, no están dotados para la universalización, supremo principio de cualquier ética que se quiera algo racional. Nuestro país y nuestros medios de comunicación son más bien de la ley del embudo o de aquella otra proclama según la cual la legislación vigente es nada más que para el indiferente. Acuérdense de qué les tocaba al amigo y al enemigo.

            No hace falta que lo expliquemos, pero mencionemos de pasada qué es eso de la universalización. Cuando yo digo que hacer X es malo y no hago acepción de personas, mi tesis es universal. Reemplácese la variable X por “robar”, “matar niños”, “torturar ancianos”... En cambio, si yo afirmo que hacer X es malo, pero añado o dejo ver que a ese juicio se aplica una excepción cuando quien lo hace es el sujeto A o el miembro del grupo G, soy un chaquetero, a no ser que las propiedades de A o de G sean en verdad relevantes en relación con X y constituyan una explicación generalmente aceptable de dicha excepción.

            Ejemplos. Yo afirmo que matar deliberadamente a otra persona es moralmente muy reprochable salvo que quien mate sea un menor o enfermo mental sin capacidad para dominar sus actos o valorarlos maduramente o que se trate de los soldados de un ejército en guerra y sean enemigos los que maten en la batalla y sin vulnerar las leyes de la guerra (tómese el ejemplo en lo que vale y no entremos a debates sobre la guerra y su sentido o sinsentido). Ahora compárese con estas otras afirmaciones posibles mías: “matar deliberadamente a otra persona es moralmente muy reprochable, a no ser que el que mata sea del partido político P, o sea de mi pueblo o sea pariente o amigo mío...”.

            El que no es capaz de ver la corrupción del razonamiento moral en las afirmaciones de ese último tipo padece un serio defecto cognitivo y tiene una sociabilidad realmente defectuosa. Y no podemos negar que hay mucha gente así por estos pagos. Es, pongamos, el que cuando en el colegio un niño le pega al suyo va a protestar como un energúmeno, pero cuando es el hijo suyo el que le zurra a otro no admite para su vástago castigo ni objeción y proclama que será porque el otro algo malo había hecho. Es el que se escandaliza cuando su vecino o compañero obtiene por enchufe un puesto o ascenso en la Administración pública, pero corre siempre a buscar enchufe para sí y ningún remordimiento tiene si es él mismo el favorecido por el dedo sucio.

            Esos son idiotas morales. Pero los hay todavía peores. Pues peores son los que sí están dotados para apreciar ese matiz, pero a posta hacen abstracción de toda pretensión de racionalidad intersubjetiva y barren para casa con descaro y alevoso disimulo. Son los hipócritas morales. El hipócrita moral capta lo irracional y asocial de su actitud, pero la mantiene buscando su beneficio (¡ay, esos periodistas que vamos sabiendo que también reciben sobres!) y ofendiendo la cordura de su auditorio con su muy especioso argumentar.

            Todo se entiende mejor con ejemplificación futbolística. Los partidos de fútbol se rigen por un reglamento bastante claro. Supongamos que, además, comulgamos con tal reglamento porque nos parece que recoge y  regula adecuadamente las exigencias del fair play y de la justicia de los resultados. Ahora pensemos en un partido de fútbol amañado porque un equipo pegó al árbitro un buen dinero para que éste pitara un penalti injusto. Las actitudes de los aficionados del equipo beneficiado pueden ser de tres tipos. Una, la del que reprueba esa maniobra y no quiere bajo ningún concepto ganar torneos de tal manera. Dos, la del idiota moral, al que el amor a sus colores hasta le impide tomar conciencia de la ilicitud y reprochabilidad de tal proceder. Tres, la del hipócrita, que de sobra se da cuenta de que no es ni legal ni moralmente tolerable esa corruptela, pero que echa balones fuera con argumentos del tipo “otros también lo hacen”, “el año pasado se nos robó un partido a nosotros y nadie dijo nada”, “no haríamos esto si los árbitros fuesen de verdad imparciales”, “no se ha probado que fuera nuestro equipo el que pagó a este árbitro”, “habríamos ganado de todos modos, pues jugamos mucho mejor”, etc., etc.

            Si se me acepta y queda clara la clasificación anterior entre personas moralmente maduras, idiotas morales e hipócritas morales, podemos intentar contestar, juntos, unas pocas preguntas. Por ejemplo, qué porcentaje de votantes de partidos corruptos hasta el tuétano podemos encajar en uno u otro apartado. A día de hoy y con los datos de hoy, veo sumamente complicado que para el votante del PP en el conjunto de España o de CiU en Cataluña o del PSOE en Andalucía o Asturias, por decir lo mínimo, podamos dar otro veredicto que el de idiota o hipócrita, según los casos y sin ánimo de ofender demasiado. Estamos tratando de hacer teoría moral, no de participar en la melé. El que quiera, que incluya otros partidos y con otros datos sabidos.

            Sin perjuicio de los deméritos y las miserias de otros, o de muchos otros, lo que están haciendo en este tiempo Rajoy y sus huestes del PP es absolutamente fatal y terrible para este país nuestro y esta ciudadanía. No se puede dar peor ejemplo. Ese mal ejemplo no es sólo de incumplimiento flagrante de las normas morales básicas de un país decente, sino de desprecio radical al Derecho de un Estado de Derecho, empezando por el Derecho penal. Mienten día tras día, se contradicen sin rubor, intentan matar al mensajero (la andanada de reproches que le cayó a El País por las fotocopias le toca ahora a El Mundo por los originales, es para morirse de risa y de tristeza) y desacreditar a los jueces, niegan o tergiversan la evidencia patente de su rapacidad, fingen indignación ética cuando se revela a los cuatro vientos su indecencia y su doblez. 

        Pero no es sólo eso, si solamente fuera eso aún habría esperanza. Lo más desolador es que los silencios de Rajoy ante la evidencia de su propia deshonestidad y la de tantos de su equipo indican que trata de hacerse impermeable frente a todo reproche moral posible. Ésa es la lección que nos está dando Rajoy y eso es lo que esta sociedad va a aprender para siempre si a Rajoy le sale bien la jugada: que puedes hacer lo que quieras con tal de que ni te sonrojes ni te disculpes y siempre que legal y penalmente salgas indemne. Que para la política no hay más regla que la del poder y que toda moral social se estrella en sus altas murallas y sus caras de granito. Todo vale cuando no me vencen, no hay reproche posible ni aceptable más allá del reproche jurídico-penal, y por eso si no hay pruebas suficientes para una condena penal o si los delitos están prescritos o si no es de naturaleza penal mi ilícito, aunque sea una radical asquerosidad lo que yo he hecho, puedo presumir de ser virginal e inocente en todos los órdenes, angelical y puro, triufador inmaculado y justo.

            Si Rajoy sale bien librado después de que a cualquier observador mínimamente imparcial ya no le pueden quedar dudas de que él y los suyos cobraron sobresueldos en dinero negro y favorecieron el cohecho y toda la corrupción posible, de que mintió él y mintieron los suyos día a día y hora tras hora sobre sus relaciones con Bárcenas y sobre tantas cosas, si Rajoy y su partido, así y sin cambiar nada ni despeinarse y manteniéndola y no enmendándola, ganan las próximas elecciones, aunque sea por poco, si vuelven a tener ocho o diez millones de votos, será señal definitiva de que este país se ha acabado y ya jamás y de ninguna manera vamos a salir del fango, a dejar de ser fango, indecencia en perpetua consumación, corrupción congénita e irremediable.

            Rajoy y el PP, y no sólo ellos, son en este instante unos corruptores. Unos corruptores mucho más dañinos para el futuro de nuestros hijos que el más feroz de los criminales. Salvando las distancias que haya que salvar y tomando la comparación nada más que en lo que valga, me pregunto y pregunto al amable lector: ¿acaso con la corrupción, el dinero negro, la ilegal financiación del partido y la inmoral financiación de las personas está haciendo Rajoy algo distinto de lo que hace Miguel Carcaño con el cadáver de Marta del Castillo? ¿Acaso unos y otros hacen cosa distinta de marear la perdiz, tratar de despistar, escurrir el bulto y reírse de todos nosotros en nuestras propias narices? Hoy, que no tuve tratos con Bárcenas; mañana, que sí pero que poco; al día siguiente, que le escribía correos afectuosos pero para no sucumbir a su chantaje... Puaj. Hoy, que nunca hubo sobres con  billetes; mañana, que sí, pero que pocos; pasado mañana, que muchos, pero que eran para obras pías... Hoy, que son fotocopias y que no valen; mañana, que son originales, pero falsificados; al otro día, que se trata de documentos auténticos, pero que no prueban nada; cuando la prueba sea incontestable, que el delito prescribió y que, además, cobraron en legítima defensa y los empresarios que pagaban obraban en estado de necesidad...

            Yo qué sé. En verdad, la letra importa muy poco. Lo espantoso y dañino a más no poder es la música, el ejemplo, esa perversa melodía de inmorales y anómicos haciendo su apostolado polvoriento, acorralándonos, desmoralizándonos, en todos los sentidos posibles de la expresión. Estamos a su merced y no tenemos fuerzas para resistirnos y sobreponernos a ellos. Quedan nada más que unos pocos jueces valientes. Será por poco tiempo, ya los van rodeando también. Esto es un estercolero y se reserva para los gusanos el derecho de admisión.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Aún compartiendo groseramente lo expuesto yo avanzaría algo que me parece importante sobre la política y los políticos: las sociedades de la información ya han muerto y se han visto sucedidas por las sociedades del espectáculo pero ha sido un cambio muy sutil y cuesta convencerse de ello.
Solo desde este prisma, el frotamiento permanente, la sonrisa perfecta, alcanzo a entender, siempre groseramente,la actualidad y sus pausas publicitarias.
El poder, digo yo que será, el poder y su eterno empeño por controlar la vida desde sus recipientes, lugar común del Derecho o un señor de Cuenca según sople.
Visto así, la política solo es otra forma de pornografía. Ahora que si te pone, pues que te va poniendo pero yo a Kelsen, o a Kant, no los veo en este anuncio de cerveza; como no veo a Delibes y su lakmé en el Ibiza mix.

Otro saludo.

Ararat Isayan dijo...

Le quería preguntar una cosa. ¿Acaso es ahora cuando más se aprovecha el beneficio de tener mayoría absoluta en el Congreso? Es decir, la mayoría absoluta, que a mi juicio, en una Democracia es más que cuestionable, hace de colchón para cualquier "problema imprevisto", actúa como escudo frente a cualquier mecanismo de control que podría haber sobre el Presidente del Gobierno u otros altos cargos del Ejecutivo. Llenándose la boca con la democratitis, los de la mayoría absoluta siempre gustosamente ofrecerán la posibilidad de "si no estáis de acuerdo, vamos a votar, vamos, vamos, que así fijo que ganamos". Y eso porque, ahora mismo se habla de una posible moción de censura a un Presidente de Gobierno. El problema es que aunque éste esté hasta las cejas metido en la mierda, la sagrada votación hará que ni la moción ni cualquier otro mecanismo de control parlamentario prospere. He aquí el fallo de un sistema democrático imperfecto.

Anónimo dijo...

La sociedad modernizada hasta el estadio de lo espectacular integrado se caracteriza por el efecto combinado de cinco rasgos principales que son: la incesante renovación tecnológica, la fusión económico-estatal, el secreto generalizado, la falsedad sin réplica y un perpetuo presente.

Todo se vuelve represión, farsa, mentira magnfificada espectacularmente, falsedad interesada circulante y sectaria, sin posibilidad de contrarréplica, salvo desde la marginalidad.

Anónimo dijo...

Todo se vuelve representación, representación ( me falló el subconsciente ), representación, tan solo puesta en escena diciendo hoy cosas que desdicen lo que dije ayer y que desdecirán lo que tengo que decir mañana a tenor de la bola de nieve,...

unediano sin causa dijo...

El problema es que los medios no informan solo están al servicio del partido de turno.
Las Cámaras representativas no tienen ningún tipo de sentido, ya que, han perdido toda razón de ser debido a que los debates no sirven de nada, los diputados y senadores votaran lo que les indica su partido y se pierde cualquier rastro de pensamiento propio o crítica.
En cuanto a la corrupción es triste ver que la gente no se rebote aún más cuando el partido al que ha votado esta inmerso en un caso de corrupción y me dan igual las siglas.

Un saludo
Dejo un vídeo de un impresentable
http://www.huffingtonpost.es/2013/07/16/miguel-angel-rodriguez-sobresueldos-hipocrita_n_3603459.html?ncid=edlinkusaolp00000003

Exliado dijo...

Profesor Garcia amado, nadie le supera en retratar la españolísima ley del embudo. 

En momentos como este, siento vergüenza de llevar un pasaporte español en el bolsillo y alivio de vivir fuera del país.

En su momento ya se vio que Andalucía está perdida irremediablemente. Ahora veremos, dependiendo de la reacción publica, si el resto de España debe ir al cubo de la basura. No hablo de entes abstractos sino de ciudadanos individuales que componen la sociedad y participan de su inmundicia.

Prácticamente todos los partidos políticos están podridos hasta la médula. Ese es desde luego el caso del PP y del PSOE, que además de corruptos no toleran la menor disidencia interna. Prueba de ello son personajes condenados al ostracismo como Joaquin Leguina y Alejo Vidal-Cuadras, que critican sin pelos en la lengua (lean sus blogs) la falta de integridad y de democracia interna en sus propios partidos. A no ser que los partidos sufran una catarsis porque el "pueblo" se lo exige, es mejor que la gente decente vaya pensando en hacer las maletas.

un amigo dijo...

Ojo, comentaristas; no caigamos en llamar "democracia" a cualquier tinglado donde haya elecciones generales cada x años. Es condición necesaria pero no suficiente.

Aquí tenemos desde hace mucho tiempo, 35 años para ser precisos, un problema estructural de envergadura, que ha sido denunciado repetidamente: falta de separación de poderes. Esos problemas hay que intentar resolverlos en tiempos tranquilos, no en los turbulentos. Por supuesto que una moción de censura no va a prosperar dentro de un poder único. Tiene las mismas posibilidades que pedirle a Rajoy que se arrodille delante de las cámaras con una toalla atada a la cabeza, se quite la camisa y se abra el vientre con un cuchillo jamonero.

Pero también lo de la separación de poderes, siendo un problema grande, se limita a ser una condición necesaria y no suficiente.

Desde hace mucho más tiempo aún, no me atrevo ni a ponerle fecha, tenemos un problema de mucha mayor entidad: no tenemos un número ni remotamente aceptable de ciudadanos plenamente desarrollados como tales, es decir, capaces de pensamiento autónomo. La idiotez e hipocresía que denuncia el anfitrión de estas líneas es eso, a fin de cuentas. Y sin suficientes ciudadanos con los que llenar el contenedor, la comunidad política simplemente no existe, no cuaja.

Hasta que no los desarrollemos, no habrá democracia. Democracia es un proyecto (con tintes utópicos siempre más marcados, en España y no sólo), y no una vacía y autocomplacida (o disgustada) autodefinición.

Pero no se dejen llevar por pesimismos: miren a las encuestas del CIS. Este es el mejor momento, con mucho, del proyecto de democracia española. Se han caído brutalmente los palos del sombrajo. El palo del crecimiento y del bienestar, el palo de la progresía, el palo del conservadurismo, el palo de las instituciones... Y seguimos contando.

Yo disiento, estimadísimo mi señor Don García: tenemos al timón el mejor (calificativo relativo, como bien sabemos) de los presidentes de la imperfecta democracia española, tenemos al Gran Didacta, que generosamente está enseñando a las masas con su personal ejemplo, con su historia de vida. Precisamente porque no tiene las mañas pérfidas que otros predecesores tuvieron para esconder sus atroces miserias, y las de la casta que los sostiene. Está enseñando con el ejemplo - didácticamente hablando, está dejando chico a Don Julio Anguita, que el pobre sólo sabía exponer teorías tan ciertas como secas y mortalmente aburridas.

Nuestro Gran Didacta está enseñándonos a tener asco horrible e insuperable, asco de la casta, asco de la monarquía, asco del tribunal constitucional, asco de los partidos, asco de los empresarios, asco de los gobiernos autónomos y de los ayuntamientos, asco de nosotros mismos. Y no nos engañemos: sólo cuando el nivel de asco supere un indefinido pero ciertísimo umbral, sólo cuando no quede el menor resquicio, ni vestigio, llegará la Gran Limpieza.

Yo, que abrazo siempre las palabras de Horkheimer, "soy un pesimista teórico, y un optimismo práctico", declaro sin sombra de dudas mi optimismo. Estamos más cerca que ayer de donde a fin de cuentas queremos llegar. Lo que los argentinos deben a Margaret Thatcher, lo que los europeos le deben a Hitler y Stalin, nosotros, en nuestro cortijito periférico, se lo deberemos a Bárcenas y a Rajoy. Cañonazos y misilazos más efectivos están siendo los suyos.

Salud,