No gano para preocupaciones. Acabo de oír en la radio unas declaraciones de la Ministra de Agricultura, doña Elena Espín Osa. Tranquiliza al pueblo sobre lo de la gripe aviar. Según la documentada señora, en nuestro país el peligro es escaso, pues aquí, al parecer, ya no quedan aves domésticas en libertad, deambulando a su antojo por prados y caminos. Dice la Ministra que en España ya no hay gallina que no esté convenientemente resguardada en gallineros fortificados. No como en Francia, añade, donde uno va a cualquier pueblo y se encuentra unas ocas vagando libres y antojadizas y clamando a los cuatro vientos por sus padecimientos hepáticos. Tal cual, juro que ese fue el argumento.
Y, claro, a mí me asalta la congoja, pues me pregunto que habrá sido de las gallinas de Ruedes, mi patria querida. Yo me crié allí entre “pites roxes” y gallos omnipontentes, todos, ellos y yo, en idílico estado de naturaleza, en aquel tiempo memorable en que no proliferaban los virus ni las ministras de agricultura.
¿Dónde habrán ido a parar las gallinas y los gallos de mi tierra? No hace ni dos meses me di una vuelta por allí y vi un montón de gallinas picoteando por los senderos. Hasta recuerdo una que, con maternal gesto, cuidaba de su notable prole de pequeños/as pollos/as. Me detuve un rato en casa de Dulce, que es para mí como una hermana mayor. Estaba echando maíz a las gallinas, que, raudas, acudían desde los prados y la huerta próxima, al grito atávico de “pita, pita, pita”. Parecían felices y ajenas a los oscuros presagios que ya revoloteaban sobre ellas, cual milanos.
Está excluida toda posibilidad de que las gentes de mi aldea, con Dulce a la cabeza, hayan decidido sacrificar a sus pitas –salvo la que indefectiblemente sirve de tributo gastronómico el día del patrono-, y menos aún puedo creer que hayan decidido encerrarlas en guantánamos locales para protegerlas del virus maligno. En Ruedes no se valora más huevo que el huevo libre. Así que, descartada toda sospecha de que la ministrina esté mal informada o piense que las gallinas no son aves sino bóvidos, sólo me resta una hipótesis razonable y consoladora: que las gallinas, dirigidas con pata férrea por el gallo de guardia, hayan decidido pasar a la clandestinidad, a la espera de tiempos mejores. Las imagino excavando zulos en algún monte cercano y acumulando víveres para lo que queda de invierno. Supongo que no tardarán mucho en emitir un comunicado en el que den cuenta al mundo su nueva condición y aprovechen para plantear a las claras su viejo anhelo: la autodeterminación de gallineros históricos.
Yo desde aquí, modestamente, me sumo a su lucha y las animo a que perseveren, pues, si así lo hacen, pronto se avendrá el Ministerio a negociar. Sólo siento que el precio de su victoria tendrán que pagarlo otros: los patos pagarán el pato.
Y, claro, a mí me asalta la congoja, pues me pregunto que habrá sido de las gallinas de Ruedes, mi patria querida. Yo me crié allí entre “pites roxes” y gallos omnipontentes, todos, ellos y yo, en idílico estado de naturaleza, en aquel tiempo memorable en que no proliferaban los virus ni las ministras de agricultura.
¿Dónde habrán ido a parar las gallinas y los gallos de mi tierra? No hace ni dos meses me di una vuelta por allí y vi un montón de gallinas picoteando por los senderos. Hasta recuerdo una que, con maternal gesto, cuidaba de su notable prole de pequeños/as pollos/as. Me detuve un rato en casa de Dulce, que es para mí como una hermana mayor. Estaba echando maíz a las gallinas, que, raudas, acudían desde los prados y la huerta próxima, al grito atávico de “pita, pita, pita”. Parecían felices y ajenas a los oscuros presagios que ya revoloteaban sobre ellas, cual milanos.
Está excluida toda posibilidad de que las gentes de mi aldea, con Dulce a la cabeza, hayan decidido sacrificar a sus pitas –salvo la que indefectiblemente sirve de tributo gastronómico el día del patrono-, y menos aún puedo creer que hayan decidido encerrarlas en guantánamos locales para protegerlas del virus maligno. En Ruedes no se valora más huevo que el huevo libre. Así que, descartada toda sospecha de que la ministrina esté mal informada o piense que las gallinas no son aves sino bóvidos, sólo me resta una hipótesis razonable y consoladora: que las gallinas, dirigidas con pata férrea por el gallo de guardia, hayan decidido pasar a la clandestinidad, a la espera de tiempos mejores. Las imagino excavando zulos en algún monte cercano y acumulando víveres para lo que queda de invierno. Supongo que no tardarán mucho en emitir un comunicado en el que den cuenta al mundo su nueva condición y aprovechen para plantear a las claras su viejo anhelo: la autodeterminación de gallineros históricos.
Yo desde aquí, modestamente, me sumo a su lucha y las animo a que perseveren, pues, si así lo hacen, pronto se avendrá el Ministerio a negociar. Sólo siento que el precio de su victoria tendrán que pagarlo otros: los patos pagarán el pato.
7 comentarios:
Qué mala leche por dios. Pues en la tele dicen que los capones esperan buenas nuevas de la guarona, que saldran los pollitos a tomar el sol, y retozaran por verdes praderas. Qué razon tiene la ministra. La fiebre caviar no problem. A mi me da igual supere en mis carnes la de las vacas sagradas.
Pero lo del pato lo llevo peor. No se si habrá pato o no. Pero lo quees pagar el pato los castellanos y leoneses desde que alguien erigon a esta comunidad como ungida por Dios y defensora de la desintegración de españa.
El paton lo estamos pagando los leones que nos va poner el culo, yo me esfuerzo en cojerle gusto pero no hay manera, como hacer a pelo y a pluma, bueno algun día de tanto intentarlo llegaré a tener un verdadero orgasmo constitucional´.Sentencia TC 89/1984, de 28 de septiembre, hay que poco sabiamos en aquellas fechas, y como influyo en nosotros el dios protector de una fantasma desintegrador. Sin Leon poniendo el culo no habria españa, si está en el himmno que cullons. entre zapatero y pancho villa ta la cosa.
(Fantástico, como siempre.)
Por cierto, esa menistra que usted dice, ¿no será prima hermana de Eduardo ESPÍN Templado, que está en mi Universidad?
(Aunque algo más pelo que el constitucionalista ya tiene, ya.)
Soy Anónimo, "pero ya me conoces".
Las noticias sobre fiebre aviar se multiplican... Llevo unos días sintiéndome atrapado en una interrogante esotérica... No soy amigo de rosacruces, astrólogos de calendario azteca ni horóscopos de TV canal 24 horas, pero... ¿El Apocalipsis anuncia que el final de los tiempos vendrá -no recuerdo bien- de las estrellas, o del cielo? Me inquieta que la predicción pueda mencionar el cielo, pero me inquieta más hacer la verificación.
En cualquier caso, ¿se soterá el AVE?. Lanzo "al vuelo" estas incertudumbres, seguro de que alguien las disipará.
Soy, nuevamente, anónomo, pero "ya me conoces".
Quisiera conocer de los intervinientes sus respuestas a esta interrogante:
¿Se sabe si la paloma de la paz ha contraido la gripe aviar?
querido amigo, el término de la paloma de la paz es una cosa ficticia que hace referencia a las espinas que quitaron a nuestro Sr Jesucristo, las palomas pueden coger la gripe aviar igual que la puede coger el pato Donald.
"la santa paloma
será atrapada nuevamente
comprada y vendida
y comprada otra vez
la paloma nunca es libre"
Soy Anónimo, pero "ya me conoces"
Gracias, Vox Populi, por la respuesta que no casa con la "vox populi".
Pero, ya que va de erudición, repongo la cuestión,
y para esta ocasión,
contestame mañana
la siguiente interrogante:
¿tendrá la "paloma kantiana",
fiebre aviar,
u otra dintinta quizá?.
!Vox populi, no seas tan arrogante!
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