19 mayo, 2012

Batracios reales



Esta es la foto oficial del encuentro de reyes en el palacio de Windsor con ocasión de que la Reina de Inglaterra lleva sesenta años ejerciendo de eso sin que se le altere el cardado. Falta la Reina de España, que es griega, miren qué pérdida. Como somos de lo más chulo, no la mandamos a esa feria de muestras coronadas porque pasa no sé qué en Gibraltar y a lo mejor un día de estos declaramos la guerra a la pérfida Albión y morimos de fuego amigo. 

A un servidor casi lo alivia que no se vea rastro real hispano en esa foto. Porque vaya tela de gente, menudo ganado granado. En el ABC, diario monárquico hoy muy ofendido, repaso los nombres de los fotografiados y mi asombro se incrementa. Además de los de por aquí, Isabel de Inglaterra, Beatriz de los Países Bajos, Carlos Gustavo de Suecia o el Príncipe Alberto de Mónaco, a todos los cuales conocemos de toda la vida gracias a Hola, hay otros tipos que me dejan patidifuso. Por ejemplo, el rey de Suazilandia, el de Tonga y el de Lesoto (¿alguien sabe dónde están Suazilandia, Tonga y Lesoto, monarquías como nosotros?), el Príncipe Heredero de Yugoeslavia, que no sé cuándo va a heredar ni qué, pues Yugoeslavia ya no existe, o el "Gobernante Supremo (Rey electo) de Malasia". Este último es el pequeñito que está en primero por la derecha en la segunda fila. ¿Se puede ser rey electo? ¿Desde cuándo? ¿Cada cuánto se elige? ¿Lo elige Franco o lo escoge la gente? ¡Qué lío!

Pero lo más real de la realeza, lo que reina entre las monarquías son los jeques. Ah, eso es harina de otro costal, oro (negro) en paño. A esos seguro que la Isa no los invita por su rancio abolengo y porque su árbol genealógico se pierda en la noche de los tiempos y en el rigor de las batallas. No, esos son tan plebeyos como yo y bastante más zafios, pero con un pastón y harenes de lo mejorcito, amén de defensores de los derechos humanos y partidarios del racionalismo y la Ilustración. Como todos los reyes y reinas y príncipes y princesas, pero más todavía, una pasada. Ahí los ven y fácilmente los reconocerán porque van vestidos de sí mismos, el Príncipe Heredero de Abu Dhabi, el Príncipe bin Nawaf Al Saud de Arabia Saudí, el Emir de Qatar o el Príncipe Meryem de Marruecos. Ah, y Abdalá de Jordania, que creo que es el que está casado con una maciza cuyo nombre ahora no recuerdo, la Leti jordana.

¿Esta gente de qué hablará mientras come o se toma una cerveza? ¿Sabrán hacerse el nudo de los zapatos? ¿Dirán bobadas cuando se pasan con los vinos, tal como me sucede a mí? Y más digo, con el ruego de que se me disculpe por el atrevimiento: ¿los reyes y reinas y príncipes y princesas hacen caca? ¿Y se masturbarán o tendrán personal para todo? ¿Cuántos elefantes habrán cazado, más o menos, entre  los reunidos en Windsor alrededor de la Isabel eterna? ¿Las reinas se depilan? ¿Cuánto? ¿Usan bidé las reinas? ¿Ellos se sacuden las gotitas últimas como el común de los varones?

Yo qué sé, son curiosidades que a menudo no me dejan dormir. Al toparme con esta foto retornaron tales inquietudes intelectuales y hoy me siento desasosegado, me toco la testa y me pregunto cómo sería mi vida si hubiera nacido en palacio en lugar de en Ruedes y si me gustaría. Creo que no y que me mosquearía bastante la vecindad de tanto jeque que seguro que financia la fiesta y se trae unas modelos para la noche sin que la tía Isa le reproche nada. Porque donde pago cago, como decimos los bestias de mi pueblo.

Bueno, que les vaya bonito. Alzo el roncito con hielo que me he puesto para recibir la noche y brindo por el rey de Tonga y por el tongo universal. ¡Salud!

PD.- Tengo entendido que si un cualquiera del arroyo besa a uno de estos seres coronados, el que recibe el ósculo vuelve a su ser y se convierte en rana, con gran alegría de los depresadores de ranas. No sé, probemos.

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