16 marzo, 2006

Muerte en la rectoría.

.-) Que nadie se alarme. Me refiero a la novela de Michael Innes que lleva ese título. En los pocos ratos libres trato de seguir leyendo algo de literatura. Días atrás terminé la novelita de César Aira titulada El Mago. Un peñazo. O yo ya no estoy para literaturas o cuanto más leo menos entiendo, no sé. La inmensa mayoría de los autores santificados por la crítica fetén me parecen unos sosos y unos insustanciales de cuidado. Pero, tranquilos, el defecto es mío, faltaría plus, quién soy yo, señor, para cuestionar el neocanon.
Pues, para compensar y que la lectura volviera a entretenerme en lugar de obligarme todo el rato a preguntarme qué carajo hago yo leyendo esta cosa que-ni-me-divierte-ni-me-enseña-ni-me-da-goce-ninguno, me he metido con una novela negra, un clásico. Y sus primeras palabras me dejan tieso. Son éstas:
"Los profesores y académicos de las universidades de Oxford y Cambridge se cuentan, indudablemente, entre los hombres más morales y equilibrados del mundo. No hacen nada indigno, no obran por impulsos, ni actúan con precipitación. Por lo común, los asociamos con la sabiduría, el desinterés, la actitud siempre distraída y las manías inocentes, que los hacen aún más simpáticos".
Cáspita, casi no paso de ahí. Me quedé pensando si eso tenía algo que ver con los profesores que yo conozco en la tía patria (madre patria ya no hay, ta prohibido por la political correctness, que es una censura nueva y muy mona. Creo que dentro de poco se va a poder decir patria progenitora para referirse a lo que castizamente se denominaba antes la patria chica; pero aún no es seguro), en cualquiera de las universidades de la piel de toro (olé el eufemismo y viva la retórica). Pues va a resultar que no, me contesté a mí mismo.
Bah, a lo mejor el Innes estaba de guasa y tampoco los de allí son tan así; quizá ni siquiera lo eran en 1944, cuando publicó la novela.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El tema del botellón, como cualquier tema de consumo de cualquier sustancia o alimento, en mi opinión, que cada uno haga lo que quiera con su vida hasta que el médico o la vida le aconsejen lo contrario. Es decir, libertad.
Vosgo, los jóvenes protestan en Francia violentamente porque les dejan, ya viste que cuando lo de la quema de coches en los barrios moros de París y otras ciudades, se llenaron los reformatorios y las comisarias pero a la voz de ya y lo que hubiese hecho falta. Aquí en ESPAÑA, la cosa ya sabes que va mal si nuestra policía está enfrente, todos tenemos en la mente el recuerdo de la bestialidad policial en una manifestación de estudiantes, ese desalmado agente de la autoridad que le pegó por detrás un porrazo en toda la crisma a una jóven ciudadana indefensa , que se desplomó al recibir el impacto, por el único delito de ir a una manifestación y encontrarse en medio de desórdenes ; por otra parte ya sabes que a unos militantes del PP (pero pudieran ser de cualquier partido)nuestra policía les detuvo por chillar a un ministro. Por eso lo de lanzarse aquí a la calle a protestar por ideales, se debe hacer, pero te puede salir caro.
Fuera aparte, el botellón, no es un fenómeno de aquí y ahora en esta pretendida Gomorra, que más quisiera yo en el aspecto lujurioso que esto fuese Gomorra, la coartada o la justificación que se escucha es que si las copas en los bares o discotecas son más caras y dan garrafón, tal vez, que en ESPAÑA siempre se ha bebido en la calle, pues sí. Pero el desfase con la priva y los porros y demás tiene un antecedente inmediato, al menos en León, que supongo viniese clonado de alguna parte, y es el siguiente : a los carrilanos (los vagabundos estos que aún se ven durmiendo en algún portal) llegó un momento allá por los años 1985 y ss (con el PSOE en el poder)que no les servían en ningún sitio abierto al público alcohol y se juntaban en la Plaza Mayor en la bancada de piedra que hay adosada al antiguo Consistorio, lugar que yo bauticé como "la moribundería" y se bebían sus litros de vino peleón en cartón e iban a hacer sus necesidades a los tigres que allí existían.
Al mismo tiempo a los 15 o 20 gelipollas que íbamos de golfos/as, nos dió, por la simple razón de molestar, por ir a bebernos (esto ya en botella) litronas al jardín del Cid, al lado de la Ilma Audiencia Provincial y luego para terminar de cagarla a fumar unos porros a la Pícara para que les llegase el olor a comisaría. Ya te puedes imaginar lecheras policiacas, peticiones de documentación y cacheos cada poco y recuerdo que un par de veces nos bajaron en el furgón y todo, no existía tanta sentencia del Constitucional y si la había la desconocíamos, que más daba si a los 20 minutos en cuánto comprobaban que no teníamos nada pendiente otra vez pallá.
Los chavalitos de los institutos al ver esos telares y las risas que nos pasábamos, como pringaos pensarían, esto enrolla (era como se decía antes esto mola)y la clonación , muy poco a poco, se fue realizando. Por supuesto que estos chicos sólo querían imitar eso, las risas, el jolgorio, cuando llegaba la ley no se solidarizaban, desaparecían y alguna vez cuando escaseaba el dinero nos tuvieron que invitar como de buen rollo, con talante, ellos ponían la sonrisa y nosotros la cara dura, como ahora hacen otros (todo es pendular en la historia, dicen algunos).
Al poco estuve de " largas vacaciones" o "trabajando en Londres" como queramos decir y a la vuelta convencí a los golfos de que había más ventajas y menos inconvenientes (estaba en un error absoluto)si caían en nuestras manos un par de discotecas y un buen mayorista, los que me siguieron, la ruina y los que no también. Fue como la maldición de la Audiencia Provincial.
Ahora ya como la izquierda ha entrado en el botellón se ha producido la definitiva escisión, en el parque del Cid y en el de San Francisco quedan los 10 yonkis de metadona con su litrona y dos porros para todos y los otros 8000 tecnólogos (estudiantes o no estudiantes)pues detrás de Industriales o en Papalaguinda o dónde sea.
Mira que soy tocacojones, ayer me encontré a unos siete jóvenes, todos maromos, antes íbamos más mezclaos para mí era inconcebible salir todo tíos en pandilla como la banda del moco; iban con su atuendo antinazi y antiglobalización ya sabes el careto del Ché, etc ..., frené la moto y a reflexionar toca : con lo que os vais a gastar hoy aquí quitabais necesidades en bastantes casas. No creo que reflexionaran mucho, más bien a las dos o tres horas estarían como para solidarizarse con los jóvenes parisinos, pero poco.
Apreciado Vosgo, que te has tomado la molestia de analizar el botellón, esta es mi opinión lo que comenzó siendo una necesidad de una pobre gente ahora está bendecido por la izquierda.

Juan Antonio García Amado dijo...

Hola, Vosgo. Me alegra reencontrarlo por aquí. Tenía yo mala conciencia porque desde hace meses le debía contestación a una pregunta, que rezaba más o menos así: que cómo combino lo de ser tan crítico con la universidad y director de un departamento de la misma. Pues porque en ese departamento éramos cuatro gatos y muy, muy amigos todos; nunca hubo un problema y es gente casi toda que trabaja y no hace capulladas. Pero hablo en pasado porque ya se acaba, nos lo suprimen y lo refunden, con lo que no volveré a dirigir más y ganaré en coherencia y (aún más) libertad. Para colmo, en la última reunión de directores a la que asistí en nuestra santa casa nostra me retifiqué en una vieja impresión: una panda de cabestros, sin remisión ni excusas.
Así que aire y a otra cosa, mariposa. Rompiendo amarras. Que cada perro se lama su culo. Como decía aquel viejo compañero machista, yo ya tengo las hijas casadas. Lo que quiere decir que todo lo que más me importa no me lo puede fastidar ningún rectorcete ni ningún consejo de gobierno. Y mi moral profesional es mía y, con ella, procuro ser honesto con los alumnos y seguir estudiando e investigando un poco. Pero lo hago por mí, no por la sucia institución que no lo merece y que, además, los prefiere putos y viciosos.
Saludos cordiales.