08 marzo, 2006

Más de médicos, esta vez daneses.

A nuestro corresponsal danés, mi hijo, le ha dado la varicela. Y gracias a ella, o por su culpa, tuvo ocasión de comprobar que en el tema sanitario cuecen habas abundantes en todas partes. Me lo contó así, hoy mismo.
Así que me planté en el ambulatorio. Me hicieron dar mil vueltas, y la verdad que menuda mierda de organización... pa que digan de nosotros. Por ejemplo: llego a la ventanilla de información y le pregunto a la señora, muy amableme, eso sí, que mire mi cara (aspecto horrible llena de pústulas, me daba vergüenza salir a la calle) y que a ver si me puede ver un medico. Me dice que coja un teléfono que había al lado de la ventanilla y que marque el 1118. Yo me pregunto que pa qué me hace llamar a no sé dónde si ella está en la ventanilla de información. Por cierto, todo esto a las 7pm, no creas tú que a las 3 de la mañana. El caso que llamo. Sale una de esas odiosas máquinas de "si quiere caramelos, pulse el 1...". Supongo que diría eso, porque estaba en danés. Vuelvo a llamar a la señora. Le digo que muy chic lo del microlarbi este pero que no hablo con ella en inglés por gusto, que es que no sé danés y me sale una cosa en danés. Llevaba ya cosa de 1 hora fuera de casa, incluido espera de bus, viaje en bus, paseíto en el frío, etc., con fiebre y bastante malestar. Me dice que el médico sí habla inglés, lo cual me parece estupendo, pero que sale un contestador automático. Coge ella el auricular y verifica el hecho. Hace no sé qué y ya me dice que ahora me espere. Espero y sale una paisana, que habla en inglés. Y empieza el interrogatorio telefónico con sonido de mierda y la dificultad añadida del idioma y mi malestar. Que dónde estoy, que si soy turista o qué soy, que cuándo nací (aquí el "dni" se forma con la fecha de nacimiento), etc., etc. DATOS TODOS QUE SE PUEDE DERIVAR DE MI "DNI" DANÉS. Les tengo que repetir mi nombre, deletrear mi apellido y decirle a la tipa esa POR TELÉFONO QUÉ ME PASA. Pues oiga, que me siento morir... he venido al hospital por la noche porque pensé que había fiesta. Además como ostento el titulo de galeno pues estoy en condiciones de darme a mí mismo un diagnóstico. Hago lo que puedo por entender lo que me dice mientras un niño chilla por detrás y me dan ganas de matar y de matarme. Me dice "bueno, vete a ñakldjñfasd y espera ahí, que ya notifiqué al médico que estás ahí". "Er... y dañkljfsldafs dónde está?". "Ahí al lado de información". "Cómo dijo que era el sitio adonde tengo que ir?". "djfklañdlfñad". “Er... bueno, pos bien, gracias". Pero qué mierda. ¿No entienden que no tengo idea de cómo va esto y que estoy hecho mierda? por qué este viacrucis innecesario? Vuelvo a "molestar" a la de la ventanilla. "Me han dicho que vaya a no sé dónde a esperar... ¿que es esa sala de ahi al lado?". "Sí, si, ahí. vaya y espere. Espere, ¿eh? espere". Señora, si tanto pregunto es porque quiero saber dónde me van a dar el tiro de gracia, porque no tengo ni idea de cómo va esto, ¿ha notado que le hablo en inglés y tengo bastante mal aspecto, desagradable incluso?
Total, que voy pa allá. Veo que efectivamente cada cierto tiempo sale un médico y da a un display de ésos de números como el de la carnicería. Y efectivamente hay un chirimbolo rojo de coger número, igual al de la carnicería, jajaja. Tras unos cuantos turnos, concluyo que igual es buena idea coger número, pese a que nadie me ha dicho nada. Pero ojo, porque debajo del número-matic ese hay un lector de tarjetas y un cartel en danés. Yo no digo na de que esté en danés, faltaría más. Como si en España tradujésemos las cosas... PERO OIGA, LA DE INFORMACION, INFÓRMEME. A la mierda, yo paso de pasar tarjeta ninguna. Así que me pillo un número y me siento a esperar el 14. Me escama que cada uno que pasa a pillar número pasa tarjeta. Me da igual, a lo mío. Total, llega el turno y por suerte, el médico tenía mis datos ya. Se conoce que la conferencia telefónica al final sirvió pa ahorrarme el numerito del lector. PERO DIGO YO, ¿no seria mas fácil que la de la ventanilla me AHORRASE LA LLAMADA y me dijera "mira, pásate esta tarjeta -porque la que se pasa yo la tengo, es el "dni"- y siéntate ahí", en vez de llama al número este donde te hablan primero en danés con una máquina, luego te interrogan para poder mandar tus datos remotamente y te dicen que vayas a un sitio que no te pueden mostrar porque es POR TELEFONO?. Malas formas, ninguna, en su favor hay que decir. Pero ¿qué sentido tenía todo eso? ¿Y si hubiera estado realmente mal?
En fin, el médico muy majo y todo muy bien. Varicela claramente. Me recetó ajo y agua y, si me pican los granos, duchas de agua fría, literalmente, jaja. Me dijo que sobreviviría y que estas cosas es raro pillarlas de adulto. Pero que mejor ahora que a los 40. No tuve que pagar na (aparentemente) y me fui pa casa igual de pocho pero sabiendo ya lo que tenia y que la cosa iba pa una semana.

3 comentarios:

Protactínio dijo...

Los Erasmus tienen la inconmensurable virtud de demostrar a nuestros alumnos que "lo nuestro" (nuestra sanidad, nuestras carreteras, nuestro caos, nuestra alegría, nuestra universidad) no es nada malo.

(Sólo por eso, merecerían la pena.)

((Si, además, se transforman en año Orgasmus, pues mejor.))

Anónimo dijo...

Lo nuestro es muchas veces muy bueno, tan bueno o mejor que lo de los demás. Y salir fuera para constatarlo debería ser obligatorio.

(Eso no significa que no se pueda/deba criticar lo nuestro: otras veces es muy malo, incluso peor que lo de los demás)

((Lo del año orgasmus también debería ser obligatorio))

(((Y prorrogable a la vida entera!)))

((((Me gustan sus paréntesis, una bonita seña de identidad.))))

(((((Y muy apetitoso su blog: me ha entrado hambre)))))

Un saludo

Anónimo dijo...

Cuidado con la varicela, que puede hacer que tengas un hijo con quien menos te esperas. Me explico.

Varios de mis amiguetes sufrieron en sus carnes indignas un "Sinus Pilonidalis" o Quiste sacro. Es una cosa de mucha risa, un bulto que te sale en la rabadilla y que duele como el remordimiento. Va pegado al final de la columna, y va creciendo, creciendo... Y te lo tienen que extirpar. En mi crapulencia, me he descojonado de ellos, porque recién operados andan muy raros y porque lo que tiene que ver con el culo es de mucha risa en los más sofisticados váteres de instituto.
Por mis muchos pecados, supongo, me salió uno de esos estando en Múnich. Llevaba allí 4 semanas, y mi alemán era comsí comsá (seamos realistas: era totalmente comsá). Al principio pensé que era una herida, un grano, yo qué sé, una cosa pequeñita que dolía mucho. Por distrito me asignaban una Médico Naturista que -atención- me recetó el equivalente a Clearasil Y ME APRETÓ EL BULTO COMO SI FUESE UNA ESPINILLA. Sin siquiera darme un trago de whisky ni una bala para morder, la hija de puta. QUÉ DOLOR.
Durante días me daba yo el clearasil en la rabadilla, punto previo al tránsito de la pérdida del buen nombre de la espalda, pero nada. La cosa empeoraba, crecía y dolía. Ya no podía andar: sólo movía las piernas de rodilla para abajo, como Arévalo contando chistes de mariquitas o como Chiquito de la Calzada. Cuando cruzaba los pasos de cebra, iba tan lento que se ponía en rojo antes de que yo terminara de pasar. Me dije: a la mierda, esto es un quiste sacro. Y me fui al Hospital Universitario.
El semáforo se me cerró cruzando la Max-Weber-Platz, pero llegué al Klinikum Rechts des Isars.
Llegué allí y la cola en admisión era tan enorme que no pude más, así que vi en el organigrama "4. Stock: Chirurgie" y me subí a la 4ª planta por las buenas. Cuando pasó alguien con bata blanca que no tenía pinta de cocinero, me abalancé sobre él, le así de las solapas, le imploré "Hilfe, Hilfe" y le conté en inglés mi triste historia.
Me llevó a una sala y al rato aparecieron dos catedráticos que se trataban entre ellos de "Querido Colega" y hablaban muy serios, pero siempre entre ellos, nunca directamente conmigo. Me tuve que bajar los pantalones en sentido literal y ponerme cual la Venus del Espejo para que los señores facultativos apreciasen el quiste y lo demás en todo su esplendor. Hablaban serísimos y en alemán, pero yo sólo me enteraba de media misa, así que pregunté en inglés, para romper el hielo: "De esto no me muero, ¿no? Jaja---". El fulano más serio de los dos me contesta con cara de palo: "No. Pero se puede morir de dolor si no se opera en 36 horas". Pues eso: que dónde hay que firmar. Muy bien, esta noche ya no cene, le vamos a dejar niquelao. Espero que lo diga en sentido quirúrgico.
Y en ese momento... tachánnnn: el Doctor Fulano descorre las cortinas. Detrás de mí intuyo más que veo a todo 4º B de Medicina contemplándome en mi pose más sugerente, mientras el Herr Kollege les habla de mis intimidades más entrañables en sentido estricto. Todos mirando y tomando notas. Espero que sean notas y no un apunte del natural, porque el escorzo no me favorecía.
En fin. Me lo sacaron. Me operó una cirujana que estaba buenísima, y la enfermera que me hacía las curas estaba aún mejor. Y (cosas de la vida) me venía a visitar una amiga con la que yo intentaba ligar desde que cuatro semanas antes llegué a Múniche... y que hoy es mi mujer. Tenemos una niña que hará 10 meses el sábado.
En resumen, querido corresponsal: si no hubiese sido por la hijaputa del Clearasilschen... ¿cómo habría sido mi vida? ¿Y la de mi hija? ¿Y la de l@s estudiantes de 4º B de la Facultad de Medicina de München, que nunca han podido olvidar mis apolíneas formas? ¿Y la de los conductores que cruzaban en aquel fatídico momento la Max-Weber-Platz, que desde entonces imitan mis pasitos en bodas y bautizos?
Ánimo y no se rasque usted demasiado...