Je, je, je, je. Me parto de risa. Esos mocositos tan mimaditos, tan cuidados, tan exclusivos. Esos a los que ningún maestro o profesor de secundaria puede decirles ni pío, pues aparecen los padres/as furibumbos y dispuestos a partirle la cara al osado enseñante. Esos a los que sus progenitores colman de atenciones, arrumacos y mimitos. Esos a los que nadie, absolutamente nadie, y tampoco los padres, contradice ni contraría. Esos que desde su más tiernos años amargan a cualquiera que caiga al lado de la ejemplar familia en un restaurante, un asiento de tren o avión o una sala de espera de la seguridad social. Pues esos maleducados, tiranos, déspotas y odiosos chiquitines al fin han decidido revolverse contra los causantes de su condición infrahumana y de su talante de monstruos repulsivos: ahora les pegan a sus padres. Je, je, je, je.
Me imagino a tantos padres tratando de protegerse con la colección completa de "Cómo ser padres chachis" o de "Tu tontito y tú", o invocando con voz trémula las consignas TFE (tolerancia familiar extrema), o preguntando a sus retoños, compungidos, por qué no les apetece más ver otras diez horas la tele que golpearles a ellos.
Ya me imagino los kioskos y tiendas de dentro de pocos años. Facículos sobre "defensa personal frente a hijos" y sobre "curas y apósitos para mamás heridas". Puertas blindadas y antimortero para habitaciones paternas. Cursos de primeros auxilios para padres atacados por sus criaturitas divinas-mira-qué-ricura-de-hijo-de-puta-chiquitín-es-igualito-a-ti.
Y los pedagogos seguirán erre que erre: aguanta, papi, no frustres la creatividad del chaval. Reprimir sus agresiones puede causarle algún trauma psíquico irreversible al muchacho. Él, el pobre, sólo pretende con sus golpes proyectar su hondo sentido creativo. Cada leñazo que te propina es un paso en su proceso de maduración multifacética y supercalifragilística.
Y digo yo, ¿cuándo toca empezar a zumbarles a los catedráticos de pedagogía? No digo a los pobres maestros y profesores de ESO o lo que sea, digo a los artífices de la demagogia pañalera, a los tontainas que siguen diciendo supinas bobaditas ideales de la vida y que son los causantes últimos de que hayamos llegado a alimentar a estos mamarrachos pequeños que van a convertir el mundo en una definitiva porquería en cuanto los dejemos crecer y los multipliquemos un poco más. No, lo pregunto porque cuando sea el turno de darles unos azotes bien dados a los pedagogos guays me gustaría apuntarme. Le quedan a uno tan pocas ilusiones...
Y que conste que conozco niños y muchachos absolutamente maravillosos, educados, alegres, despiertos, atentos, amables, laboriosos. Pero también conozco a sus padres, claro. Y no son nunca de la especie mi-niño-es-el-rey-y-hay-que-darle-lo-que-pida-pobrecito-mío.
Ojo, no estoy diciendo que la solución sea andar todo el día con la vara zurrándole al rapaz o la rapaza, como hace cincuenta o cien años. Ni ese extremo ni éste; ni violencia paterna ni idiotez paterna, ese es el punto.
Pues me he puesto así por la noticia que viene hoy el el Diario de León. Pinchen aquí encima y véanla, que no tiene desperdicio. Cuenta el fiscal de menores (que, por cierto, es un buen amigo y colaborador de este blog) cómo aumentan vertiginosamente los casos de menores que maltratan con saña a sus padres. Y que sus padres salen corriendo para el juzgado a pedir ayuda para que encierren a la bestia que hicieron.
Y no se pierdan este detalle de la noticia, nada baladí: dice un experto que tales menores no suelen pertenecer a familias desestructuradas, todo lo contrario. La mayoría pertenecen a familias "guapas". Es que me parto. Discúlpenme, ya sé qe no es políticamente correcto ni muy educado. Pero no puedo aguantar la risa. Hace falta un fiscal que proteja a mayores con hijos. Y los GEO.
Me imagino a tantos padres tratando de protegerse con la colección completa de "Cómo ser padres chachis" o de "Tu tontito y tú", o invocando con voz trémula las consignas TFE (tolerancia familiar extrema), o preguntando a sus retoños, compungidos, por qué no les apetece más ver otras diez horas la tele que golpearles a ellos.
Ya me imagino los kioskos y tiendas de dentro de pocos años. Facículos sobre "defensa personal frente a hijos" y sobre "curas y apósitos para mamás heridas". Puertas blindadas y antimortero para habitaciones paternas. Cursos de primeros auxilios para padres atacados por sus criaturitas divinas-mira-qué-ricura-de-hijo-de-puta-chiquitín-es-igualito-a-ti.
Y los pedagogos seguirán erre que erre: aguanta, papi, no frustres la creatividad del chaval. Reprimir sus agresiones puede causarle algún trauma psíquico irreversible al muchacho. Él, el pobre, sólo pretende con sus golpes proyectar su hondo sentido creativo. Cada leñazo que te propina es un paso en su proceso de maduración multifacética y supercalifragilística.
Y digo yo, ¿cuándo toca empezar a zumbarles a los catedráticos de pedagogía? No digo a los pobres maestros y profesores de ESO o lo que sea, digo a los artífices de la demagogia pañalera, a los tontainas que siguen diciendo supinas bobaditas ideales de la vida y que son los causantes últimos de que hayamos llegado a alimentar a estos mamarrachos pequeños que van a convertir el mundo en una definitiva porquería en cuanto los dejemos crecer y los multipliquemos un poco más. No, lo pregunto porque cuando sea el turno de darles unos azotes bien dados a los pedagogos guays me gustaría apuntarme. Le quedan a uno tan pocas ilusiones...
Y que conste que conozco niños y muchachos absolutamente maravillosos, educados, alegres, despiertos, atentos, amables, laboriosos. Pero también conozco a sus padres, claro. Y no son nunca de la especie mi-niño-es-el-rey-y-hay-que-darle-lo-que-pida-pobrecito-mío.
Ojo, no estoy diciendo que la solución sea andar todo el día con la vara zurrándole al rapaz o la rapaza, como hace cincuenta o cien años. Ni ese extremo ni éste; ni violencia paterna ni idiotez paterna, ese es el punto.
Pues me he puesto así por la noticia que viene hoy el el Diario de León. Pinchen aquí encima y véanla, que no tiene desperdicio. Cuenta el fiscal de menores (que, por cierto, es un buen amigo y colaborador de este blog) cómo aumentan vertiginosamente los casos de menores que maltratan con saña a sus padres. Y que sus padres salen corriendo para el juzgado a pedir ayuda para que encierren a la bestia que hicieron.
Y no se pierdan este detalle de la noticia, nada baladí: dice un experto que tales menores no suelen pertenecer a familias desestructuradas, todo lo contrario. La mayoría pertenecen a familias "guapas". Es que me parto. Discúlpenme, ya sé qe no es políticamente correcto ni muy educado. Pero no puedo aguantar la risa. Hace falta un fiscal que proteja a mayores con hijos. Y los GEO.
3 comentarios:
Si menuda paradoja. Unos padres denunciando a sus propios hijos.
Bueno que peguen a sus propios padres no me parece relevante, mejor que quede todo en casa jejeje.
Mejor será eso que manifiesten su violencia fuera de casa, es más dificil de detectar por los padres; padres que tienen hijos superviolentos dentro de casa y son los ultimos en enterarse.
El fenomeno en un caso u otro es el mismo la violencia lúdica.
Y no es tanto que existan padres muy o poco permisivos la causa.
La causa es padres que se las suda el desarrrollo de la personalidad de sus hijos. Compartir vivencias, dialogar, inculcarle aunque sea sus propios prejuicios; oye que ni a eso da tiempo ya. Hijos que no sienten nada por el otro, no se si sabran ponerse en lugar de alguien distinto a ellos. Eso es responsabilidad de los padres.
Iba hablar de los pobres profesores; pero paso, porque joer es entrar entrar en un tema delicado; pobre del profesor que consiga a base de paciencia, mocos en la manga, camisas rotas enderezar asu grupo y motivarlos, pobre de el; que lso chicos se estresan oye dicen las mamas. Que es que el chico solo estudia esto, y esta descuidando lo demás; en fin no se la cosa se me queda grande mu grande.
Asi nos luce (lucirá) el pelo. Pero cuando los padres se quieran dar cuenta de la cruda realidad, será demasiado tarde. ¿Veremos cómo se van incrementando los niveles de psicopatías entre los adolescentes? Me temo que sí...
Bien está la primera y fundamental precisión que hace garciamado dividiendo a los peques y jóvenes en : absolutamente maravillosos y maleducados tiranos.
Los segundos , los tiranos, la solución tal vez esté en que volvamos a razonar y al diálogo permanente. Parece ser que hay padres muy protectores de sus hijos, en la escuela no dejan que el maestro les regañe, en casa los miman, no les contradicen.
Yo no creo que vayan por ahí las situaciones, sino que hay adolescentes y peques a los que suponemos que hay que educar y que en realidad son genios pensantes que no tragan con ruedas de molino y que luchan por la vuelta a la perdida racionalidad clásica.
Vayamos por situaciones. Los pretendidos pobres maestros que no se atreven a corregir a los alumnos porque van los padres y rompen bocas y tal ; no se puede generalizar, eso de romper bocas, ya serán menos roturas y ¿está moralmente legitimado para corregir un profesor de los cojones que puede haber entrado a ejercer con el carnet del sindicato en la boca? ¿son completamente imparciales los profesores?, ¿saben explicar o sólo saben pasar los cursos como si estuvieran en la cárcel pasando días y noches?, un chaval racional dirá : bueno sí, este jeta que pretende dirigirme y orientar mis estudios es esto y esto y lo otro, venga ya, que vaya a mandar a su casa. Y no creo que haya tanta boca rota de profesor, como si fuese tan fácil romper bocas, además ¿la legítima defensa para que está? ¿es que el profesor agredido solo tiene cojones para cobrar la nómina?
El chaval racional dirá, parece ser que hoy lo que manda es el dinero y no la formación intelectual, el jóven no se adapta a la esquizofrenia metodológica que por un lado le dicen : estudia que verás a lo que llegas y tal y eso le suena a cuento chino cuando ve que los que están mandando hoy en día y triunfando en los medios de comunicación son : cantantes con estudios más que elementales y que lloran y tal, actores de cuéntame lo que no pasó y de vecinos de casas que trabajan por salir gritando paz, no por estudiar nada, deportistas que se hinchan a follar y que se lo llevan muerto ganen o pierdan, oyendo conversaciones a sus padres (aunque tengan brillantes estudios)de si compré tal y page un tanto en dinero negro o no le puese el IVA en la factura y me dió tanto y el jóven piensa : esto es de locos, es absurdo que pretendan que yo esté aquí hasta los 16 aprendiendo la capital de Moldavia y el río que pasa por Salamanca, lo de las matemáticas ya les sirve de algo y la física y la química también, pero poco, para contar dinero.
Les pegan a sus padres : según la ilógica de izquierdas será porque algo habrán hecho.
No creo que en ningún caso la culpa sea de alguien que está creciendo bombardeado por esquizofrenías incomprensibles , ejemplo : un militar no puede hablar porque se deduce que puede traer una guerra y un político puede decir lo que quiera porque nunca traerá una guerra, eso para un jóven en formación puede volverle loco porque no es lógico y saca en conclusión que hay una casta, la política, que tiene manga ancha y que si eres de izquierdas con 8 meses pagas 27 años de condena (caso Vera)y si eres un pobre diablo al fiscal (de menores o de mayores)le cuesta mucho llegar a una conformidad; escuchan que cuando Franco bla,bla y meditan, coño, pero si Franco era tan malo y no enterró a nadie en cal viva, estos de izquierdas que asesinaron y metieron en cal viva a dos presuntos terroristas serán peores ... pero de repente les dicen que no, que es distinto porque ahora hay libertad , ¿es eso racional?
Yo creo que ya nada nos puede llamar a capítulo, ni que los niños peguen a sus padres, ni que los burros vuelen, que no hay argumentos sino mayorías, que no hay dialéctica sino verdades de la izquierda.
Que un niño le pegó un ostión a su padre, yo le defiendo si no tiene quién lo haga.
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