11 marzo, 2006

20 horitas y... en Managua





Sí, veinte horas de nada.
El avión primero sale de León cuando aún no ha amanecido.

En Barajas, la T4 impresiona. Una auténtica obra de arte. Eso sí, hay que tomárselo con buenos márgenes, pues se hace más larga que una clase magistral a un estudiante consentido.

En el vuelo Madrid-San José compruebo por enésima vez lo que les gusta a los latinoamericanos destrozar cualquier comida acompañándola de coca-cola. Da igual que les ofrezcan vino blanco o tinto, ellos firmes en su coca-cola, y eso cuando no tienen cosas peores, como la gaseosa Postobón con sabor a fresa. Ideal para acompañar carnes o pescados, puaj.

Llego a Managua ya oscurecido, a las siete de la tarde, hora nicaragüense, a las dos de la madrugada en hora española.

Managua desde el aire da fe de su extensión. Paseándola en coche no se aprecia, pues las casas se esconden tras los árboles y se agazapan por temor a los terremotos. Camino del hotel, paso por la Zona Cero, fantasmagórica, pues apenas se ha vuelto a construir en ella, salvo algunos edificios oficiales, ya que está en la misma cresta -o como se diga- de la falla asesina.

Al salir del aeropuerto había como un olor a establo, palabra. No lo digo porque sea mala cosa; al fin y al cabo, allá por nuestros lares también suele oler a podrido.

Mañana estoy libre y trataré de hacerme una escapada a León -mira por dónde- ciudadad colonial que no me dio tiempo a visitar en la anterior ocasión en que vine a dar a estos amables andurriales.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una sensación de rabia recorre mi cerebro, me cuentan que ayer en un reportaje televisivo se veia a españoles de "tercera regional" ocupar ¿viviendas? vacías en barrios deprimidos de ESPAÑA, Sevilla, Cáceres, ...
No me cabe en la cabeza la insolidaridad y el desparpajo que tenemos, que no nos importe lo que tenemos aquí al lado, la miseria y las dificultades de nuestra propia gente ; no puedo entender que jóvenes se pongan alrededor del pescuezo un trapo palestino y protesten por las condiciones de vida en Palestina y no se les ocurra gastarse un poco menos en botellones y porros y dar algo a estos cientos, que no son la excepció, de españoles necesitados.
No me explico que clase de entrañas hay que tener para proclamarse comunista o socialista y permitirse ir de vinos y hablar de fútbol y hablar de una nueva sede política al máximo lujo,o de donde van a ir de vacaciones mientras cucarachas como puños conviven con nuestro pueblo que sólo alcanza a balbucear "pos asín vivo" o "de aquí en la caja me sacan".
No me importa nada el resto del puto mundo , ni si en Iraq torturan a diario, ni si embargan a Cuba, ni si los tanques aplastan a 10.ooo palestinos diarios, que me la suda, que hay españoles que no viven decentemente por el simple dato de ser pobres y los rojos embadurnando paredes con el rollo de mata nazis y creo que la periodista que hacía el reportaje al despedirse de mi gente, de mis paisanos, de esa madre jovencísima con barriga de cuatro meses, niño de tres años a su lado con trapos que ni del reciclaje de Reto y manada de crios malcalzados entre los que se encuentra su otro hijo de seis años, dice : ¡que tengáis suerte!, Olé su coño socialista, a ver si tiene decencia la vicepresidenta de la Vega de ¿vestirse? con los trapos de esas españolas y bailar unas rumbas a la pena , por mi libertad que creo que eran infames, las negritas de Níger o de cualquier país tercermundista visten mejor, palabra.
Estoy de muy mal rollo profesor a ver si veo a nuestro optimista presidente y nos dice que ese reportaje era el comienzo del fin de la miseria.
Y luego sensiblerias cuando llegan los negros y los moros con hipotermia de patera cuando tenemos en los barrios para tirarnos de los pocos cojones que tenemos y del asco nauseabundo que debemos dar a nuestra pobre conciudadanía marginada.

Juan Antonio García Amado dijo...

Olé su cabreo, anónimo. Pero no me diga que necesita un programa de televisión para enterarse usted, sí, usted, de cómo está el patio y de cuánta miseria queda por más de un barrio de nuestras ciudades llenas de abundancia y especulación. Y tampoco me va a decir que son peores para el caso ésos que se proclaman rojisimos que los que se lo montan de conservadores de toda la vida y amasan y amasan fortuna y luego descargan conciencia los domingos en misa de doce y abrigo de visón. Los primeros añaden la contradicción entre su proclama de justicia social y su praxis, en eso tiene usted todita la razón. Pero, ¿y esos que no se pierden novena y afirman con cánticos su amor al prójimo y luego explotan hasta la extenuación al que pillan, y etc., etc.? Ya sabe que yo disfruto aquí dando leña a las frivolités como la que usted menciona de la De la Vega haciendo el chorras con las vestimentas de las africanas pobres, pobres africanas. Pero los del otro lado tampoco hacen mucho más por la causa del bien que no sea el bien de su bolsillo. Seamos equitativos. A cada uno lo suyo. Así que palo para todos.
Lo que tenemos que hacer es preguntarnos cómo podemos sanar esas injusticias que usted menciona sin caer en maniqueísmos, demagogias o puros excesos verbales.
¿Sabe? Hace tiempo que le doy vueltas a un post que no me sale, y que versaría sobre si es necesario hacerse pobre para ayudar a que haya menos pobres. A ver si seguimos pensando en la cosa. Usted diría que sí, me parece. Yo creo que no, pero hay que afinar en el argumento, y no acabo de pillarlo bien.
Salud y buen domingo. Ah, y libertad, por supuesto.