18 marzo, 2006

Botellón

Un frecuentador de este blog que firma como Vosgo y que, por lo que alguna vez ha indicado, trabaja en la misma insigne institución que un servidor, ha colocado por ahí abajo un comentario sobre el asunto,tan en boga,del botellón. Como es tema polémico y nos puede dar lugar a una buena agarrada aquí a unos cuantos, subo a primera plana su texto y me asigno a mí mismo lugar entre los comentaristas.
Nuestros jovenes y la protesta del botellón. Por Vosgo.
Felicito a nuestros jóvenes, futuro inminente de una sociedad cada vez más justa e ilustrada. Me maravillo de su gran capacidad de convocatoria para luchar por las causas más nobles, y además sin dejarse manipular, que tiene aun más mérito. Es que me sobrepasa el gozo que siento al ver cuáto intelectual pulula cerca de mí cuáta cabeza tan bien amueblada y afín a la batida de records, cuánta gente joven (pero sobradamente preparada, que decía el anuncio) haciendo tambalear el actual sistema español de desarrollo insostenible. Y además lo hacen, fíjense bien, usando las nuevas tecnologías, ésas que se basan en pulsar las teclas de un ordenador con el fin de generar información que se expande en un universo de fibra de vidrio y ondas, y que puede intranquilizar la conciencia de un ciudadano a miles de kilómetros de distancia si no acude a la llamada de la muchedumbre. Mientras en Francia los universitarios protestan por la precariedad laboral y llaman la atención mundial usando la violencia, aquí nuestros entusiastas estudiantes, y otros que no lo son, vayan o no a la Universidad, optan por la algarada subversiva y ejemplar del agrupamiento rebañil para llenar de aire un elevado número de botellas que previamente contenían licor y refresco. Si es que así, ¿quién no quiere ir a la Universidad?, ¿quién no desea hacer causa común del abrevaje público y placentero como remedio de la perversión moral del ser humano y de la carencia de cultura que acecha al futuro? Si muchos literatos y artistas han pasado a la historia como unos alcohólicos y juerguistas, ¿con que ánimo puedo yo reprobar a todos estos (ojalá haya excepciones) nuevos ilustrados, mejores literatos, preclaros científicos e insignes artistas que jalean el acto libre y masivo del botellón, aunando la “noble” y gran causa de la universalidad universitaria con las modernas tecnologías, el libérrimo albedrío, la libertad de expresión mal entendida (y peor empleada), el soberbio manejo de automóviles tuneados, la asiduidad a dar la nota, el gusto por el mucho ruido (las más de las veces innecesario)...? Me quito el sombrero ante tal pléyade y pido a la providencia que sean ellos quienes a partir de ahora rijan los designios de la humanidad. Por ello brindo al sol.

4 comentarios:

Juan Antonio García Amado dijo...

Bienhallado,Vosgo.
Pues no acabo yo de tener las ideas claras como para escribir algo ahí arriba sobre este tema. Me produce rechazo lo de la cosa masiva y borreguil del botellón de los chavalitos, desde luego. Pero igual que me produce rechazo ver a las masas berreantes en el fútbol -y el fútbol me gusta, conste- y otras cosas por el estilo. Y debo puntualizar que lo que me molesta es el espíritu de rebaño -debe de ser por mi individualismo, aquí comentado-, no la cosa en sí de la borrachera o el espíritu festivo. Bueno, y creo que tampoco puedo entender que semejante cosa sea una fiesta, la verdad. Pero todo ello será porque me hago viejo. Tampoco mi padre entendía lo de mis tiempos mozos.
Dicho esto, que no es decir nada, sólo me atrevo a añadir que sí, que da pena y dolor y rabia ver a estos jovenzuelos que son poco más que cabestros adocenados, pero que no sé yo cuánta culpa será suya y cuánta nuestra y del medio social todo. La mayor parte de sus padres serán pasotas autocomplacientes o nuevos ricos ideales de la muerte. La mayor parte de sus maestros habrán sido o fantasmagóricos deprimidos o neopedagogos a la violeta. Lo más emocionante que habrán hecho en su monótona y bien cebada vida habrá sido esto de ponerse a eructar en un prado lleno de ovejas como ellos y cristales rotos. Lo único que habrán leído en los últimos años será el prospecto del Prozac que toman sus papis porque, chica, este tren de vida me mata. Lo último sobre lo que habrán reflexionado será sobre las andanzas de cualquier pelandrusco/a habitual de caca rosa o de cualquier cenagal de Telehinco. And so on.
Y a eso súmele que los políticos son una panda de pringaos que se atreven más con los obreretes que fuman que con los jóvenes/as que rompen cosas.
¿Usted ha visto el escrito que ha remitido el rector de León esta mañana a toda su uni? Pide que las autoridades cumplan con su deber. El mundo al revés. Y esta vez, mire por dónde, no critico al rector. Pero tiene gracia. Supongo yo que los municipales andarán ocupados ayudando a las viejecitas a cruzar la calle, y que los nacionales estarán en alguna convención sobre terapias del sabañón. Y no es que preconice yo soluciones policiales ni el palo y tente tieso, pero, carajo, no hace tanto que estaba yo en casa de unos amigos y llegaron los guripas a reñir porque un vecino se quejó de que armábamos bulla.
En fin, lo dejo y sigo pensando. Estoy con usted en que podemos dormir tranquilos -si no hay mucho ruido- y confiados en el brillante porvenir que nos espera. ¿Sabe?, aquí en Nicaragua están las casitas baratas y hay buen clima. Puede ser una solución. Si quiere le miro algo.

Anónimo dijo...

Querido amigo, estoy de acuerdo. Aquí, en Máñaga, hubo reunión botellera y de estulticia espumosa con tapón de rosca.
En fin, más ética indolora, otra ronda de moral con air bag (también para acompañante)y horizonte vital ergonómico.
A tu correo de unileon de adjunto un viejo artículo sobre "Frikis" donce escribí sobre algo de todo esto.

Anónimo dijo...

Casualmente he visto el Informe Semanal de hoy, y varias intervenciones doctas y bienpensantes me parecieron cumbres de hipocresía y de moralina.

En lo sustancial, los chicos tienen razón al ir a hacer botellón. Y si bien no demuestran mucho espíritu crítico (aunque algo haya), sí demuestran ser buenos alumnos, porque repiten fielmente lo que se les ha enseñado.

Se les ha enseñado prácticamente que lo cuenta es el beneficio propio y a las externalidades que las joda un pez. Así que se van a por las copas baratas, y las horas extras de la poli, la limpieza de la basura, y las horas perdidas de sueño de los vecinos, que las paguen "los otros".

Se les ha enseñado prácticamente que se socializa y que se tiene éxito poniéndose hasta arriba de sustancias. Así que a por ello.

Se les ha enseñado prácticamente que la sociedad es una puta y que vale para joderla y no pagar. Así que se van al espacio público (a la puta calle, expresión recia y sincera donde las haya) y lo llenan de mierda, de vómitos y de cristales. Y a dormir.

Y junto a esas leales obediencias que manifiestan, muestran pinitos analíticos que tampoco son desdeñables:
a) es una elección de diversión relativamente menos comercial, comparada con otras más clásicas (ir de copas),
b) es al aire libre,
c) es mucho menos peligrosa, en cuanto pedestre y relativamente estática, que ir en coche de bar de copas en bar de copas.

No siento exagerada pena ni dolor ni rabia por los críos, tampoco. Ya aprenderán. Pocas cosas más didácticas hay que una resaca perversa. Es un procedimiento de selección como cualquier otro. Los que valgan la pena desarrollarán sentido crítico, aprenderán a cuidar del propio cuerpo, aprenderán a usar drogas, aprenderán a hablar de sus sentimientos, aprenderán que lo de vivir juntos con otros bípedos implumes pasa por reconocerse, ponerse en el lugar del otro -incluso desconocido-, y respetarse.

Los que me dan pena, coincido con Juan Antonio, son los padres y educadores y "líderes". El botellón hace añicos su ilusión de controlar a los chicos comprándoles cosillas (en todos los sentidos del verbo comprar, y del sustantivo cosillas) y echándoles un par de sermones aburridos que no se creen ni ellos.

Así que apechuguen con lo que han creado. me temo que a más de uno se le pasó la vida a hacer otras cosas "más importantes", y ha descubierto de pronto que el producto de vuestros espermatozoides y óvulos decide (y vomita) relativamente por su cuenta, o por lo menos pasando de ellos. A pensarlo mejor la próxima vez, se diría en otras circunstancias. En ésta, para muchos, no hay próxima vez.

Anónimo dijo...

¿No le estaremos/estarán dando demasiada importancia mediática al botellón?
Hace unas semanas leía en un suplemento dominical, creo que en EL País, las declaraciones de los responsables de distintos espacios informativos de distintas cadenas, y todos coincidían en que los telediarios ya no eran un espacio informativo, que ahora ya no se podían dar noticias serias ni enjundiosas, que si la información no "divertía" el espectador cambiaba de cadena, por eso los temas de los telediarios eran cada vez más livianos, propios de la sección de sociedad o sucesos: la pasarela no sé qué, el último libro de no sé quién, los peligros a las focas no sé dónde, e incluso si tal o cual cantante ha salido del hospital o si se ha liado nuevamente con no sé quién. A eso se suma el tiempo -impresionante, increíble- que dedican al futbol y a Fernando Alonso, y resulta que los telediarios contienen de todo menos la información que, en puridad, deberían contener.
En esta nueva era de noticias light, esta semana nos ha tocado el botellón, que ni es para tanto, ni para tantos, ni tiene tanta importancia; si acaso es un síntoma más de cómo son (también)algunos jóvenes de hoy. Pero no merece ni muchísimo menos el eco mediático que ha obtenido. Creo.
Ah! También han salido mucho las fallas. Y dentro de poco saldrán las procesiones. Y San Fermín.
Todos temas de telediario, información imprescindible, de esa que crea opinión. Así nos va.