12 noviembre, 2009

Estúpidas campañas

Dos cosas nos están haciendo mucha falta. Una, que cesen las campañas bobaliconas que confunden el progresismo con las témporas y que muchas veces sirven para lo contrario de lo que supuestamente pretenden. Y otra, que de una maldita vez aparezcan intelectuales que analicen los significados profundos de estos fenómenos propagandísticos y mediáticos al margen del maniqueísmo imperante y de tanta vulgata para oligofrénicos de marca.
Dos casos, entre muchos, merece la pena comentar. El primero es el de esa campaña que supuestamente busca la igualdad “genérica” y el combate del maltrato de las mujeres por los hombres, de algunas mujeres (demasiadas, es cierto) por algunos hombres. Hoy iba en mi coche y casi me la pego por quedarme mirando un cartel que contiene la inscripción “De todos los hombres que haya en mi vida, ninguno será más que yo”. Memez. En letra más pequeña viene la expresión “maltrato cero” y se pone, como firma o algo así, “maltratozero”, con Z de Letizia. También podría ser “maltrato Zerolo”. La zeta es la letra de moda, como en “zeja”. ¿Será publicidad subliminal? Posiblemente.
Hay una página web donde un montón de mujeres repite la frase aquella y otros tantos hombres dicen lo de que ninguna mujer que haya en su vida será menos que ellos. ¿Qué diablos tiene que ver el ser más o ser menos con el maltrato? En mi vida, en la mía, hay un montón de mujeres y de hombres que han sido y son más que yo; o otros y otras son menos que yo. ¿Debí o debo dejar que los primeros y las primeras me den unos azotes y puedo dárselos yo a los otros y las otras? ¿Qué tiene que ver la velocidad con el tocino? ¿Acaso el que maltrata a su pareja es más que ella? ¿De eso y nada más que de eso depende ser más o ser menos? ¿Y qué significa ser más o ser menos que uno? ¿Sólo computan aquellos con los que nos encamamos? Por favor, por favor.
Ah, y por cierto, por qué no sale una mujer diciendo que de todas las mujeres que haya en su vida ninguna será más que ella, y un hombre proclamando lo mismo de los hombres de su vida. ¿Se discrimina a los homosexuales o es que sólo hay violencia en las parejas heterosexuales? ¿También esto será subliminal?
Mucho me temo que con esos planteamientos no se ataca, sino que se ratifica, la mentalidad de los que se dan a la violencia en la pareja y la familia. Yo puedo estar emparejado con una premio Nobel, sentir humildemente que en ciertos aspectos es más que yo y no pensar para nada que por verlo así me va a calentar las posaderas sin mi consentimiento. Y a la inversa. No somos todos iguales, se mire por donde se nos mire, y el problema de la violencia en pareja no depende de las diferencias, sino de las maneras de entender el sexo y las relaciones de pareja. La manera de fomentar la autoestima de cada cual no consiste en convencer a cada uno de que no es menos que nadie, sino que lo que hay que separar es lo uno de lo otro.
Se da una asimetría en los mensajes de esa campaña que tácitamente refuerza el estereotipo de la inferioridad femenina. Ya puestos, deberían aparecer también mujeres que expresaran que ningún hombre de su vida es menos que ellas, y hombres que proclamaran que ninguna mujer en su camino es más que ellos. Como no es así, queda la impresión de que se trata de contrapesar la evidencia de que las mujeres tienen menos peso o valor que los hombres.
En fin, con su pan se lo coman.
El otro asunto tristemente gracioso es el de la campaña extremeña para enseñar a los adolescentes a masturbarse. El acabose.
Conste que mi información sobre esa campaña de la Junta de Extramadura proviene de un periódico y dejo a salvo lo que pueda haber de tergiversación, si la hay. Pero ahí se cuenta que en semejante iniciativa se han invertido catorce mil euros y que la campaña “la desarrolla la tienda de objetos sexuales Los placeres de Lola, ubicada en Lavapiés (Madrid),cuyas tres propietarias, especializadas en ventas al público femenino, han sido contratadas como educadoras sexuales”. Magnífico ejemplo de colaboración entre Administración y empresa, sólo falta que meta baza una universidad y que se financie un proyecto de investigación sobre efectos psicosomáticos del vibrador anal y su reflejo en el PIB o que se organice un curso de innovación docente sobre cómo masturbarse pensando en los repetidores/as. Me fui corriendo -con pedón- a la web de ese sex-shop y, oh sorpresa, en la página de inicio me encuenro con el enlace a la convocatoria de un evento, un “taller de striptese”. ¿Y para quién se creen que se organiza ese taller? Para “mujeres con más de 18 años”. Debe de ser para que no sientan que ningún hombre es más que ellas. Viva la política de igualdad.
También me entero de que hay un blog de la campaña, llevado por esa empresa humanitaria de Lavapiés. Por eso se llama “Los placeres de Lola sexroom”. Me pregunto si esa empresa habrá cobrado por la publicidad o si le pagarán encima. Verán como dentro de nada se entera Garzón de que una de las propietarias es cuñada de un consejero de la Junta de Extremadura y que le han caído tropecientos mil euros por enseñarnos. ¿Por enseñarnos qué? Vean, vean. Pura ciencia. Ahí se entera uno de que el punto G de los hombre se llama punto P, de próstata (a mí me gustaría más que fuera punto Z, de zeja), de que no conviene andar buscándolo sin lubricante (¿no sería mejor con lubrigante?), de que para vivir una sexualidad sana hay que “valorarse” (eso debe de significar no sentirse menos que la gente de tu vida) y “mejorar la relación con los demás” y de que no es imprescindible introducirse por la retaguardia todas las bolas anales, pues cada culo en un mundo. También aparecen unas sexudas disquisiciones sobre si el tamaño del pene o de las tetas importa o no, cuestión apenas tratada y respecto de la que se agradece sobremanera la conclusión de que depende, hay días que sí y días que no. Progresamos adecuadamente y bien está que se invierta dinero público en ponernos al día de los pormenores y los pormayores de los órganos sexuales que, como también se nos explica ahí mismo, no son lo mismo que los órganos genitales, aunque “el uno engloba al otro”. Se les olvidó diferenciarlos también de los órganos urinarios, pero supongo que eso estará al caer.
A mí lo de la educación masturbatoria me da muy mal rollo, pero no por las mismas razones que a Rouco y al sector putero del PP, creo. Hace falta ser un reprimido integral y un cantamañanas de libro para creer que a los jovenzuelos hay que enseñarlos a masturbarse como Dios manda. A los de mi generación y las anteriores nos comieron el coco con que Dios mandaba no hacerse pajillas y que, además de quemarnos en el infierno por manosearnos las partes pudendas, íbamos a quedarnos con la médula espinal hecha unos zorros. Un horror, pero ahora estamos en lo contrario, en el afán por instruir y reglamentar hasta el trato íntimo con uno mismo. No se paran en nada y los extremos se tocan al dictaminar cómo deben tocarse los extremeños. Si a unos y a otros la masturbación les pareciera tan natural como en verdad es, se dejarían de cuentos, zarandajas e historias para no dormir sin aplicarse el tratamiento. Me apuesto una cena a que dentro de poco alguna comunidad autónoma y onanista elaborará un reglamento sobre masturbación y establecerá subvenciones para que los sindicatos verticales y enhiestos se ganen unos cuartos dando cursos a los parados sobre cómo no parar de hacerse pajas bien. Que no se olviden de grabar unos vídeos ilustrativos con el Cándido y el Tocho y así no sólo se dedicarán a darle gusto al gobierno.
Ha declarado a este propósito la ministra de la igualdad rampante que “Siempre es necesario hacer una inversión en educación sexual, en prevención de embarazos no deseados y más información a los jóvenes sobre la sexualidad responsable”. ¿Qué tiene que ver el arte de la masturbación satisfactoria con los embarazos no deseados? ¿Se trata de eso, de proponer ese viejo método anticonceptivo? Creo que ya en tiempos le oí a algún cura del colegio que, como mal menor, mejor una gayola.
Son los de siempre y van a lo de siempre, a mandar en nuestras mentes y nuestros cuerpos. Ahora la sotana la llevan como implante intracraneal. Y pasa lo de siempre: están mal follados/as y sólo se excitan con aparatos, concretamente con el aparato del partido. De cajón.
(Ilustración: Camilo Uribe).

3 comentarios:

Desde la caverna de Platón dijo...

Divertídisimo, profesor.
Le comunico que hemos abierto una revista sobre la enseñanza y sus males en la siguiente dirección: http://deseducativos.com/ y que le invitamos a pasarse por allí cuando a usted le plazca.
Un saludo.

Carmen dijo...

Amén.

Un cordial saludo.

un amigo dijo...

Disiento, oh Juan Antonio: pues veo varias asimetrías importante entre las prescripciones séxofobas (masturbófobas, en lo específico, mas no exclusivamente) de antaño, y la campaña sexófila (masturbófila, en lo específico, mas no exclusivamente) de la Junta de Extremadura (titulada sugestivamente, si mis fuentes están en lo cierto, "El placer está en tus manos").

Básteme reseñar tres,

1) aquéllas eran normativas, ésta parece ser informativa,

2) aquéllas eran represivas (en el sentido de que apuntaban claramente a limitar la gama de experiencias sexuales de los destinatarios), ésta parece ser expansiva,

3) aquéllas alejaban del conocimiento científico, ésta parece utilizarlo.

Sobre el hecho (pintoresco, no lo niego) de que se haya escogido como proveedor de servicios a esa tienda de Lavapiés, pues habría que ver el procedimiento de contratación, que es lo importante, no la razón social.

Buen domingo, y salud,