11 mayo, 2010

Malditos teléfonos

(He mandado este texto de abajo para mi columnilla del jueves que viene en El Mundo de León. Sé que es tema repetido, pero toda insistencia es poca. Además, tiene el valor de que, detalle arriba o abajo, es exactamente eso lo que me ocurrió esta misma mañana).
Estás a punto de hacerle a un amigo la confidencia que a nadie has revelado: que te vas a divorciar, que vas a tener un hijo con la portera, que te ha tocado el gordo de la primitiva, cualquier cosa tremenda. Empiezas: “Mira, resulta que mi vida va a dar un giro absoluto porque...”. No pasas de ahí. Ha sonado el móvil de tu interlocutor, quien, por supuesto, responde. A los cinco minutos vuelve a hacerte caso: “Perdona, chico, era el jefe con sus rollos de siempre”. Retomas tu asunto: “Pues verás, últimamente he estado deprimido y...”. Ahora es un pitido. Tu amigo mira la pantallita y se pone a teclear. Al cabo te lo explica: “Mi mujer, que se retrasa en la peluquería y que no la espere para ir al híper”. Ahora finges tú un súbito apuro y te largas con viento fresco. A la porra. ¿Verdad que a todos nos ha ocurrido alguna vez una cosa así?
Esta mañana entré a tomar un café a un bar de barrio. Cuando me sentaba en la barra, saltó el teléfono del local. La señora que atendía lo tomó y se embarcó en una larga discusión familiar. Me fui a otro bar a buscar mi café, para que hablara tranquila. Como me sobraban unos minutos, decidí comprarme unos zapatos. Mientras me probaba un par, de los caros, al dependiente le vibró el móvil y se puso a charlar con un amiguete. Me despedí por señas, sin comprar nada. Que hable a gusto.
No lo creerán, pero les doy mi palabra de que es cierto: a continuación tenía cita con un médico y durante la consulta nos interrumpió dos veces el teléfono del despacho. El galeno hablaba a grandes voces, colgaba, me pedía que tosiera y me relataba que no lo dejan en paz con papeles y encargos, y mientras yo me ponía la camisa, volvieron a llamarlo y de nuevo contestó y se tiró así diez minutos, dale que te pego con el aparato. Al tiempo, rellenó una receta y me la tendió, indicándome la puerta con el dedo extendido.
No hay derecho. Malditos teléfonos. ¿Por qué el ausente que llama tiene preferencia sobre al presente que nos habla? ¿Por qué, si yo hago cola durante dos horas ante una ventanilla o espero tres meses una consulta médica, no se me da prioridad frente al que telefonea? ¿Por qué ya no quedan amigos que lo escuchen a uno sin enredar con el puñetero chisme?

8 comentarios:

Jacobo Dopico dijo...

Perdona, Toño: era mi podólogo, que no le había llegado la transferencia. ¿Qué decías?

P.D. por cierto: ¡YA TENGO UN MANDO A DISTANCIA PARA POWER POINT! ¡Y CON PUNTERO LÁSER! ¡Rabiad, rabiad, pretecnológicos! Me llamarán "El Darth Vader de Getafe" ;-)

Leónidas dijo...

http://www.applesfera.com/apple/que-merece-mas-la-pena-comprar-algo-de-apple-o-invertir-en-bolsa

estos teléfonos y la economía, que cosas tienen...

Anónimo dijo...

Esto es imparable. Denuncias por qué no tienes prioridad frente al aparatito. Pues bien, de la misma manera las redes sociales, chats y otras tecnologías están sublimando el contacto real y hay gente virtual, sí, mucha gente vive en su mundo virtual que no se pone precisamente al servicio del mundo real. Una vez oi comentar a uno, que su novia salia demasiado, el consejo fue, enganchala a no sé juego online, no recuerdo el nombre. La tendrás controlada, porque no saldrá para nada de casa.

Zoraida dijo...

Perdone el anónimo pero un juego online no es la mejor forma de entretener a tu novia.Olvídense las conversaciones reales se han acabado, y pronto los seres humanos seremos robots, para qué utilizar las neuronas si ya tenemos máquinas que piensan, operan, mejor que nosotros,¿ para qué reunirse para hablar frente a frente si se puede hablar a distancia? ¿para qué vamos a cocinar si ya la comida viene hecha?¿para qué darle un beso a mi novio si puedo dárselo a una pantalla?... y así sucesivamente... Viva la realidad y no la ficción. Enhorabuena sr.García Amado.

Anónimo dijo...

¿que zapatos eran?

Anónimo dijo...

Lo del juego online se refería a que tal juego era tan adictivo que la gente que se engancha esta muy pendiente de despachar prontamente los compromisos de la vida real para dedicar todo el tiempo posible al juego. Se empieza quitando tiempo de quedar con los amigos, ocio real para dedicarlo por completo a la pantalla.Por esa razon la novia ya no saldría a divertirse fuera porque estaría frente a la pantalla y en casa por voluntad propia. El chico lo decía en plan medio broma pero es cierto que los juegos esos son adictivos.

Luis Simón Albalá Álvarez dijo...

Es una vieja discusión la que se plantea en un departamento comercial si hay que dar preferencia al que está físicamente allí o al que te llama por teléfono. Los que dicen que saben, dicen que hay que atender al del teléfono porque puede ser una oportunidad de negocio, que el presenta ya está sujeto. Lo dicen, no sé si será cierto.

Anónimo dijo...

Muy buena la entrada. Es triste que la cosa sea así, pero así es.

Cuando era estudiante en la universidad y acudía a secretaría siempre había largas colas y te trataban mal para cualquier consulta (por ver que eras alumno).

Un diá me aparté de la cola, cogí el móvil y pedí la información por teléfono. Me atendieron nada más llamar y de manera bastante más amable.

Qué cosas